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El colapso del edificio Space, las fallas estructurales de la edificación Bernavento, la caída del puente Chirajara, el derrame de petróleo en La Lizama y el taponamiento de túneles de descarga en la Hidroeléctrica Ituango hacen pensar que la ingeniería del país está fallando. ¿Realmente es así?

Para los expertos de la Universidad Nacional de Colombia Sede Medellín, la calidad de los actuales ingenieros del país es innegable, pero hay vacíos formativos que terminan comprometiendo el éxito total de un proyecto.

“Tenemos una responsabilidad enorme con este país, lo que ha pasado debe ponernos en la posición de pararnos frente al gobierno y asesorarle en lo que corresponda, debemos dejar de alcahuetear a los que hacen trampa y a los que poco hacen”, manifestó el docente Luis Alberto Arias, de la Facultad de Ciencias de la Sede Medellín.

La discusión gana relevancia en el terreno académico si se tiene en cuenta que en los llamados “Talleres del Milenio”, convocados por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) de la ONU para “repensar a Colombia”, la educación haya sido uno de los cinco temas centrales de análisis.

Por eso la relación directa entre calidad profesional y personal es imperativa en la formación, según el profesor Álvaro Castro, docente de la Facultad de Ciencias, quien considera que “la universidad debe formar profesionales con integridad y personalidad que contemplen este tipo de retos presentados en Hidroituango, por ejemplo, de manera que el capital financiero no pueda dejar por fuera la importancia técnica y ética en los proyectos”, expresó.

Situación que corrobora Guillermo Hoyos Vásquez, director del Instituto de Estudios Sociales y Culturales PENSAR de la Universidad Javeriana de Bogotá y miembro del Consejo Nacional de Acreditación, al expresar que la base científica y tecnológica del país y su desarrollo deben de ir acompañados de un auténtico progreso cultural de la sociedad.

“Sólo en esta complementariedad se va logrando la constitución de una sociedad civil con base en procesos inclusivos y públicos, en los cuales se obtienen la formación de la opinión pública y de la voluntad común de ciudadanos capaces de concertar y de reconstruir el sentido de las instituciones y del estado de derecho, sin que para ello haya que concebir como procesos diferentes la formación en valores y una educación de calidad para la ciencia y la tecnología”.

Universidad más cercana al Estado

Para Lilian Posada, docente del Departamento de Geociencias y Medio Ambiente de la Facultad de Minas, la relación entre la universidad pública más importante del país y el estado colombiano debe ser permanente y los valores que ambas construyan deben aplicarse a la sociedad.

“El papel de la U.N. es rescatar el rol que ha tenido y se ha ganado por derecho propio de acompañar y liderar los grandes procesos de ingeniería. La Universidad tiene que salir a rescatar esos valores que hemos perdido”, manifestó la docente.

De igual forma, el profesor Oswaldo Ordóñez considera que la formación en carácter se ha perdido, por lo que es necesario recuperar ese espíritu con el que contaban generaciones doradas de la ingeniería como la de los años 50, 60 y 70 en la región.

“El problema de esto no solo radica en Hidroituango, es notable que la ingeniería se ha visto desplazada por profesionales del sector financiero y económico y por eso nuestros ingenieros se han notado absorbidos por la propiedad económica, cuando lo que debe primar realmente en cualquier obra es la seguridad técnica, independiente de cuánto cuesta”, concluyó.

Contingencia en Hidroeléctrica Ituango

La discusión y las reflexiones sobre la situación de la ingeniería en la región y el país se dieron precisamente por la crisis que enfrenta hoy el megaproyecto liderado por Empresas Públicas de Medellín (EPM), emergencia que se presentó, según los expertos, por una falla geológica no prevista que taponó uno de los túneles de desviación.

Este taponamiento provocó que los niveles de agua aumentaran considerablemente en la presa, que no estaba terminada completamente y podía causar un desbordamiento.

Actualmente las condiciones son favorables pues se alcanzó el nivel mínimo de cota (410 metros) para prevenir que el agua se desbordara y comprometiera la presa. No obstante las alertas preventivas continúan.

Una vez concluyan los trabajos, se procederá a evacuar el agua de la casa de máquinas, la cual se encuentra dentro de la montaña (es 1.5 veces más grande que la Catedral Metropolitana de Medellín) y que tuvo que ser inundada por el taponamiento del túnel de evacuación. Posteriormente se evaluará el estado del macizo para corroborar daños y establecer las condiciones geológicas de la misma.


28 de mayo de 2018