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A través de Twitter Gustavo Petro anunció la decisión de la designación de Mancuso como gestor de paz. Foto: Reproducción. Tomada de surl.li/jscag.

Así lo consideran académicos que entregan su opinión acerca de lo que significa para la búsqueda de la paz la figura con la que el gobierno recientemente nombró al exjefe paramilitar. Para los analistas es una oportunidad para la pedagogía, además para el perdón y la reconciliación. Conozca a continuación los argumentos de los docentes.

La de los gestores de paz es una figura que se establece especialmente cuando se requiere interlocución directa con organizaciones armadas ilegales, con las cuales se esté avanzando en procesos de negociación o en los pasos exploratorios, como lo comenta Max Yuri Gil Ramírez, profesor honorario del Departamento de Ciencia Política de la Facultad de Ciencias Humanas y Económicas (FCHE) de la UNAL Medellín.

La figura no es nueva, llama la atención, pues en el pasado han sido designados exmiembros de grupos armados al margen de la ley. En 2016 y 2020 fue el caso de Francisco Galán y Felipe Torres, exintegrantes del Ejército de Liberación Nacional (ELN). En 2007, durante el gobierno de Álvaro Uribe, el rol se le otorgó a Rodrigo Granda, exguerrillero de las Fuerzas Armadas de Colombia (FARC), y en 2009 a Elda Nellys Mosquera, conocida como “Karina”, también excombatiente de ese grupo, cita el profesor como algunos ejemplos. No obstante, aclara que en ese último caso el propósito no fue generar acercamientos entre las partes, sino promover la deserción o reinserción a la vida civil.


Polémica por la figura de Mancuso

“Mancuso puede ayudar a desestructurar los híbridos civiles y militares porque sabe cómo funciona ese negocio”, dice Gil Ramírez, más allá de considerar que el aporte sea a la verdad, pues ya el exparamilitar ha hablado en la Comisión de la Verdad: “Los paramilitares dijeron la verdad en muchos casos y la justicia no tuvo la voluntad, ni el interés, ni la disposición para investigar, entonces creo que es muy interesante, porque estamos en un momento distinto y la JEP (Justicia Especial para la Paz) tiene condiciones para avanzar”.

El profesor aclara, adicionalmente, que las funciones que pueda desempeñar el designado gestor de paz se conocerán con la expedición de un decreto que aún no está listo, y que el nombramiento no significa que se le pueda conceder ni libertad, amnistía, indulto o impunidad.

“No entiendo el susto, teniendo en cuenta que hace varios años la figura la implementó también un presidente y hace ocho, otro. A una mujer tan sanguinaria como Karina la pusieron ahí. La preocupación entonces nace del personaje que hoy se propone, y es ahí donde entra el debate y la discusión sobre el tema de los gestores de paz”, percibe el docente Germán Darío Valencia Agudelo, profesor del Instituto de Estudios Políticos de la Universidad de Antioquia.

Por su parte, Pedro Piedrahita Bustamante, profesor de Ciencia Política de la Universidad de Medellín, argumenta “las prevenciones vienen de parte de sectores políticos que siguen bajo un paradigma de comprender a cualquier preso como una amenaza comunista o terrorista, y eso incluso es muestra de la desinformación y de un ambiente que hay en el país de sobreideologizar todo”.

Para él, Mancuso es “un actor clave fundamental” y su designación debe leerse también desde el marco de la trascendencia de lo que revelan los informes de la Comisión de la Verdad. Además, considera que cambiar la óptica como sociedad es primordial, en el sentido en que la historia de Colombia muestra que el país ha estado habituado a la violencia y por eso la naturaliza. Cree entonces que emplear la figura de los gestores de paz puede ser un camino.

¿Y sobre las víctimas? Al respecto, retoma Gil Ramírez, “algunos medios dicen que se encuentran indispuestas, pero ¿cuáles de ellas? Habrá algunas a las que les parecerá bien, que dirán que es parte del proceso de negociación. Otras que han dicho que es importante que Mancuso pueda decir tantas cosas que ha insinuado que sabe. Habrá quienes quieran que lo metan en una cárcel de por vida. Las víctimas son diversas, son disímiles”, expone.


Pedagogía

En Colombia hay desconocimiento de lo que son los conceptos y los procesos relacionados con la paz, de acuerdo con Valencia Agudelo: “Tenemos un ecosistema de la paz muy complejo que viene operando en un país desde hace varios años y que requiere obligadamente de la participación de múltiples actores para la construcción de la paz. Allí cada uno tiene una responsabilidad en la construcción de ese bien público de la paz”. Para la pedagogía, considera, se deben buscar los métodos y en ello también pueden contribuir los medios de comunicación.

Piedrahita Bustamante cree que hay que hacer precisiones en torno al concepto de la Paz Total, sobre el cual considera que existen retos, y entre los desafíos de la pedagogía también llama la atención sobre los gestores de paz, que como se mencionó antes, son intermediarios entre dos partes. Lo manifiesta porque “la gente piensa que un gestor de paz es como un Nelson Mandela o uno de los sacerdotes que en Colombia ha desarrollado una gran labor para la construcción de paz y no es eso, por lo tanto, hay que aclarar ante la opinión pública las funciones de los gestores”.


Auge en el interés por fungir como gestor de paz

En el análisis de lo que pueden representar y aportar los gestores de paz, el profesor Gil Ramírez menciona que hay que tener en cuenta que varios exjefes paramilitares han manifestado su disposición a participar en procesos de diálogo y negociación, pero que es importante diferenciar a los que están en libertad y a los que están detenidos o extraditados.

Más allá de si se acude a ello por posibles conveniencias, en general Valencia Agudelo considera que este caso abre la oportunidad a que otras personas puedan aportar en el proceso, pues para él la de los gestores de paz es una figura pertinente y es primordial tomar este rumbo en la búsqueda de la paz: “hay que comprometer a aquellas personas que han participado en la guerra para que esa sea una forma de sancionar, de reparar y reconciliar”, y según él, de contribuir con la JEP.


Lo que se espera que siga

Lo más próximo debe ser que las autoridades de Estados Unidos autoricen el regreso de Mancuso a Colombia y, si esto ocurre, que él se ponga a disposición de la Justicia Especial para la Paz. “De ahí en adelante hay que esperar cómo evoluciona el proceso y su participación”, menciona el docente Gil Ramírez.

En general, el ejercicio que se está dando actualmente es positivo, según Valencia Agudelo, pues cree que pone a Colombia como un laboratorio de paz a la que le apunta desde la búsqueda de distintas opciones y desde la creación de antecedentes.

(FIN/KGG)

8 de agosto de 2023