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Un entorno educativo basado en la colaboración entre humanos y máquinas que propician una enseñanza híbrida entre lo tradicional y las tecnologías 4.0, ahora es una realidad. Esta revolución pedagógica silenciosa está redefiniendo el proceso de enseñanza-aprendizaje y el papel histórico de los profesores, transformándolos en guías que preparan y orientan a las futuras generaciones para habitar el mundo tecnológico que les espera, ejerciendo un rol de liderazgo hacia una transición que posibilite una convivencia inteligente con las máquinas.

 

En estos nuevos roles donde hay mayor autonomía del estudiante, el profesor es un actor facilitador y no un replicador del conocimiento que ya se encuentra disponible. Foto cortesía de Pexels.

 

Como “artífices de la transformación digital en las aulas” y “capitanes en la navegación de la inteligencia artificial educativa”, así responde ChatGPT ante la pregunta del nuevo rol de los profesores en el contexto educativo tras la incursión de las tecnologías 4.0 como este chatbot de inteligencia artificial. Sin embargo, la velocidad en que aumentan estos desarrollos en el marco de esa reinvención educativa, demanda un enfoque más pragmático donde los docentes dejan de ser una fuente lineal de información en el aula y se transforman en curadores del aprendizaje, tutores y facilitadores del conocimiento y acompañantes y mediadores de la educación.

“De manera coloquial”, se podría entender a la inteligencia artificial (IA) como el centro de operaciones, el cerebro que recepciona los datos y las acciones que realizan las tecnologías de la información y de la comunicación (TIC), también llamadas tecnologías 4.0, que emergieron en el año 2016 en lo que se declaró como la Cuarta Revolución Industrial, comenta John W. Branch, director del Grupo de Investigación y Desarrollo en Inteligencia Artificial (GIDIA) de la Universidad Nacional de Colombia Sede Medellín.

 

Según la encuesta sobre el uso gubernamental de la IA para la educación, apenas siete países (China, Finlandia, Georgia, Qatar, España, Tailandia y Turquía) notificaron desarrollos de marcos o programas de capacitación en IA para profesores. Solo el Ministerio de Educación de Singapur informó la creación de un repositorio en línea centrado en el uso de ChatGPT para la enseñanza y el aprendizaje (UNESCO, 2023).

 

Estas nuevas tecnologías nos sirven y facilitan en la recolección, procesamiento y almacenamiento de datos. “Entre éstas están el internet de las cosas, la big data, el blockchain, la realidad aumentada y otras tantas que se armonizan con los conceptos y las técnicas de la IA para lograr transformar, analizar y visualizar los datos y las decisiones que se pueden tomar a partir de este ecosistema. La IA es un socio dentro de toda la apuesta en la enseñanza-aprendizaje y, en general, en el desarrollo de las actividades administrativas, jurídicas, financieras y todos los procesos que soportan la institución; es un aliado clave siempre para mejorar la toma de decisiones”, señala Branch, doctor en Ingeniería.

Pese a que durante más de 20 años se ha utilizado la IA en el marco de proyectos de investigación académicos, su incidencia más notoria se evidencia en la educación actualmente con la llegada de la inteligencia artificial generativa (IAGen), indica Germán Zapata Madrigal, profesor asociado al Departamento de Ingeniería Eléctrica y Automática de la UNAL Medellín. Debido a esto, se han cambiado algunos aspectos fundamentales que permean distintas capas de la enseñanza-aprendizaje.

 

La IA generativa es el siguiente paso en la inteligencia artificial. Se entrena para que aprenda cualquier tema complejo y permite crear ideas y contenidos como historias, personajes, conversaciones, textos, imágenes, videos y música. Se usa para diversos fines como los chatbots y el desarrollo y el diseño de productos. Algunos ejemplos son Midojourney, generador de imágenes; ChatGPT o Gemini, creadores de texto o código, y GitHub Copilot de audio. La IAGen trata de imitar la inteligencia humana en tareas informáticas no tradicionales, como la traducción, el reconocimiento de imágenes y el natural language processing (NLP, procesamiento de lenguaje natural). Además, reutiliza los datos usados en su entrenamiento para resolver nuevos problemas.

 

Ofrece acompañamiento al profesor convirtiéndose en un asistente para la preparación y la búsqueda de temas, el seguimiento detallado a los estudiantes y la creación de contenido y evaluaciones personalizadas de acuerdo al proceso de aprendizaje de cada uno. Para el alumnado representa múltiples oportunidades en la búsqueda de temas e información más precisa y decantada, en la orientación de estudio y últimos avances.

Debido a lo anterior, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) llama la atención sobre la necesidad de proteger la acción humana a medida que la IAGen se vuelve cada vez más sofisticada.

“Un peligro clave es su potencial para socavar la acción humana. Conforme más personas la utilicen para escribir o para otras actividades creativas, es posible que involuntariamente acaben dependiendo de ella, esto puede comprometer el desarrollo de habilidades intelectuales. Aunque puede usarse para desafiar y expandir el pensamiento humano, no debería permitirse que lo sustituyera”, expone la Guía para la inteligencia artificial y la educación 2023.

Arquitectos del aprendizaje

Con el tiempo hemos logrado entender que la clave siempre será el rol que sume uno como docente ante estos desafíos y oportunidades que se están generando con las transformaciones, argumenta Jaime Andrés Carmona Mesa, profesor e investigador de la Facultad de Educación de la Universidad de Antioquia.

“Entre los desafíos podría resaltar el uso ético y responsable de estos sistemas en aspectos como la privacidad de los estudiantes y otras personas, la equidad en el acceso a estas tecnologías para evitar que esa brecha digital se aumente, el desarrollo de un pensamiento crítico y una alfabetización digital para que los estudiantes puedan usar ampliamente, pero de manera responsable estas tecnologías”, advierte Carmona Mesa.

La IA en la educación también ofrece oportunidades “muy emocionantes”. Como profesores nos beneficiamos al poder dedicar el tiempo a asuntos de mayor valor al alivianar la carga administrativa, al trabajar más a detalle y tener recursos más robustos. Empezamos a identificar potencialidades, oportunidades de trabajo, detección temprana de problemas de aprendizaje y una analítica avanzada para crear trayectorias educativas adaptadas a cada estudiante y su perfil de aprendizaje, enlista Jaime Carmona, doctor en Educación, quien agrega que, otra ventaja son los recursos educativos mucho más interactivos y envolventes, generados de forma ágil gracias a las nuevas plataformas asistidas por IA, con contenidos más agradables desde lo visual y con elementos didácticos potentes sin invertir mucho dinero.

Los profes ahora tienen nuevas tareas. La metodología en la clase y la clase magistral tendrá que surtir también cambios de construcción de conocimiento y de retroalimentación, según Germán Zapata, director del Grupo de Investigación en Teleinformática y Teleautomática de la UNAL Medellín.

“Los estudiantes han avanzado mucho en el uso de estas herramientas, tenemos que preocuparnos en cómo van a ser estas metodologías, cómo va a ser la dinámica en el salón de clase y por fuera, sabiendo que hay tanto conocimiento. Con el acceso a fuentes analizadas por parte de los alumnos, uno como docente ya no tiene la última palabra, mientras el profe habla en clase ellos están consultando herramientas de inteligencia artificial y pueden verificar si el profesor está en lo correcto o no”, agrega Zapata investigador de la Facultad de Minas.

“Ya no es el que repite un tema, sino quien facilita el acceso a este lo más rápido posible a través de distintas herramientas y está para dialogar, discutir, corregir y orientar a esos estudiantes para que se apropien de ese conocimiento”, puntualiza al respecto John W. Branch. Estos cambios le exigen transformarse en un verdadero tutor, haciendo uso de su experiencia no solamente temática, sino producto de la madurez cronológica respecto a los estudiantes, en ese proceso de formación que requieren los alumnos y que se les debe entregar, adiciona.

 

Mientras que ChatGPT alcanzó los 100 millones de usuarios activos mensuales a enero de 2023 en todo el mundo, solo un país publicó normativas sobre IAGen en julio de ese mismo año. El lanzamiento de versiones de IA generativa de acceso público supera la velocidad de adaptación de las regulaciones y esta falta de reglamentación, en la mayoría de los países, deja desprotegida la privacidad de los datos de los usuarios y sin preparación a las instituciones educativas para validar las herramientas (UNESCO, 2023).

 

La evaluación a los estudiantes, por ejemplo, ha cambiado porque ya no tiene sentido aplicar técnicas convencionales de cuestionarios, pues son asuntos que resuelve la IAGen. Otra transformación es la generación de ensayos o contenido escrito, hay que darle una mirada distinta a esta metodología, a cómo se asignan esos trabajos que ayudan a que el estudiante se forme en la capacidad lectora y de argumentación, pero eso ya lo asume la inteligencia artificial, entonces debe revaluarse cómo formar esas competencias de los estudiantes. Otros detalles que no se notan mucho son la elaboración de presentaciones, material gráfico y figuras, que van a ser tenidos en cuenta en el aula de clase y en los contenidos que elaboramos como profesores, detalla el docente Germán Zapata Madrigal.

 

El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) advierte que el verdadero desafío no reside en la tecnología, sino en los problemas que aquejan a los sistemas educativos como la baja calidad y la alta inequidad. Allí es donde la IA entra en juego como una herramienta que va más allá de la automatización, con su capacidad para personalizar y adaptar la educación para satisfacer las necesidades individuales de estudiantes y maestros.

 

“El enfoque o propuesto exige intrínsecamente que la IA esté centrada en el ser humano, requiere incluir el papel de la IA en la solución de las desigualdades actuales en materia de acceso al conocimiento, investigación y diversidad de las expresiones culturales, además de garantizar que esta no amplíe la brecha tecnológica dentro de los países y entre ellos”, argumenta la UNESCO en su Guía para la inteligencia artificial y la educación 2023.

¿Qué vamos a hacer con tanto conocimiento disponible? Ya hay que abordar cambios significativos, esta tecnología es la más reciente y va a pasos acelerados. El estudiante es partícipe de su propia formación y la universidad tendrá que reevaluar sus contenidos curriculares, son temas que hay que plantear pero que apenas estamos iniciando. Son muchas herramientas y cada una tiene millones de bites de información, ya el profesor se queda muy corto en su conocimiento. las experiencias enriquecedoras implican que los estudiantes ayuden a construir conocimiento y entre todos se construyan esos saberes, reflexiona Zapata Madrigal.

(FIN/JRDP)

14 de mayo de 2024