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Al comino crespo, árbol endémico de Colombia del que según autoridades ambientales del país sobreviven unos pocos ejemplares en Antioquia, Magdalena, Amazonas y Valle del Cauca, probablemente solo lo conocerán las generaciones futuras gracias a reservorios biológicos como las xilotecas, colecciones formales de maderas, de las cuales hay dos en el país: una en la Universidad Distrital (1963), la más antigua, y otra en la Universidad Nacional de Colombia Sede Medellín.

Hace 42 años, en 1975, el profesor Luis Carlos Mejía Mesa comenzó proyectos de intercambio de muestras de madera con otros países, así nació la Xiloteca MEDELw de la U.N. que alberga 3.228 ejemplares de 1.362 especies, 857 géneros y 131 familias provenientes de Colombia, Brasil, Venezuela, Estados Unidos, India, Perú, Paquistán, Alemania, Angola, Australia, Canadá, China, Cuba, Inglaterra, Costa Rica, Indonesia y Japón, entre otros.

“Una xiloteca es diferente a una colección informal; pues cada una de sus muestras de madera tiene su material botánico correspondiente (hojas, flores y/o frutos) en un herbario reconocido, como el Herbario MEDEL de la Universidad”, explicó la profesora Ángela María Vásquez Correa, coordinadora del Laboratorio de Productos Forestales Héctor Anaya López y curadora de la colección.

Así mismo, la docente agregó que las xilotecas deben estar asociadas a instituciones formales, contar con personal formado en anatomía de la madera y tener un registro aprobado. Desde 1988 la de la U.N. se encuentra registrada a nivel internacional en el Index Xilariorum con el acrónimo MEDELw, como la mayor en Colombia, y desde el 2002 en el Registro Nacional de Colecciones Biológicas del Instituto Alexander von Humboldt como X-UNCM –123.

Además de su acopio principal, este espacio que custodia un importante legado cultural y científico de la nación, cuenta con colecciones complementarias como las muestras de intercambio: excedentes para donación y canje con otras xilotecas; muestras de trabajo, necesarias para las tareas de docencia y extensión; y la colección de placas microscópicas o permanentes.

“Las xilotecas no son colecciones recientes, las más antiguas y que aún existen, datan de mediados del siglo XVIII y han seguido ampliándose a nivel mundial; las más grandes están en los Países Bajos y Estados Unidos, cada una con 105 mil ejemplares aproximadamente. Eso nos permite hacer una comparación con el tamaño de las xilotecas en Colombia que son en mi concepto ínfimas”, argumentó la profesora Vásquez.

Además de ser importantes reservorios biológicos, las xilotecas juegan un papel primordial en la seguridad de sus especímenes más valiosos, cuando estos se depositan en al menos dos colecciones. Sus muestras son patrones de identificación certeros que ayudan a trabajar por la sostenibilidad y conservación de los bosques, al controlar la comercialización y mercadeo de las especies, facilitan la investigación, el estudio de la morfología, de adaptaciones ecológicas y variaciones de la madera, sirven como fuente para análisis de ADN e isótopos estables, y son fuente de compuestos químicos cuya variación utiliza la espectroscopia infrarroja para separar maderas similares, entre otros.

Con respecto al futuro de esta colección la Curadora mencionó necesidades puntuales como la apropiación real por parte de la Universidad. “es necesario que exista un aporte efectivo a las colecciones y de paso también a los laboratorios. Es necesario que la Institución garantice su existencia, que invierta recursos para ampliarla pensando en la riqueza natural del país porque esto pertenece a la sociedad colombiana”, dijo la profesora. 

Y agregó que es fundamental realizar un trabajo conjunto entre las diferentes xilotecas y un mayor colegaje entre las diferentes sedes de la Universidad y las demás instituciones, en este caso con la Universidad Distrital y en un futuro con la Universidad del Tolima, donde hay esfuerzos por formalizar una nueva colección.

“A nivel nacional es importante consolidar de manera urgente políticas y recursos para la adquisición de ejemplares, que permitan que las xilotecas crezcan y se consoliden como las importantes colecciones biológicas que son, y que además cuenten con investigadores ligados a ellas”, concluyó la profesora.

22 de agosto de 2017