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¿En qué se parecen un arco de cacería, un violín y las jarcias de los barcos? En las cuerdas y, en correlación, en la tensión -un concepto de la Física que hace alusión a las fuerzas que soporta una soga sin romperse- “Ese tipo de observación es lo que nos puede enseñar el método de Leonardo Da Vinci de concatenar”.

Así lo destaca el profesor Alejandro Castaño Correa, profesor de la Escuela de Artes de la Facultad de Arquitectura de la UNAL Medellín, sobre el legado del artista renacentista italiano, de quien se conmemoran 500 años de su muerte en 2019.

La metodología, explica, se basa en hilar, “cómo una pregunta lleva a otra o cómo una inquietud nos muestra”. Tiene que ver con aprehender, con tomar para sí el entorno. Si alguien lo hizo fue Da Vinci, pues “racionalizó lo que lo rodeaba para poderlo poseer”, según el profesor, quien comenzó sus investigaciones sobre el artista cuando empezaba su carrera universitaria de Artes Plásticas, luego de que uno de sus profesores le regalara el libro El Leonardo desconocido de Ladislao Reti.

La Gioconda y la Última cena son algunas de sus piezas pictóricas más reconocidas en el mundo. Sin embargo, la obra de Leonardo Da Vinci atraviesa varias áreas. En ese sentido, según Whady Felipe Flórez Escobar, profesor de la Universidad Pontificia Bolivariana, no puede ser considerado como un erudito sino como un polímata, lo que se refiere a la sabiduría que abarca conocimientos sobre arte, ciencia o humanidades.

El artista renacentista aplica, al mismo tiempo, pintura, música, arquitectura, física, dinámica de fluidos, anatomía, fisiología, perspectiva, geometría y matemáticas, hasta cierto punto. Esas áreas del conocimiento las dominó a profundidad.

Lo hizo en el contexto del Renacimiento en el que vivió. Para entonces, según el académico Flórez Escobar, no puede ser catalogado como científico o ingeniero dado que en la época no existían formalmente esas profesiones. Manifiesta que sí debe ser considerado como un estudioso y que su aporte es, entonces, más actual.

Lo que él y el Renacimiento enseñaron, según el profesor Castaño Correa, fue la universalidad. De ello hay, en el presente, elementos que remiten a ella, pues “podemos saber de muchas cosas, aunque existan las especialidades”.

“La interdisciplinariedad que se maneja en el Renacimiento es la misma que se necesita en la actualidad”, reflexiona el docente Flórez Escobar. Expone que la pertinencia de abordar en el presente el concepto de multiversidad, entendido como una serie de saberes importantes para ejercer las profesiones muy especializadas pero poco profundas y con poca conectividad entre ellas.

Para entenderlo mejor, un ejemplo de este tiempo: “Los millenials y centenials no quieren estudiar química pura ni siquiera ingeniería mecánica, lo que quieren es aprender a manejar la realidad virtual, a hacer un robot y manejarlo, a hacer ciencia de datos o inteligencia artificial pero sin estudiar a profundidad estadística ni matemáticas ni física”.

Para él ese es un riesgo que se tiene hoy en día, por lo que sería apropiado que “retomáramos ese valor de Leonardo de combinar diferentes saberes para resolver un problema”.

Precursor

La ciencia y la ingeniería que hizo Da Vinci se basaron en la observación de la naturaleza, resalta el profesor Flórez Escobar, pues luego de examinarla trataba de entenderla, pero no hacía lo de los científicos modernos: crear un modelo que después se trata de validar para saber si se adapta a la realidad, posterior a la observación.

“En lo que fue innovador y sigue vigente fue, un poco, la introducción del método experimental. Aparte de dibujar realizaba experimentos para tratar de reproducir lo que observaba basado en explicaciones que él creía daban razón para que fluidos o animales se movieran de cierta manera”, asegura.

De particular importancia, plantea Flórez Escobar, son los estudios sobre hemodinámica: “hizo un corazón de vidrio en el que podía observar flujo de agua con arena que utilizó para simular la sangre. En eso se adelantó más de 500 años a los estudios Doppler -especies de ecografías- que se hacen hoy en día para diagnosticar enfermedades del corazón”.

Al prototipo, añade, le agregó válvulas de cuero para simular las cardíacas. Fue el primero en la historia en descubrir que, como no se mueven por sí solas, lo que hace que se cierren cuando la sangre sale del corazón es que se forma un vórtice. “Tuvieron que esperar hasta los años 1990 para observar ese fenómeno con equipos especiales, mientras que Leonardo ya lo había visto en el laboratorio. En la observación y experimentación detallada se adelantó a la ciencia moderna”.

Reflexionar sobre la actualidad a partir del pasado

La cosmovisión de Da Vinci tiene su punto de partida en la naturaleza, lo cual debe ser una gran enseñanza, según el escritor, divulgador científico y exdirector del Planetario de Medellín, Gabriel Jaime Gómez Carder.

“Ahora que se tiene una mirada más de conjunto gracias a estudios científicos del Espacio, la tecnología satelital y demás ayudas digitales, se puede tener la certeza de que todo está conectado. Por ejemplo, el problema grave y mayúsculo del cambio climático nos afecta a todos y en todas partes”, agrega.

El que expone es un fenómeno de origen antropocéntrico que algunos gobernantes aún desestiman. El liderazgo de la activista de 16 años Greta Thunberg en la exigencia de estrategias de mitigación del cambio climático es algo que Gómez Carder ha relacionado con las lecturas sobre Da Vinci, dada la visión holística y sistémica.

Para él la conmemoración de los 500 años de la muerte de Leonardo Da Vinci “son una oportunidad para invitar a reflexionar, a leer, tener grupo de estudio, de trabajo y de análisis para poder confrontar las ideas del pasado con lo que está sucediendo ahora. Ver, así, qué tipo de hombre es el que se está perfilando y el que viene mañana”.

 

 7 de octubre de 2019