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Por fortuna, el mundo es cada vez menos tolerante a cualquier tipo de acoso o discriminación. Sintonizada con esa realidad, la Universidad Nacional de Colombia ha determinado rutas y protocolos para enfrentar el acoso. Así que quien se sienta vulnerado en temas sexuales o de género en la Sede Medellín encontrará apoyo institucional para afrontarlo. En principio, puede denunciar el hecho en la Sección de Acompañamiento Integral de Bienestar Universitario, que ofrece orientación psicosocial, jurídica y asesoría en prácticas de autoprotección ante riesgo o amenaza para el apoyo a las víctimas, que son el eje de la ruta.

Es que, desde hace algunos años, la Universidad adoptó mecanismos para la protección de los derechos humanos de su comunidad. Uno de ellos es el Protocolo para la Prevención y Atención de Casos de Violencias basadas en género y violencias sexuales en la Sede, precisamente donde se establece la ruta de atención para ese tipo de casos.

Estas estrategias establecen las indicaciones para la atención de las víctimas y determinan los pasos a seguir en el proceso de restablecimiento de sus derechos, según explicó Steeven Otálvaro Betancur, psicólogo de la sección de Acompañamiento Integral y líder del Programa de Desarrollo del Potencial Humano.

Así, la Ruta estipula que el proceso inicia cuando se recibe la queja o denuncia, ya sea a través del personal de vigilancia, de la Oficina de Acompañamiento Integral de Bienestar Universitario (ubicada actualmente en el primer piso del Bloque 11 en el Punto Vive Digital del Campus El Volador), en la Sección de Salud (Bloque 50A), en las direcciones de Bienestar de cada facultad o, mediante el Sistema de Quejas y Reclamos, que permite hacerlo de manera anónima.

“Comprendemos el miedo de la víctima frente a la denuncia y a la revictimización, quien, en algunos casos, al no conocer las rutas de atención puede denunciar a través de sitios y mecanismos poco pertinentes para ello, sin embargo, la institución está realizando esfuerzos importantes para socializar estas rutas y mecanismos a toda la comunidad universitaria a través de diferentes estrategias de difusión”. dijo Otálvaro Betancur.

La ruta de atención establece cinco etapas importantes para la atención. La primera es el conocimiento del hecho y la atención de la emergencia. La segunda, la orientación y atención en salud física y emocional, lo cual se hace en sinergia con la Sección de Salud de Bienestar Universitario, encargada de hacer valoración, estabilización médica, acompañamiento y seguimiento a casos críticos y remisión a servicios de asistencia en salud, asimismo, generar la alerta a las autoridades en caso de ser necesario.

La tercera etapa contempla el proceso alternativo pedagógico, que es opcional y debe contar con la autorización de la víctima. “Depende del tipo de denuncia o si la víctima es menor de edad”, mencionó Dora Cecilia Cardona Restrepo, jefe de la Sección de Acompañamiento Integral.

Complementa con que “este es un espacio de intervención, diálogo y reflexión sobre los hechos de violencia, la transformación de imaginarios y estereotipos de género, en el cual participan la persona victimizada y el presunto agresor, de manera individual o conjunta respetando la voluntad de la víctima”.

Lo siguiente es el proceso disciplinario que corresponde a la cuarta etapa de la Ruta, que se aplica de distintas maneras según la vinculación del victimario con la Universidad. Si es estudiante, se remite el caso al Comité de Resolución de conflictos y aspectos disciplinarios de su facultad. Si es un funcionario público o docente, a la Veeduría disciplinaria y cuando se trata de un contratista, a su supervisor o interventor.

Si el victimario es una persona egresada o externa a la Universidad, “lo que se hace es tratar de empoderar a la víctima para que interponga su denuncia también ante las instancias externas pertinentes: Centros de Equidad de Género, ICBF (Instituto Colombiano de Bienestar Familiar), Policía de Infancia y Adolescencia, comisarías de Familia, Unidad Permanente de Derechos Humanos de la Personería, etcétera”, aclaró el psicólogo Otálvaro Betancur. En algunos casos incluso, se ha restringido el acceso a la Sede de personas sobre las que pesan señalamientos de acoso y que no tienen vínculo vigente con la Universidad.

La Jefe de la Sección de Acompañamiento Integral explicó que se trabaja en sinergia con las diferentes dependencias de la institución y después de la atención a los casos y la remisión a los cuerpos colegiados o entes disciplinarios establecidos para ello, se hace seguimiento, transcurridos seis meses de la radicación de la queja.

Los asuntos de género y las violencias sexuales y basadas en género “son un tema transversal que nos debe tocar a todos. Cuando se habla de difusión todos los estamentos y dependencias debemos sensibilizarnos frente a ello y replicar la Ruta”, enfatiza la funcionaria Cardona Restrepo.

La Ruta de atención se puede activar incluso si se da un caso de acoso después de las 5:00 p.m., los fines de semana o festivos; la víctima puede informar lo ocurrido y activar el sistema de emergencias a través del personal de vigilancia más cercano, que gestionará la atención o se comunicarán con Emermédica al teléfono 3106702 o a la línea gratuita 018000117087. Se debe tener a la mano el NIT de la Universidad (899.999.063-3) y la dirección: carrera 65 # 59A–110.

El deber y compromiso de la Sede, dice Dora Cardona Restrepo, es “garantizar los derechos de la comunidad universitaria e incluso de los visitantes”.

¿Cómo reconocer las violencias?

Hay algunas conductas que de tanto repetirse parecieran más o menos normales y por eso no se ven; pero son igual de nocivas y por eso es necesario mantenerse atentos a ellas y reflexionar permanentemente sobre su imparto, explican los funcionarios de Bienestar Universitario.

Las violencias sexuales se definen, en general, como el hecho de que la víctima mantenga contacto sexualizado verbal o físico en contra de su voluntad; también están las agresiones o discriminaciones fundamentadas en preferencias sexuales o de género.

En torno a estos temas la Sección de Acompañamiento Integral realiza diversos esfuerzos de sensibilización y difusión para la prevención de estos casos a través de variadas estrategias y herramientas pedagógicas tales como el violentómetro, una herramienta que indica acciones de alerta escaladas de menor a mayor nivel de gravedad entre las que están las bromas hirientes, los chantajes, humillaciones en público, caricias agresivas, amenazas de muerte, violación, hasta llegar incluso al feminicidio.

La Universidad tiene toda la determinación de acompañar a las víctimas, respetando la dignidad y el debido proceso de quienes en principio son señalados como agresores. Sin embargo, es fundamental que el acompañamiento institucional se complemente con acciones básicas de autocuidado y solidaridad entre los propios integrantes de la comunidad universitaria. Cerrar el camino a estas prácticas ancestrales que pasan por el humor y la costumbre, es responsabilidad de todos y compromete la materialización de nuestros valores.

 

26 de marzo de 2019