Escudo de la República de Colombia
A- A A+
El Libro Rojo sugiere que estas especies colombianas sean incorporadas en programas de investigación, uso y conservación de insectos. 1.Morpho sulkowsky. 2.Morpho rhodopteron 3.Golopha porteri. 4.Cantharolethrus luxerii. 5.Diabroctis cadmius. 6.Gymnetosoma stellata. 7.Teucholabis (Paratropesa) sp. 8.Inca clathrata sommeri 9. Chrysophora chrysochlora. Foto cortesía.

¿Recuerda la última vez que vio una luciérnaga titilar, a una libélula agitar sus alas traslúcidas rápidamente, o a un grupo de cucarrones atraídos y desorientados por la luz artificial? Aunque no son cifras determinantes, se calcula que el 10 % de las especies de insectos, es decir, unas 600 mil están en peligro de extinción. Lo anterior, teniendo en cuenta que se estima que, de los ocho millones de especies animales y vegetales que se conocen en la Tierra, seis millones corresponden a insectos, de acuerdo con la Plataforma Intergubernamental Científico-normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas, IPBES.

Llamados 'las pequeñas cosas que mueven el mundo', y considerados 'los trabajadores invisibles de granjas y cultivos', además de ser superiores en población a cualquier otra especie en el mundo; los insectos permiten el equilibrio de los ecosistemas y el mantenimiento de los mismos gracias a la polinización, el ciclo de nutrientes, el control de plagas, el suministro de fuentes de alimento para aves, mamíferos y anfibios, y otras actividades para ellos cotidianas que benefician a los humanos y demás animales; como la descomposición de madera, hojarasca, el moho en las piedras y otros elementos de las fuentes hídricas.

El escarabajo coprófago, que hace parte de la lista de animales en peligro de extinción, es un gran ejemplo sobre esos servicios ecosistémicos de suma importancia que prestan los insectos. El doctor en Ecología y profesor de la UNAL Medellín, Mario Alejandro Marín Uribe, explica que estos escarabajos se alimentan del excremento del ganado, con el cual hacen bolas que entierran en el suelo. Gracias a este proceso, se airea y se fertiliza el suelo, lo que permite el reciclaje ecológico conocido también como ciclo de nutrientes, se evita la proliferación de moscas y parásitos que pueden ser transmisores de enfermedades.

“Si no hay quien entierre ese excremento se demoraría mucho en desaparecer, si se extingue el escarabajo, ese sistema colapsa inmediatamente. La producción de ganado está asociada al incremento de metano lo que produce gases de efecto invernadero, uno de los causantes del cambio climático, este ayuda a ocultar las heces y genera un proceso de descomposición diferente. En Australia ocurrió un caso particular cuando introdujeron ganado europeo, los escarabajos locales no eran capaces de enterrar ese excremento y les tocó importar también escarabajos. Las inyecciones de antibióticos y antiparasitarios en las reses, al igual que la fumigación del pasto causa la muerte de muchos”.

De acuerdo con el Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt, las funciones ecológicas de este animalito se traducen en regulación, fertilización y control biológico. “En los potreros arbolados y sanos, los escarabajos procesan y desintegran con rapidez la boñiga. Sin embargo, en los últimos años, los ganaderos han observado una disminución de los escarabajos y la acumulación de las excretas en los potreros con consecuencias negativas traducidas en una menor producción de carne y leche”.


´El apocalipsis de los insectos´

Debido a su importancia, abundancia, diversidad y adaptabilidad, algunos científicos y organizaciones internacionales han alertado sobre las preocupaciones ecológicas y económicas por la pérdida incremental de las poblaciones de insectos y, por ende, de estos servicios ecosistémicos que prestan, a lo que se ha denominado ‘el apocalipsis de los insectos'.

“Se empezaron a mencionar las primeras reducciones de insectos en la literatura desde el 2010, hay muchas evidencias y datos del Hemisferio Norte, pero de la región tropical no hay casi datos. En ese sentido, con las Listas Rojas de insectos en peligro de extinción hay un problema particular para Colombia, porque no hay suficiente información. De allí la importancia de los museos y las colecciones constantes para tener datos y poder medir estas poblaciones”, explica Mario Marín, magíster en Entomología.

Entre las principales causas de la disminución de especies se cuenta la pérdida de hábitat por conversión para la agricultura o para la urbanización; la contaminación por pesticidas, fertilizantes sintéticos y la contaminación lumínica; factores biológicos como los patógenos y las especies introducidas o invasoras, y el cambio climático.

“La biodiversidad de insectos está amenazada. Una revisión exhaustiva de 73 informes históricos de disminución de insectos en todo el mundo, revela tasas dramáticas de disminución que pueden conducir a la extinción del 40% de las especies de insectos del mundo en las próximas décadas. En los ecosistemas terrestres, los Lepidópteros (mariposas), los Himenópteros (abejas, avispas y hormigas) y los Coleoptera (escarabajos estercoleros), parecen ser los más afectados; mientras que cuatro taxones acuáticos principales como Odonatas (libélulas y los caballitos del diablo), Plecoptera (moscas de la piedra), Trichoptera (frigáneas), y Ephemeroptera (efímeras, efémeras o cachipollas) ya han perdido una proporción considerable de especies. Los grupos de insectos afectados no solo incluyen los que ocupan nichos ecológicos particulares, sino también muchas especies comunes”, explican los científicos Francisco Sánchez-Bayo y Kris AG Wyckhuys, en su investigación Disminución mundial de la entomofauna: una revisión de sus impulsores (2019).

El Libro Rojo de los Invertebrados terrestres de Colombia, publicado en 2022, advierte que en el país la conservación de artrópodos (grupo al que pertenecen los insectos) es complicada y problemática, debido a que no se ha alcanzado ni el 30% de los inventarios requeridos para conocer la composición de géneros y especies. A excepción de las mariposas, se requiere identificar la mayoría de estas otras especies como los escarabajos y afines, abejas, avispas y hormigas, y moscas, mosquitos y similares. En estos órdenes se concentra casi el 70% de todas las especies que pueden existir en Colombia.

El doctor en Ecología, Cornelio Andrés Bota Sierra, recalca la importancia de los insectos para el funcionamiento de todos los ecosistemas. “No tenerlos es como tener un carro sin motor, las plantas son la gasolina y los insectos son el motor, ellos son los que mueven el alimento en la Tierra e interactúan con todo”.

En ese contexto local, el biólogo y profesor de la UdeA, explica que tal vez, la disminución percibida de las libélulas y luciérnagas en algunos lugares del departamento de Antioquia, se debe principalmente a las alteraciones en el hábitat.

“Las luciérnagas viven en la tierra, se alimentan de plantas, raíces y materia orgánica. Cuando fumigan los campos para cultivos o maleza, esos venenos se acumulan y matan esta fauna que es importante para reciclar nutrientes del suelo y oxigenarlo; la contaminación lumínica también las afecta mucho, es paradójico que sean seres que evolucionaron para alumbrar, pero necesitan oscuridad para comunicarse. Por su parte, al ser acuáticas, las libélulas tienen un ciclo de vida muy diferente, son más sensibles porque requieren condiciones específicas del medio terrestre y del medio acuático, solo pueden vivir en quebradas con agua muy oxigenada y necesitan de un bosque para sobrevolar, si se reduce el bosque esta especie no va poder estar ahí, o si hay bosque, pero el agua está contaminada, tampoco podrían sobrevivir”, explica Bota Sierra, magíster en Ecología.

Por su parte, el biólogo de interacciones negativas con insectos de la Corporación Autónoma Regional del Centro de Antioquia, Corantioquia, Robinson Del Río Mejía, señala que esta pérdida de hábitat y de cobertura vegetal para aumentar la frontera agrícola y el uso indiscriminado de agroquímicos, también pone en jaque a los cucarrones conocidos popularmente como ‘marceños’ por la época del año en la que habitualmente se presentaban grandes cantidades de esta especie.

“Cada vez más nuestros ecosistemas se han convertido en simples potreros o peladeros, entonces estos animales no encuentran donde nidificar, donde alimentarse, ni condiciones adecuadas para sobrevivir. Por otra parte, estos y los insectos viven al límite de su capacidad térmica, cuando empieza a aumentar la temperatura en ese sitio, los insectos no logran adaptarse a ese aumento de temperatura y eso puede verse reflejado en la pérdida de especies”.

De acuerdo con la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, UICN, la mayoría de las extinciones corresponden a especies de artrópodos, sólo se conocen claramente unos 70 casos de extinciones modernas de insectos. La mayoría de las especies invertebradas listadas corresponden a regiones ampliamente conocidas como los Estados Unidos, Europa o Australia, sin que se haya profundizado en los países suramericanos, particularmente en aquellos ubicados en la franja tropical.


“La moral tiene criterios estéticos”

El experto en entomología de la UNAL Medellín, Mario Alejandro Marín Uribe, señala que uno de los principales problemas con los insectos es que “hay una visión muy carismática de estos, es decir, nos da pesar de la mariposa, pero al mosquito o a la cucaracha les mandamos el zapatazo. Ahí hay un problema. Con una legislación muy dura para el cuidado de los insectos, no podríamos controlar el dengue, por ejemplo, porque para ello tendríamos que controlar mosquitos. Hay que entender bien esas dualidades”.

Marín Uribe, agrega que, mientras las poblaciones de insectos silvestres disminuyen en abundancia, los asociados con ambientes humanos o antrópicos se están viendo favorecidos y han aumentado su población, como las cucarachas, mosquitos y otras especies “que llamamos invasoras”.

Al respecto, Cornelio Bota ejemplifica esta situación. “Sería interesante preguntarnos ¿por qué consideramos a los marceños como plagas? Sus larvas se alimentan de raíces de tubérculos como la papa y la zanahoria e intentamos eliminarlos, pero en realidad en la naturaleza las plagas no existen, todo está equilibrado, somos nosotros lo que sembramos hectáreas y hectáreas de alimento, ellos encuentran mucha comida y empiezan a aparecer por miles ¿es culpa del marceño o es una respuesta del ambiente a un cambio que nosotros hicimos?”.


El cuidado de los ecosistemas, clave de la conservación

Entre las diversas recomendaciones para la protección de los insectos, entregadas por las fuentes consultadas para este artículo, la ONU para el medio ambiente destaca la plantación de franjas de flores en los cultivos y en jardines de hogares que sirvan como hospederos de insectos; la restauración de áreas naturales para aumentar la diversidad de polinizadores; la conservación de pastizales y priorización de plantas nativas; mantener madera muerta que constituyen un hábitat importante (hoteles de insectos); evitar el uso de insecticidas químicos, explorar alternativas como plaguicidas botánicos y evitar el uso intensivo de insecticidas microbianos que pueden reproducirse y durar para siempre, además de políticas que incentiven el cuidado de estas especies con áreas protegidas y otras acciones.

El 75 % de los cultivos alimentarios del mundo y casi el 90 % de las plantas con flores silvestres dependen en cierta medida de la polinización animal, de acuerdo con el IPBES. Otras investigaciones estiman que los servicios de polinización de insectos para hortalizas y frutas tienen un valor de 153 mil millones de euros al año. Mientras que, para el caso de EE.UU, el valor de la recreación dependiente de los insectos (pesca, caza y la observación de aves) contribuyó con 49.93 billones de dólares de la estimación total de 57.75 de billones de dólares por los otros servicios ecosistémicos prestados por los insectos (eliminación de estiércol, polinización y control de plagas).

(FIN/JRDP)

4 de julio de 2023