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La Alcaldía de Arauquita ha dispuesto albergues para atender a los desplazados venezolanos. Foto: La Opinión.com.co / tomado de bit.ly/3tr7Cye

 

Es la posibilidad que plantean analistas, pues refieren que es difícil restablecer las relaciones diplomáticas entre ambos países, además, porque reconocer a los desplazados venezolanos que llegaron a Arauquita como refugiados implica para Colombia grandes responsabilidades sociales y económicas.

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Desde el 21 de marzo de 2020 en La Victoria (Venezuela) se registraron bombardeos y ataques de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana a disidencias de las FARC que hacen presencia en el área rural de ese municipio del Estado de Apure, fronterizo con Arauquita, en Colombia, a donde habitantes venezolanos se vieron obligados a desplazarse, tras robos y ejecuciones extrajudiciales que han denunciado.

Fueron más de 6000 las personas que llegaron a Arauquita, según informó la ONG Fundaredes a inicios de abril del 2020. Lo que se está dando en la zona fronteriza es un desplazamiento forzado, según Socorro Ramírez, profesora jubilada del Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales (IEPRI) de la UNAL Bogotá, quien afirma que se dio a la inversa en la década del 90, cuando colombianos se movilizaron a Venezuela a causa del conflicto armado.

En la coyuntura de entonces había buena vecindad entre Colombia y Venezuela, según la docente. En el marco de la Comunidad Andina, dice, se habían entrecruzado las economías y se logró generar una institucionalidad rica para manejar diversas interacciones entre los dos países: “Ocurrió en el mejor momento de la relación y por lo tanto había canales de procesamiento y atención”.

Lo que hoy existe es un desplazamiento complejo, que se da “cuando están paralizadas todas las relaciones y la institucionalidad para manejar la intensa vecindad y hay una peligrosísima diplomacia de micrófono en la que cada día se dicen cosas más alarmantes de ambos lados, y eso hace que se esté creando un escenario de riesgo que puede derivar en tensión o confrontación”, asegura.

Actuación y manejo de los países

Manifiesta que son muy peligrosas las acusaciones unilaterales de Nicolás Maduro contra Iván Duque y “por desgracia”, el gobierno colombiano cada día responde con otros señalamientos, cuando se trata de una problemática transfronteriza compartida.

Debido a lo que se vive en La Victoria son cada vez más las personas que se siguen movilizando a Arauquita en Colombia, según Arlés Manuel Pareda Yepes, presidente de la Corporación Colonia de Venezolanos en Colombia, quien dice que si las familias desplazadas no obtienen una solución “van a tener que moverse a las ciudades internas, lo cual generaría más colapso de lo que hay ahora en lo que se refiere, por ejemplo, a la situación de calle”.

Agrega que el manejo que Colombia le ha dado a este problema fronterizo es adecuado. La profesora Ramírez destaca el esfuerzo nacional e internacional y la labor de Naciones Unidas frente al desplazamiento poblacional. No obstante, argumenta que lo que está pasando tiene un límite para Arauquita, un municipio al que la gestión humanitaria le significa una gran carga y que ya declaró la calamidad pública.

En ese sentido, el venezolano Víctor Mijares Chacón, profesor del Departamento de Ciencia Política de la Universidad de Los Andes, asegura que “este desplazamiento es catastrófico, no solo para las personas que se están movilizando sino también para la población de Arauquita”.

Si bien en la zona hacen presencia agencias del Estado colombiano para atender a las familias y de Migración Colombia, el docente expone que “ha habido cierta resistencia para declarar a estas personas como refugiados, porque eso implicaría unas responsabilidades mayores, en particular para Arauquita, lo que supone un revés muy importante en un contexto adverso en materia de crecimiento económico y seguridad ciudadana”.

Recuerda que el mismo dilema lo vivió Venezuela en la década de los 90 con el desplazamiento de colombianos, cuando el gobierno de Rafael Caldera se resistió a darles el estatus de refugiados, porque implicaba una protección mayor, según el docente. Refiere que “se inventaron un eufemismo: desplazados en tránsito, que no significa nada en derecho internacional”.

Acerca de la actuación estatal dice que el gobierno colombiano está siendo cauteloso, pues reconocerlos como refugiados le implicaría mayor nivel de atención social y económica, por lo tanto “debe tener extremo cuidado con lo que está ocurriendo, dado que la situación tiende a complejizarse”.

También se complican los pronunciamientos oficiales, como se evidenció con el caso de la ministra de Relaciones Exteriores de Colombia, Claudia Blum, quien recientemente denunció ante Naciones Unidas que las circunstancias del territorio fronterizo se deben “al apoyo que da el régimen ilegítimo venezolano a grupos armados organizados narcoterroristas”.

Por este tipo de enunciados y por lo que están viviendo los desplazados venezolanos es que la profesora Ramírez hace el llamado a concretar soluciones, asunto prioritario, teniendo en cuenta que “hay mucha gente que necesita regresar en condiciones dignas, de respeto de sus derechos humanos. No debe seguir siendo señalada o estigmatizada como parte del problema cuando son víctimas”.

¿Qué soluciones se pueden plantear?

Una opción, según Pareda Yepes, es aplicar al nuevo Estatuto de Protección Temporal a Migrantes Venezolanos. Sin embargo, dice que no es lo que buscan los desplazados, pues comenta que el 80% de las familias que hay en los campamentos “quiere retornar a su país, de donde salieron obligadas de sus casas”. Lo que esperan, añade, es que se den mejores condiciones.

Lo primero que debe ocurrir para buscar solución, de acuerdo con la profesora Ramírez, es frenar lo que ella denomina como la “diplomacia de micrófono”. Lo segundo que sugiere es insistir en la necesidad de encontrar algún canal internacional que facilite que ambos países “pongan de su parte para evitar un incidente que genere una mayor y más peligrosa tensión, hacerle frente a la situación humanitaria y de seguridad”.

La injerencia de un organismo internacional es, además, importante en la medida en la que en la zona fronteriza hay poca información, según Pareda Yepes, porque el régimen venezolano ha controlado la prensa y requieren que avance la investigación de los hechos, algo que dice no ha sucedido hasta ahora.

La conclusión del profesor Mijares Chacón es: “Hay que abrir un poco los ojos, y despertar ante lo que está sucediendo, que los problemas económicos, políticos y sociales de Venezuela se están desbordando y están entrando en Colombia. A su vez tomar en consideración que la penetración del narcotráfico y la criminalidad tiene que ver con un desbordamiento del conflicto interno colombiano que no ha cesado con el Acuerdo de Paz”.

(FIN/KGG)

19 de abril de 2021