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Una casa agradable rodeada de naturaleza y ubicada en el barrio Robledo Palenque es el espacio en el que niños entre los 3 y los 11 años se divierten y aprenden. Es la Escuela de la Universidad Nacional de Colombia (en la Sede Medellín), que ofrece educación en los niveles de prejardín, jardín y transición, además de primero a quinto grado de Básica Primaria.

El ambiente que ofrece “hace que sea una experiencia mucho más agradable que en cualquier otra escuela. Había una materia que se llamaba Huertas, sembrábamos cultivos y cada semana los regábamos”, recuerda Juan Sebastián Falcón, quien estudió de tercero a quinto en la Escuela y regresó a la Sede hace dos años y medio para hacer su pregrado en Estadística.

Esta posibilidad hizo que se hiciera consciente, desde temprana edad, de la importancia del cuidado de la naturaleza y, en ese sentido, dice: “hizo mi infancia más feliz”.

La estrategia pedagógica está ligada al restaurante escolar, pues el hecho de que los niños cosechen su propio alimento ha motivado el consumo de verduras y hortalizas, según Soreyi María Barrero Castañeda, directora delegada para la Escuela de la U.N. en Medellín.

El proyecto fue reconocido en octubre de 2017 por la Unidad de Seguridad Alimentaria de la Secretaría de Inclusión Social y Familia de la Alcaldía de Medellín.

El de las huertas es solo uno de los programas distintivos, pues la Escuela le apuesta a una pedagogía activa que acompaña el aprendizaje de los niños, partícipes fundamentales de la experiencia.

Según la directiva, ser “una institución de enseñanza personalizada ha logrado evidenciar que, a través de la experiencia de los niños con el conocimiento, se logra aprender más fácil de manera lúdica y divertida”.

Y así es como lo recuerda Sebastián, pues además de las clases de danza, al final de cada año lectivo, durante su paso por la Escuela, los grupos hacían una coreografía.

Las artes son, precisamente, un foco en el proceso formativo de los niños como opción para potenciar sus habilidades en yoga, ensamble musical, dibujo y teatro; las tres últimas disciplinas integradas a currículos académicos.

“Eso es muy importante porque es el desarrollo integral del ser. Contribuye a que los niños y niñas de la escuela se conozcan como tal”, dice el profesor Julio César Sánchez Henao, director Bienestar Universitario de la Sede.

Desde esta perspectiva, el propósito de la Escuela es facilitar espacios de interacción con el entorno y así generar una mejor aprehensión del conocimiento. Para ello ha desarrollado las salidas pedagógicas. Actualmente, por ejemplo, los estudiantes de preescolar de la profesora Roquelina Yabur Ríos, quien trabaja desde hace 18 años en la Institución, aprenden sobre la ciudad, por lo que han realizado visitas a sitios como el Estadio.

El Campus El Volador de la Universidad es otro de los lugares a los que asisten con frecuencia para desarrollar actividades extracurriculares gracias a un convenio con la Escuela de Química o que implican el uso de aulas taller como las de inglés o matemáticas, área en la cual la implementación del modelo pedagógico, según Barrero Castañeda, “nos ha llevado a tener reconocimiento a nivel de ciudad. La Institución está en el mismo nivel de escuelas privadas de Medellín y por encima de las oficiales, incluso de Colombia, también en Lengua Castellana”.

“Yo siempre lo he tenido claro: la Escuela tiene un buen contenido curricular, es completo y son jóvenes formados con altos estándares”, dice José Luis Falcón Prasca, jefe de la oficina de Nómina de la Sede y padre de Sebastián, sobre la motivación para ingresar a su hijo a esa institución hace varios años.

Falcón Prasca, quien fue vigilante en la Escuela cuando era guardería, “veía su acondicionamiento y adecuación física, y pensaba: aquí los niños deben pasar muy bien. Siguió siendo un espacio agradable cuando la cambiaron para otro lado”.

La Institución ha estado ubicada en varios lugares. Actualmente se sitúa en Robledo Palenque en la Calle 88 A Nº 68-85 Finca 140. La Guardería fue creada el 28 de junio de 1977 en Bogotá y ratificada el 30 de junio de 1978. Desde entonces está adscrita a Bienestar Universitario.

Su origen se remite a una convención colectiva entre la Institución y su Sindicato de Trabajadores (Sintraunal) que definieron la asistencia de niños entre los dos meses y seis años en los niveles de cunas, caminadores, párvulos, prejardín y preescolar. No obstante, el servicio de párvulos solo se ofreció entre 1991 y 1998.

En 1993 la ahora profesora Yabur Ríos se presentó a convocatoria y no pasó porque dice, apenas se iba a graduar, pero su meta de trabajar en la Escuela de la U.N. la hizo intentarlo una vez más, y lo logró. “Esto es la octava maravilla”, dice y se ríe. “Es un lugar en el que puedes desempeñarte con la autonomía que quieres en tus clases, pero como tienes pocos estudiantes, los conoces a todos y así puedes dar cuenta del proceso que cada niño lleva”, agrega.

Actualmente hay 116 niños, entre estudiantes de prejardín a quinto de primaria. La Escuela es de calendario A y cuenta con transporte escolar. A ella pueden acceder solo los hijos de empleados docentes y administrativos oficiales, y los de estudiantes tanto de pregrado como de posgrado, para quienes seguramente ha representado gran contribución, como lo menciona la directora delegada.

Así, la Escuela ha sido un lugar especial para padres de familia, egresados como Sebastián que la recuerdan con gran cariño o sus profesores, como Yabur Ríos, quien la considera su segundo hogar.

6 de mayo de 2019