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De acuerdo con uno de los docentes la normatividad también debe adaptarse al nuevo contexto. Foto: Pixabay.com.

Las dinámicas laborales, explican analistas, son cambiantes según los contextos. No obstante, y por lo menos en Colombia, pensar en nuevas garantías que obedezcan a los procesos virtuales apresurados por la pandemia, no es algo que se esté haciendo, pues la normativa sigue enfocada con fuerza en labores presenciales y, en esa medida, continúan las mismas luchas. Académicos argumentan sobre la situación actual y los retos que representa.

Desde aproximadamente la década del 70 se están viviendo grandes transformaciones en la estructura productiva a nivel mundial, las cuales han tenido fuertes impactos sobre las economías y la organización laboral, debido también a la generación de nuevas tecnologías de información y maneras de relacionarse, de acuerdo con la profesora Laura Carla Moisá Elicabide, profesora de la Facultad de Ciencias Humanas y Económicas de la UNAL Medellín.

En ese sentido, la concepción sobre laborar varía dependiendo de las épocas y del contexto histórico, sociopolítico y del modelo social en el que se encuentren los sujetos que, en integración con otros crean sociedad y organizaciones a través de las cuales buscan satisfacer necesidades y adquirir bienestar, que, como Orlando Vélez Ramírez, profesor de la Facultad de Psicología de la Universidad CES, define el trabajo.

Comenta además que luego del descubrimiento de América y con la aparición del capitalismo se empezó a ofrecer un estilo de vida más libre en relación a las posibilidades de trabajo que tiene el sujeto. De esa manera se comenzó a cambiar el modelo social y a darse las revoluciones industriales, lo cual según el académico también modifica las significaciones que construye la gente acerca del trabajo y de los modos productivos.

En la actualidad, cuando el contexto ha cambiado y el capitalismo también se ha transformado, “se generó una nueva forma de relación con el trabajo. Ya no somos tan gregarios, ni enmarcados en las comunidades encerradas de las que habla Foucault de la fábrica, el colegio, el hospital, la cárcel. Ya somos sujetos más individualizados que enfrentamos una estructura social que sentimos que desde nuestro pensamiento, emoción y comportamiento podemos cambiar la estructura muy influenciada por la psicología positiva y el coaching”, menciona.

Esa visión se genera desde el neoliberalismo, añade, “entonces el individuo ya se visualiza como un ser único que, a partir de sus recursos, sale adelante. Y eso cambia la significación en la relación con el trabajo. Por eso ya no establecen esos vínculos anteriores de obligación. La pregunta ya es por el yo, no por el nosotros, sino por la satisfacción, el disfrute y el crecimiento propio. Eso no es bueno ni malo, son momentos y es lo que se vive ahora. De ahí que a los jóvenes ahora no les interese una vinculación vitalicia ni un trabajo repetitivo, quieren aprender, porque la tecnología, los medios de comunicación muestran un mundo transformable”.

Son conocidas tres revoluciones anteriores, añade, y la más actual corresponde a la cibernética, que permite escenarios virtuales en los que, como individuos, nos podemos desempeñar, “lo que es abrir el espectro”. Al respecto llama la atención también acerca de que antes el mundo de la estabilidad era el de la rutina, que dice, consolidan identidad y generan una vida más tranquila. Hoy en día, en cambio, el sujeto debe enfrentarse continuamente a la incertidumbre y a la inestabilidad, lo que puede traducirse en riesgos psicológicos o la configuración de identidades, como dice, liquidas y subjetividades inestables, rebeldes, exploradoras y libres, “una cosa paradójica”.


Una situación intempestiva aceleró nuevas dinámicas laborales

La ocurrencia de la pandemia por covid-19 aceleró procesos de transformación en materia laboral, por ejemplo, en lo que tiene que ver con el trabajo remoto, que en algunas de sus formas ha llegado a invadir horarios o espacios privados o de ocio, lo que trae consigo nuevos retos, como lo añade la docente Moisá Elicabide, quien plantea que en ese sentido “es súper importante que las regulaciones laborales estén definiendo nuevos derechos y no perder el avance en (garantizar) aquellos por los cuales se ha luchado”, y pone como ejemplo el de la asociación sindical que, para ella, no debe perderse ni siquiera aun cuando los empleados no se reúnan en una oficina física.

Otro asunto que no se puede perder de vista, en la opinión de la docente, es la definición de las relaciones laborales, lo cual ha sido polémico por ejemplo para el caso de domiciliarios de plataformas a quienes no se les reconoce el pago de la seguridad social.

En la medida en que se transforman los contextos y las épocas, como ya mencionó el profesor Vélez, varían también los procesos. En tal sentido, él considera que “es ahí donde precisamente las empresas tienen que empezar a pensarse, porque el mercado cambia”.


Pensar en nuevos derechos laborales versus garantizar plenamente los que existen

Aquellos derechos laborales que no se pueden perder, expone la docente Moisá Elicabide, son los clásicos: derecho al tiempo libre, a las vacaciones, al día familiar. Ella plantea que lo que se debe modernizar es, como tal, la definición de nuevas formas de trabajo y sus regulaciones, sobre todo acerca de que el trabajo remoto ha cambiado “un poco”: la dilución de la jornada laboral y con esto el derecho a la desconexión.

Para Fabio Arias Giraldo, fiscal nacional de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), más que pensar en garantizar nuevos derechos, se deben recuperar algunos que, según él, fueron arrebatados por el periodo neoliberal, que son, como lo comenta, parte de la legislación de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y en lo que se enfoca la actual propuesta de reforma laboral. Ejemplos que cita son la estabilidad laboral como norma general, poniendo límites a la intermediación y a la tercerización; garantías para la asociación o la negociación colectiva y recuperación del recargo nocturno domingos y festivos, además del contrato laboral.


¿Se ha pensado en nuevas formas y derechos laborales desde las reformas?

Según la profesora Moisá Elicabide, en Colombia, en las reformas que se hicieron hacia 2002 se flexibilizó la relación laboral, y si bien considera que en el país se ha avanzado en varios aspectos, no se han dado regulaciones suficientes para formas de trabajo permanentes distintas al presencial y, en consecuencia, no se ha generado la reflexión acerca de nuevos derechos laborales.

En 2021 y en el contexto de la pandemia por covid-19 en Colombia se sancionó la Ley 2088 por la cual se regula el trabajo en casa, concepto que define como aquella labor que se desarrolla, pero de manera transitoria y en la cual no se requiera de presencia física del trabajador en las instalaciones donde habitualmente realiza sus tareas, y sin modificar la relación laboral o naturaleza del contrato.

Es precisamente la falta de regulación suficiente acerca de otros tipos de trabajos que no requieran presencialidad física y que no sean necesariamente transitorios, una situación que impone lo que la docente Moisá Elicabide denomina como “un reto muy grande, porque casi que todas las leyes laborales que existen en el mundo están hechas en otro momento histórico y económico, y cuando el trabajo se limitaba a uno solo y a un espacio físico.

En ese sentido se han desencadenado otros problemas que han generado polémica y acerca de los cuales se debe reflexionar, de acuerdo con la docente, como el caso de los trabajadores de Rappi, a quienes se les ejerce control por medio de un algoritmo. De ese tipo de empleados sí se ocupa la actual propuesta de reforma laboral, reconoce Arias Giraldo, quien señala que por fuera de ella quedó excluido el trabajo de modelos webcam y conductores de plataformas digitales de transporte.

Desde la CUT, añade, no se ha pensado ni se ha dado la discusión de generar nuevos derechos laborales, y si bien menciona que en un futuro es necesario reglamentar el trabajo en relación con las nuevas tecnologías, enfatiza en que “no puede hacerse exclusivamente en beneficio de la empresaria sino también en el de los trabajadores”.

Por lo contrario, para el profesor Vélez además de nuevos derechos laborales, está la necesidad de pensar en nuevas normativas y formas de relación empleador – empleado. Dice: “A mí en este momento me preocupa la reforma laboral, porque está enmarcada en la sociedad disciplinar, en el capitalismo de producción, en la vinculación a término indefinido. Y eso en este momento es anacrónico, ya los pelados no están buscando eso. Siento que desde el Gobierno hay buena intención de mejorar las condiciones laborales, pero es una normatividad enmarcada en el pasado”. En todos los casos, coinciden los analistas, se debe propender por el bienestar de los trabajadores.

(FIN/KGG)

15 de mayo de 2023