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Para muchos de sus empleados, la Sede Medellín de la Universidad Nacional de Colombia se convierte en su segundo hogar, pues es allí donde permanecen gran parte del tiempo, pero para Alonso López Hernández, auxiliar administrativo de la Sección de Inventarios de la Oficina de Bienes y Suministros, los campus universitarios han sido su casa desde que nació.

Mientras en 1963 Martín “Cochise” Rodríguez se proclamaba campeón de la Vuelta a Colombia y la primera mujer astronauta, la soviética Valentina Tereshkova, regresaba a la tierra tras una misión espacial, a orillas del río Medellín, en uno de los campus de la U.N. nacía Alonso López Hernández. Desde ese momento, su historia de vida estaría ligada a una Sede que crecía junto a él.

Cuando terminó su bachillerato y acompañado de su padre, esperó hasta que el Jefe de Personal de la época estuviera desocupado para solicitarle un trabajo sin tener una respuesta positiva; fue sólo hasta dos semanas después que recibió la llamada que le abriría, aún más, las puertas de la Universidad, su casa.

“Vivo muy orgulloso de haber nacido acá, de crecer junto a la universidad y de que esta me haya dado una segunda familia, pues el compartir día a día con los compañeros de trabajo nos convierte en una pequeña familia que trabaja en su segunda casa”, comentó Alonso López Hernández.

Cuando aprendió a caminar y posteriormente a correr, lo hizo en los campus de la Universidad, esos que en los años 60 y 70 estaban poblados por unos cuantos bloques, cultivos y vegetación. 50 años después y como quien se niega a dejarse vencer por el tiempo, los bloques y el deseo por seguir recorriendo la Universidad aún siguen intactos.

“Ahora no puedo correr por estos campus ni jugar fútbol por algunos problemas, pero de una manera más calmada los camino y disfruto cada lugar, lo que esta Sede nos brinda es único para trabajar y disfrutar”, expresó López Hernández mientras con su mano señala al azar los lugares.

Y es tanto el cariño y aprecio que Alonso López tiene por la Universidad, que decidió crear un registro fotográfico el cual ha podido contrastar con el paso del tiempo, donde se aprecian algunos cambios significativos en materia de infraestructura de la Sede, en otros, lo único que cambia es el color de la fotografía.

“Esto que he venido haciendo con las fotografías es un respeto a la memoria mía y de la Universidad, lo que me permitió en el año 2009, con ayuda de la sección de Cultura de Bienestar Universitario y de Unimedios, presentar una exposición itinerante en la que la comunidad conoció los cambios que, a través del tiempo, ha tenido la Institución”, agregó López Hernández.

Tras la exposición itinerante, una parte de estas fotografías se encuentra en algunas dependencias de la Sede que exhiben con orgullo el pasar del tiempo en los campus de la Institución.

Este archivo fotográfico se ha convertido en un patrimonio histórico para la U.N. Sede Medellín, pues da cuenta de las grandes transformaciones que ha vivido la Institución en los últimos años.

Y así, una historia que empezó a blanco y negro junto al desarrollo y crecimiento de los campus, hoy toma multiplicidad de colores y se posa junto al progreso de una Universidad que es la casa de todos.

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2 de mayo de 2017