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Las ciudades inteligentes son territorios que se entienden a sí mismos como multimodales y que forman parte de ecosistemas tecnológicos que le apuestan a un desarrollo sostenible. A pesar de los avances que las principales capitales en Colombia han tenido en los aspectos descritos, aún no cumplen todos los requisitos para ser consideradas inteligentes.

Expertos de la U.N., la Universidad de Antioquia y Ruta N, se refieren al porqué Colombia tiene potencial para contar con SmartCities y qué falta para lograrlo.

Jairo Espinosa Oviedo, profesor de la Facultad de Minas, reflexiona que más que hablar de ciudades inteligentes se debe relacionar el término de ciudades conscientes, pues bien o mal, la inteligencia es la capacidad de tomar decisiones y todas lo hacen.

“Por eso prefiero referirme a la consciencia, pues esta representa el conocimiento que se tiene sobre sí mismo y la capacidad para tomar decisiones con base en ese conocimiento, una ciudad consciente es una ciudad que aplica estas capacidades y hacer que interactúen entre sí”, expresó el profesor Espinosa Oviedo.

Así mismo, considera que las ciudades que mayor porcentaje de inteligencia poseen son Medellín y Bogotá, gracias al uso de datos abiertos para mejorar las acciones cotidianas de la ciudadanía.

Datos que corrobora el ranking del índice Cities in Motion del IESE Business School, donde aparecen la capital colombiana y Medellín, entre el top 10 de las ciudades con mayor relación de inteligencia por sus avances en sistemas de transporte, integración, espacios para el emprendimiento y zonas públicas con acceso a wifi en diferentes sectores.

El Plan Nacional de Desarrollo (2014-2018) por su parte, establece el avance tecnológico de las ciudades como un objetivo de mediano plazo, siguiendo una transformación sectorial y un proceso de educación y capacitación de capital humano hacia el 2022. El Plan busca crear clústeres tecnológicos en Colombia, además de generar vocación tecnológica y de innovación en las ciudades.

Datos abiertos, cruciales para el desarrollo

Uno de los casos más exitosos para Medellín es el de Ruta N que, integrado a un ecosistema de innovación de ciudad, se ha convertido en espacio y plataforma de creación para los ciudadanos de la capital antioqueña.

“Desde Ruta N lo que tratamos de impulsar son los datos, pues una ciudad inteligente tiene que entender la información que está generando y ampliar iniciativas que nos apoyen a recopilarlos, por eso en el Distrito por la Innovación estamos tratando de volverlo más inteligente y mirar qué nos hace falta para contribuir a este tema”, agregó Paola Pollmeier, coordinadora de Innovación Abierta de Ruta N.

Según Pollmeier, Medellín ha logrado a través de estrategias de metadata, crear ecosistemas de innovación que hoy se ven reflejados en la cooperación entre temas tan importantes como la calidad del aire, el transporte y el desarrollo de la aplicación Medata de la alcaldía municipal.

“Hemos trabajado a su vez con emprendedores para instalar sensores fijos y móviles que miden la contaminación, lo que tratamos es de apoyar y acompañar a diferentes actores de la ciudad para que le den más importancia a la recopilación de datos, analizarlos, abrirlos y hacerlos funcionar”, apuntó.

Otro aspecto fundamental que ha posicionado a Medellín como ciudad inteligente es el hecho de conectar el territorio a través de cámaras de video enlazadas a centrales de monitoreo, según el profesor Diego José Luis Botia Valderrama, jefe del Departamento de Ingeniería de Sistemas de la Universidad de Antioquia.

“También hay que destacar en la ciudad algunas plataformas tecnológicas que usan técnicas de inteligencia artificial y de analítica de grandes volúmenes de datos que permiten tomar decisiones de una forma más fácil”, precisó.

No obstante, Botia Valderrama considera que aún falta mucho para tener ciudades inteligentes en el país, pues rezagos en infraestructura vial, seguridad informática y pocos profesionales enfocados en estos temas, no permiten la consolidación de las apuestas.

“Para considerarnos realmente como ciudades inteligentes nos falta fortalecer mucho más la capacidad de inversión en estos proyectos de ciudad y talento humano, de manera que podamos hablar del internet de las cosas, de analítica de datos, seguridad en línea y para esto es fundamental que las propias universidades empiecen a transformar sus currículos”, añadió el docente de la Universidad de Antioquia.

Apreciación a la que se suma el profesor Jairo Espinosa Oviedo al considerar que la academia debe aportar todo su trabajo interdisciplinario, pues uno de los problemas más complejos para desarrollar un concepto de ciudad inteligente es la reunión y aplicación de saberes.

“La dinámica de la ciudad inteligente es un reto e implica reunirnos alrededor de múltiples conocimientos, pues estamos hablando de cómo vivimos en el entorno urbano y que mucho de lo que allí encontramos está mediado por relaciones culturales, humanas, tecnológicas y la academia es el lugar donde se reúnen esos saberes y sirve de punto de encuentro natural”, expresó Espinosa Oviedo.

Por último, los expertos coinciden que dada la heterogeneidad del país, es muy difícil ahora hablar de ciudades inteligentes, pues las diferencias de cada territorio y dificultades propias de las poblaciones apartadas, impiden planes o proyectos que impacten directamente en este objetivo, no obstante agregan que se han dado pasos importantes en este camino.

15 de mayo de 2018