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Uno de los objetivos de este espacio es reunir comunidad universitaria sin distingo de sexo, religión o etnia, e incluir, de manera progresiva, las diversas sedes de la Universidad. Foto: Unimedios.

Reunidos en el Espacio del Hombre de la Biblioteca Efe Gómez y alrededor de una mándala a modo de ofrenda, miembros de la comunidad universitaria compartieron diversas reflexiones en torno a la diversidad étnica y el papel de la Institución en los territorios.

Este diálogo se dio en el marco de Encuentros-2022: comunidades, universidad y territorios, evento promovido por la UNAL Medellín que pretende propiciar conversaciones en busca de cumplir la misión institucional de estudiar, enriquecer y preservar el patrimonio cultural, natural y ambiental de la nación, además de formar sobre una base científica, ética y humanística para analizar los problemas nacionales, locales y territoriales.

“Queremos escuchar las voces de las comunidades étnicas y afro, de los territorios campesinos, de las mujeres, pero además para nosotros es muy importante que los estudiantes en general cuenten qué relación tienen ellos en su día a día académico con los territorios y hasta qué punto se conecta con la Institución”, comentó José Fernando Jiménez, profesor de la Facultad de Minas de la UNAL Medellín y coordinador de Encuentros-2022.

Se espera que anualmente se pueda realizar este encuentro con la diversidad que, en esta oportunidad, contó con conferencias, foros y presentaciones, además de un evento de trueque y de recepción de memorias académicas.

 

Una tradición basada en el diálogo

El círculo de la palabra es una actividad que se realiza habitualmente entre comunidades indígenas de diversos territorios de Colombia, y se da cuando se tiene que discutir un tema de importancia general. Cuenta con la presencia de los adultos mayores, que con su sabiduría guían la conversación, que no tiene fin hasta no llegar a un acuerdo.

“El que realizamos en la biblioteca manejó la concepción de la territorialidad y lo étnico, con un ofrecimiento a la tierra, una mándala hecha con semillas y flores como símbolo de agradecimiento por la vida. El ser y el estar en este espacio, también significa la unión de los pueblos indígenas en diferentes pensamientos, de hecho, hay figuras que hacen referencia al pueblo Embera, Inga, Camsá y Pasto.”, aseguró Gladys Elena Puerchambud Chasoy, estudiante de Ciencia Política e indígena de la comunidad Inga del Putumayo.

Uno de los temas discutidos fueron los sentimientos encontrados de los estudiantes indígenas al llegar a la ciudad a realizar sus estudios, pues, aunque están convencidos de querer formarse académicamente, saben que la educación científica implica poner en discusión muchas de las ideas y concepciones que tienen sus pueblos sobre la vida, la naturaleza y el hombre.

“Aquí queremos mostrar las perspectivas que hay en los territorios desde diferentes comunidades, y no solo se incluyen indígenas, por eso decidimos hacerlo en la biblioteca, un espacio redondo, óptimo para compartir desde la palabra. Estos encuentros permiten la visibilidad de la diversidad que hay dentro del campus, tener estas conversaciones permite que los demás conozcan de dónde venimos, qué es lo que hacemos y cómo es nuestra forma de ver el mundo”, explicó Ayda Milé España Jamioy, estudiante de Ingeniería Civil proveniente del Putumayo.

En el círculo de la palabra además de hablar de los retos que implica empezar a formarse en un territorio nuevo, se comentó sobre diversas situaciones de discriminación que dejan como resultado el cuestionamiento de la identidad y el respeto que se tiene hacía los pueblos indígenas, afro y raizales.

“Me parece súper importante este espacio porque la idea es no dejar perder la cultura de los grupos étnicos, y el hecho de no pertenecer a uno no significa que seamos indiferentes, a ellos les debemos un respeto y admiración muy grandes, pues han estado cuidando y respetando nuestro país desde mucho antes que nosotros”, comentó Heidi Bello Velandia, estudiante de Ingeniería Agronómica, proveniente de Arauca.

Pese a las dificultades, en este espacio también se reconoció el valioso aporte que hace la diversidad étnica a la Universidad, que no solo forma profesionales capaces de solucionar problemas, sino personas conscientes de replicar en sus territorios los aprendizajes alcanzados en la academia.

“Las universidades muchas veces parecen encerrarse en muros de libros, dejando de un lado la importancia de impactar en el territorio, es por esto que hay que pensar qué tipo de prácticas pudiéramos explorar de tal manera que tuviéramos una mirada más en superficie y menos magistral, y para eso hay que darles la palabra a los estudiantes y entender cómo están viendo las cosas, como conciben el mundo, el conocimiento y la comunidad”, concluyó el docente José Fernando Jiménez.

(FIN/DQH)

28 de noviembre de 2022