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La declaratoria del Área de Protección Urbana, en la categoría de Área de de Recreación Urbana (ARU) La Heliodora- El Trianón representa una buena noticia para la región metropolitana y es un hito para Envigado, por ser la primera en su territorio, pero esto no es un asunto que se logre de un día para otro. Más bien, es un claro ejemplo de cómo se pueden articular los intereses ciudadanos, las voluntades políticas y los esfuerzos académicos.

La declaratoria tuvo lugar en los últimos días, justo cuando el valle de Aburrá afronta una nueva crisis ambiental que ha obligado a tomar medidas metropolitanas como el incremento en la restricción vehicular.

El profesor Óscar Andrés Sáenz Ruiz, del Departamento de Ciencias Forestales de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Sede, precisó que “en particular en las contingencias ambientales La Heliodora y El Trianón tienen eficacia local y regional en la mitigación de efectos. Lo que pasa es que hay fuentes de emisiones contaminantes que hace que estos esfuerzos a veces no se noten, pero sumar voluntades nos va a llevar a tener un ambiente más amable, agradable y calidad de vida”.

Desde 2007, los habitantes de la zona empezaron a gestionar, a partir del programa de Presupuesto Participativo, la caracterización del ecosistema del humedal El Trianón. De ahí se desató un proceso mediante el cual fue incluido en 2011 como suelo de protección en el Plan de Ordenamiento Territorial de Envigado. En ese, y en el de la declaratoria de ARU, el aporte de la academia fue fundamental, desde el conocimiento científico y reconocimiento de saberes e intereses comunitarios.

A partir de este principio un grupo de investigadores, liderado por el profesor Sáenz Ruiz, hizo el diagnóstico para la ruta de declaratoria de ARU, a partir de la zonificación de ecosistemas, la documentación de información predial y biótica, y la realización de mesas de trabajo interinstitucionales y talleres con representantes de organizaciones sociales y ambientales, así como diversos líderes comunitarios.

Se evidenció entonces que el Parque Lineal La Heliodora y el humedal El Trianón, alojan a 1.657 árboles silvestres de 116 especies agrupadas en 91 géneros y 38 familias. Así como siete especies de mamíferos, tres de anfibios, cuatro de reptiles, 70 de aves, entre ellas la guacharaca colombiana (Ortalis columbiana). También hay presencia de la planta Cola de caballo (Equisetum giganteum), primordial en ambientes húmedos por contribuir al equilibrio y a la conservación de los humedales.

Además, en la zona del Área de Recreación Urbana hay un orquideorama, sitio que contiene una importante colección de orquídeas, tales como La Restrepia, considerada endémica del Municipio, según el Área Metropolitana del Valle de Aburrá (AMVA).


La labor de conservar

El informe final Ruta Declaratoria de un Área Protegida Urbana, también pone en evidencia que ese ecosistema tiene 19 amenazas, entre ellas basuras, aguas residuales domésticas, desarrollo urbano y de vías. Para su control, se espera que se atienda el plan de manejo que generó el estudio de la Universidad.

El profesor Óscar Sáenz explicó que el documento estipula la zonificación y uso del espacio para propender por su restauración. Por ejemplo, “la zona del espejo de agua es la más vulnerable del Humedal. Allí está prohibido hacer usos intensivos del suelo, pastar ganado, hacer senderos o ubicar mobiliario. Hay otro sitio, más al borde, donde sí se permite hacer picnic o elevar cometa”, aclaró.

La limitación y permisividad de las actividades que se pueden desarrollar en el sitio están relacionadas con la categoría de protección que, en este caso es Área de Recreación Urbana, lo cual no se trata de la recreación entendida como el disfrute activo, sino desde la contemplación.

El académico añadió que el estudio previo a la declaratoria contribuye a un ‘cambio de chip’: “Antes se trabajaba el territorio con las necesidades locales, pero ahora se le da relevancia al conocimiento para que sea el que dé la directriz para gestionarlo. Primero se hace el estudio, se evalúa su importancia y se planea, no al revés”. De ahí la importancia de las alianzas Universidad – empresa – Estado.

La declaratoria de Área Protegida en categoría de área de recreación, fue protocolizada por la administración municipal y el AMVA, quienes valoraron el aporte de la U.N. y calificaron el proceso como fundamental en una zona urbana, en tanto se convierte en un espacio regulador de temperatura y reservorio de dióxido de carbono.

Además, la declaratoria del área de recreación urbana Trianón – La Heliodora, que comprende 23,7 hectáreas, contó con el aval del Instituto Alexander Von Humboldt y se convierte así en la quinta área protegida urbana del valle de Aburrá, pero la primera con certificación de esa institución. Las otras cuatro son el Parque Regional Metropolitano Cerro El Volador, las áreas de Recreación Urbana Cerro La Asomadera, Parque Ecológico Cerro Nutibara (en Medellín) y Piamonte (en Bello, Antioquia).

Con estas zonas y la de Ditaires (en Itagüí) en proceso de declaratoria, el AMVA y el Sistema Metropolitano de Áreas Protegidas (Simap) buscan garantizar la conservación de la diversidad biológica, la oferta de bienes y servicios ecosistémicos, así como fortalecer los valores socioculturales asociados a estos lugares. Un propósito en el que la academia y la comunidad tienen mucho por aportar.

4 de marzo de 2019