Escudo de la República de Colombia
A- A A+
Un mal manejo de residuos pesqueros pudo atraer a los tiburones tigre al sitio del ataque. Foto: tomada de bit.ly/3LaGhsa

 

Si bien científicos y expertos han manifestado que es raro que se diera y que la hipótesis es el mal manejo de residuos pesqueros que pudieron atraer tiburones tigre, el ataque mortal de uno de estos individuos a un turista italiano en San Andrés (ocurrido en marzo), y el titular de un medio de comunicación que calificó como vil la agresión, son algunos motivos para reflexionar sobre la manera cómo los seres humanos se anteponen a otras formas de vida, una corriente de pensamiento que analistas intentan explicar.

El antropocentrismo concibe a la especie humana “como la medida del mundo”, explica el profesor Andrés Villegas Vélez, del Departamento de Estudios Filosóficos y Culturales de la Facultad de Ciencias Humanas y Económicas de la UNAL Medellín.

Como concepto, dice, el antropocentrismo es algo relativamente nuevo que se podría circunscribir a los últimos cinco siglos: “Para una vida humana eso es mucho, pero en términos históricos y de la especie, es algo de ayer por la tarde, algo muy corto”.

El Antropoceno, la época geológica actual, puede despistar un poco, de acuerdo con el docente, porque es el momento en el que se reconoce la mayor influencia de la humanidad en la Tierra. No obstante, si bien esta puede modificar procesos del ecosistema global —que genera un punto de quiebre en el que se fortalecen posiciones que intentan escapar al antropocentrismo— al enfatizar las interacciones de los humanos con otras especies también lo puede reforzar al hacer de la especie humana algo semejante a una fuerza geológica dominante en el planeta.

De acuerdo con Daniel Jerónimo Tobón Giraldo, profesor del Instituto de Filosofía de la Universidad de Antioquia, la investigación sobre antropocentrismo se ha fortalecido desde la década del 70 con el surgimiento de la ética ambiental, una disciplina que tiene entre sus objetivos fundamentales desmontarlo.


¿Cómo se ve el antropocentrismo en el mundo contemporáneo?

La pandemia por covid-19, enfermedad que se ha considerado zoonótica, ha significado cambios y reflexiones, incluso para pensar en la relación entre los seres humanos, el medio ambiente y si requiere de un cambio, manifiesta el docente Villegas Vélez.

Él expone un caso, que tiene que ver con el antropocentrismo, y para ilustrarlo se remite a las teorías de conspiración que surgieron acerca del origen de la pandemia, lo cual dice que es una característica de esa corriente de pensamiento que ubica al hombre como centro de todo, igual que la tendencia a suponer “que el mundo funciona por voluntades o acontecimientos planeados, cuando realmente la biología ha mostrado lo contrario”.

La “fórmula humana” es una de las posibles variantes de lo que significa la vida en el planeta, “desde una ameba hasta un ser humano. El hombre no es la medida de todas las cosas, cada especie establece un vínculo con la Tierra”, afirma Hilderman Cardona Rodas, profesor de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas de la Universidad de Medellín, quien manifiesta que “el antropocentrismo deriva en no valorar el mundo a partir de la inteligencia sino de la capacidad de sufrir”.

Asimismo, llama la atención acerca de que, desde el siglo XIX, con el Darwinismo social y desde el plano de la antropología, surgió la idea interesante en cómo se construye el concepto de raza que (el filósofo) Michael Foucault plantea como una biopolítica, “es decir una administración de la vida, pero humana y en ese sentido hay discriminación y clasificación de las especies”, dice, pero también que la raza, en términos de genética de poblaciones, no existe.

Tener la concepción de que los seres humanos son la medida del mundo y que, en ese sentido, “no nos importa la Tierra como un todo, lo que se está provocando es una catástrofe en el ecosistema global”, retoma el profesor Villegas Vélez. En tanto, llama la atención sobre la importancia de intentar construir posiciones no antropocéntricas, las cuales se agrupan principalmente en dos: biocéntricas (que atiende a individuos o especímenes) y ecocéntricas (que son más holísticas).

Algo que podría reflejar ambas posiciones, expone, es lo que sucede actualmente con los hipopótamos en el Magdalena Medio: Desde la primera, la vida de los especímenes tiene importancia, y desde la segunda visión, prima salvar el ecosistema.

El profesor Tobón Giraldo asegura que: “el antropocentrismo ontológico, que tiene que ver con que la humanidad sea el centro del mundo y la naturaleza, o el ético, referido a que lo único que tiene valor es lo humano, no funcionan de forma aislada. Son, en realidad, parte de un conjunto amplio de creencias y actitudes e instituciones que garantizan el dominio sobre otros grupos humanos. Es algo así como un nodo en una red de estructuras de justificación que hacen inferiores a los animales, a las minorías o al cuerpo”.


¿Hay cambios?

Si bien Tobón Giraldo considera que la situación relacionada con la visión antropocéntrica ha variado poco a poco en los últimos años, también cree que es desigual en términos de países, grupos sociales e incluso animales: “una cosa es la protección que se le da a perros, gatos y otras mascotas, y otra la que se brinda a gallinas y vacas. En general lastimosamente prevalece la concepción de la naturaleza como recurso que ha de ser explotado”, asegura.

Para el docente Cardona Rodas, las reivindicaciones de la diferencia permiten entender qué está pasando algo, generan manifestaciones con las que queda demostrada la transformación del orden y de lo que significa la verdad. Eso, dice, se ha visto después de dos años de pandemia: “aunque se pretenda que las cosas sean como antes, ya no lo es. Hay una fragilidad en lo humano”.

También él reflexiona sobre estrategias. ¿Son loables u obedecen al antropocentrismo? y se refiere específicamente al reconocimiento de ríos como sujeto de derechos. En 2020 la Corte Constitucional declaró al río Atrato como sujeto de derechos para dar validez jurídica a su protección y conservación. También se ha tomado la misma decisión para los afluentes Cauca, Cocora, Coello, Combeima, Magdalena y Quindío.

El profesor Cardona Rodas afirma que otorgarles este reconocimiento significa “darles una noción relacionada con una persona”, lo que considera como otro punto interesante, en la medida en que “la transformación de esas sensibilidades está asociada a la conformación de lo que concebimos como contrato, en establecer uno con la naturaleza, con los seres vivos”.

La posición del docente Tobón Giraldo es que declarar un río como sujeto de derechos es aún más complejo que hacerlo con los animales. Estos son sujetos de su propia vida, teniendo en cuenta que tienen percepciones, memoria e incluso expectativas, y aunque no tengan deberes morales, sí pueden tener derechos de esa índole. Un ejemplo que expone es el de la orangutana Sandra, reconocida como persona no humana.

Para el docente, la validez de la decisión sobre los ríos depende, por ejemplo, de la concepción que se tenga sobre los afluentes: si para tales efectos son entendidos como mero curso de agua o como ecosistema.


¿Cómo transitar a una visión no antropocéntrica?

De acuerdo con el docente Villegas Vélez, la clave está en transmitir los aportes que la ecología ha hecho desde hace más de un siglo, porque como disciplina académica de carácter holístico piensa en términos de conexiones, relaciones interespecie e intraespecíficas y entre elementos bióticos y abióticos.

Lo dice para resaltar las bondades que existen y que se anteponen al pensamiento antropocéntrico, que explica que, en términos filosóficos es sustancialista, lo que quiere decir que se concibe en entidades aisladas, y que estas tienen valor y propósito en sí mismas.

Al docente de la UNAL Medellín le resultaría interesante, en esa medida, difundir la idea de la ecología en colegios, universidades y medios de comunicación, dado que facilitaría “pensar en relaciones, no en particularidades, y eso en buena medida permitiría comprender más cosas”. Una de ellas, afirma, es el cambio climático, cuya parte del problema es la complejidad de entenderlo, teniendo en cuenta que interactúan varios procesos y confluyen muchos datos.

En ese sentido, el docente Tobón Giraldo, considera que hay mucho potencial en la educación científica y recuerda que “el golpe más fuerte al antropocentrismo en términos teóricos lo dio Darwin hace unos 150 años, cuando mostró que el ser humano tiene muchas capacidades compartidas con otros seres vivos y que a la naturaleza no hay que pensarla como algo creado con un objetivo, sino como una estructura compleja, evolutiva y dentro de la cual la humanidad es apenas una rama más”.

Su opinión es que el aporte se hace también desde la educación, pues está convencido de que “la ciencia debe penetrar también en las aulas de clase, incluso de niveles inferiores de educación y mostrar el conocimiento sobre los animales que hemos ganado durante los últimos decenios; cada vez está más claro, por ejemplo, que las capacidades cognitivas de los pulpos, delfines o pájaros son muy altas y muy cercanas a las nuestras”.

No obstante, para el profesor Cardona Rodas, es válido también generar una reflexión sobre el particular influjo que han tenido los medios masivos, en la medida en que la percepción de peligro acerca de los tiburones, fue la herencia de la imposición de una película.

(FIN/KGG)

16 de mayo de 2022