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Los niños y enfermos graves tienen mayor susceptibilidad de verse afectados por la contaminación electromagnética. Foto cortesía. Tomada de: https://acortar.link/0iMrVi.

No toda la contaminación se puede percibir, tocar, ver u oler. La electromagnética, conocida también como electrosmog, se produce debido a la sobre exposición o la presencia excesiva de ondas electromagnéticas artificiales emitidas por tecnologías como celulares, hornos microondas, computadores, aparatos wifi, routers, antenas para celular y televisión, transformadores de energía, entre otros. Evidencia científica ha demostrado que esta podría afectar la médula ósea, el cerebro, el sistema endocrinológico, el sistema reproductivo, entre otros.

En términos generales, la radiación electromagnética se genera por la vibración de electrones y otras partículas con carga eléctrica, la energía producto de esta vibración viaja en forma de ondas electromagnéticas, según destaca la Unión Europea.

Esta entidad señala que las ondas electromagnéticas provienen de dos fuentes. Las naturales, que se originan del campo magnético estático de la Tierra; de las cargas eléctricas presentes en las nubes; en la electricidad estática que se produce cuando dos objetos se frotan entre sí, y en los campos eléctricos y magnéticos resultantes de los rayos. Mientras que los campos electromagnéticos de origen humano o artificiales, son generados por fuentes como las líneas eléctricas, el cableado y los electrodomésticos, las ondas de radio y de televisión o los teléfonos y dispositivos móviles, además de las antenas usadas para su conexión.


¿Por qué afectan a los humanos?

“Las cargas eléctricas que se mueven producen campos eléctricos y electromagnéticos y estos son portadores de energía, que es la responsable de todos los fenómenos que pasan en el universo, incluyendo los del cuerpo humano. La naturaleza del cuerpo humano es esencialmente eléctrica porque sus órganos basan su funcionamiento en mecanismos eléctricos. El buen funcionamiento del corazón depende de los latidos, estos son el resultado del funcionamiento de una máquina eléctrica”, explica Jaime Villalobos Velasco, profesor del Departamento de Física de la UNAL Bogotá, en declaraciones entregadas a la Oficina de Gestión Ambiental de la Institución en la capital.

Por su parte, el doctor en Neurociencias y médico, Luis Guillermo Duque Ramírez, señala que, “el electromagnetismo se refiere a corrientes de ondas provenientes de distintos orígenes, esta es la parte esencial de la comunicación del cuerpo humano. El corazón y el cerebro funcionan con ondas, la secreción de glándulas y hormonas también tienen que ver con electromagnetismo”.

De acuerdo con Duque Ramírez, estos dispositivos “generan ondas electromagnéticas más de las que usa o necesita el cuerpo para comunicarse, lo que afecta directamente la salud de las personas”.

De acuerdo con la Agencia Nacional de Espectro, ANE, el Gobierno expidió la normativa para los procedimientos y los niveles de referencia de emisión de campos electromagnéticos definidos por la Comisión Internacional para la Protección de la Radiación No Ionizante – ICNIRP-, reconocida por la Organización Mundial de la Salud –OMS-; además de las Recomendaciones de la Unión Internacional de Telecomunicaciones – UIT-. Los más recientes son el Decreto 1370 de 2018 y la Resolución 774 de 2018.

Enfermedades que podrían desencadenarse

Con respecto a los efectos de una exposición excesiva de mujeres embarazadas a los microondas, celulares, transformadores de alta tensión, “estas tienen una mayor posibilidad de tener embarazos con modificaciones o trastornos genéticos, una mayor frecuencia de tumores, abortos, sangrados anormales, partos con fetos de bajo peso al nacer o partos prematuros, con todas las consecuencias que esto implica desde el punto de vista metabólico, endocrino y respiratorio. Varias publicaciones científicas donde se habla de la exposición de las ondas electromagnéticas por dos horas diarias a un grupo de ratones, generó tumores en el cerebro”, explica Duque, jefe de educación médica de la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia.

Otra de las principales afectaciones se evidencia en la zona genitourinaria de las personas, debido a la ubicación habitual de los bolsillos de las prendas de vestir, los dispositivos como el celular y herramientas con conexión Bluetooth se guardan allí. “Esto está dando explicación de la disminución del conteo de espermatozoides útiles o móviles, y de los óvulos, solo por la influencia del celular en la zona pélvica”, advierte el médico.


El electrosmog también estaría asociado a trastornos endocrinos, diabetes y otras alteraciones de las glándulas endocrinas, alteraciones metabólicas, aumento de colesterol y de azúcar, la desorganización en la secreción de hormonas tiroideas y otras. Incluso hay estudios que demuestran la influencia de esta en los tumores medulares, es decir, la presencia de leucemias, linfomas y de otras enfermedades desde el punto de vista hematológico que son graves para el humano, enfatiza el médico.

Disminuir los impactos negativos

Con respecto a las investigaciones relacionadas con este tema, “toda acción que contribuya a lograr un conocimiento del medio ambiente (en la baja y alta atmósfera donde se propagan las ondas electromagnéticas en general), ayudaría a buscar soluciones para reducir la contaminación electromagnética y su potencialidad dañina en el cuerpo humano. Conocer la ionósfera, desde su estructura y evolución puede contribuir a optimizar el uso de las radiaciones electromagnéticas artificiales”, añade el doctor en Física, Jaime Villalobos.

Sin embargo, mientras las investigaciones avanzan, ambas fuentes coinciden en que, lo más importante, es procurar tener una mínima exposición a las ondas electromagnéticas artificiales. De ser posible, evitar las viviendas cercanas a transformadores eléctricos de alta generación; disminuir el uso de hornos microondas y retomar técnicas tradicionales para calentar los alimentos; cargar el celular en un lugar lejos de usted, y evitar un contacto permanente con el teléfono limitando su uso a la menor cantidad de tiempo posible.

(FIN/JRDP)

31 de julio de 2023