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El país atraviesa una crisis en materia de precios y suministro de medicinas, enfermedades para las cuales aún no se ha encontrado cura. Esto se debe a una suma de factores como la dependencia de materias primas y medicamentos de las grandes farmacéuticas por el abandono del desarrollo propio desde hace algunas décadas con el fin de fomentar las importaciones, la regulación de los costos, la falta de fortalecimiento de la cadena farmacéutica nacional y la incertidumbre que atraviesa el sistema de salud. Expertos en el tema proponen fórmulas para tratar este mal que enferma el bolsillo de las familias colombianas.

 

Aunque hay factores globales que afectan el precio de los medicamentos, la crisis actual del Sistema de Salud agudiza esta situación en el país, según académicos. Foto tomada de Pexels.

 

Durante los últimos meses Colombia ha deambulado entre la escases y el desabastecimiento de medicinas, situación que, de acuerdo con estudiosos del tema, no es un fenómeno único del país, también lo viven otras naciones “debido a las distorsiones y problemáticas del modelo de innovación farmacéutica, lo cual hace que ciertos medicamentos sin mucha rentabilidad o con fuentes de producción de materias primas concentradas o monopolizadas, sean difíciles de encontrar y se desabastezcan en ciertos sitios”, explica Claudia Patricia Vaca González, directora del Centro de Pensamientos, Medicamentos, Información y Poder de la Universidad Nacional de Colombia Sede Bogotá.

Aunque esta situación se presenta por diversos factores internacionales, para el caso del contexto nacional es necesario “reconocer que la coyuntura del Sistema de Salud debido a las tensiones, los problemas de recursos, de pagos, la incertidumbre de la situación actual con las Entidades Promotoras de Salud (EPS) y el debate a la reforma de salud, también pueden agravar la disponibilidad de ciertos medicamentos y explicar algunos de los problemas de escases de la cadena, como falta de entrega a ciertos pacientes y en ciertas condiciones y momentos“, señala la profesora asociada al Departamento de Farmacia de la UNAL.

 

“Un desabastecimiento real ocurre cuando la industria farmacéutica, por razones de tipo económico, no fabrica un medicamento y este entra en escases. Lo otro puede ser que el medicamento exista en el mercado, pero no hay como pagarlo o se consigue más costoso, eso no es desabastecimiento. Debemos preguntarnos si cuando un medicamento no ha ingresado al país debido a los trámites, ¿también está desabastecido?”, expuso José Julián López, doctor en Ciencias Farmacéuticas y docente del Departamento de Farmacia durante el programa radial Análisis UNAL Bogotá, emitido en febrero de 2024.

 

Un problema con muchas causas y soluciones

Esta situación es multicausal, por ende, es necesario abordarla desde distintas miradas que articulen al Estado, la academia, la empresa privada, el tema normativo y la asignación de recursos, manifiesta Wber Orlando Ríos Ortiz, presidente de la Asociación Colombiana de programas de Química Farmacéutica (ASCOLPROFAR).

“Cuando hablamos de dependencia de medicamentos a nivel mundial, en gran medida, es sobre las multinacionales. La empresa farmacéutica, en general, se dejó de fortalecer hace años, la academia farmacéutica nacional también y eso es lo que estamos viviendo. Tenemos una demanda insatisfecha de medicamentos y materias primas que el país no produce, debemos importar la mayoría de ellos, lo que nos deja expuestos a las demandas mundiales, lo cual afecta los precios de compra. Si a eso le sumamos que cuando se habla de un control de precios de los medicamentos se fija un techo o un precio, eso hace que estos sean poco atractivos para las empresas que los traen, porque golpean directamente sus bases de contribución, esto se va juntando y hace que estemos en la situación que vivimos. También se suma que los colombianos estén utilizando recursos propios para comprar los medicamentos que el Estado debería entregar, eso tampoco es adecuado”, comenta Ríos Ortiz, decano de la Facultad de Ciencias Farmacéuticas y Alimentarias de la Universidad de Antioquia.

 

Colombia cuenta con el Sistema de Información de Precios de Medicamentos (SISMED), una estrategia de salud pública que tiene por objetivo mejorar la accesibilidad a medicamentos esenciales por parte de la población, especialmente de aquella de escasos recursos económicos, enmarcado en los lineamientos de la lucha contra la pobreza y la descentralización. El SISMED indica los medicamentos que están en el país y que tienen una provisión suficiente, así como los precios que pueden ser competitivos para el sistema de salud y para su compra por los pacientes.

 

Entre las últimas novedades en cuanto a la regulación de los precios de los medicamentos en el país se destaca la publicación de la información en El Sistema de Información de Precios de Medicamentos (SISMED) correspondiente al cuarto trimestre de 2023, que puede ser consultado en el Sistema Integral de Información de la Protección Social (SISPRO). Además, se cuenta con la Circular 18 del 14 de marzo de 2024, "por la cual se establece la metodología para la aplicación del régimen de control directo de precios para los medicamentos que se comercialicen en el territorio nacional".

“El Gobierno Nacional, a través del Ministerio de Salud, actualizó la metodología para hacer la regulación de precios. Esos cambios facilitarían cualquier proceso de regulación adicional que se tenga que hacer. Sería deseable que haya una decisión de regulación de precios en el momento actual para disminuir la presión sobre el gasto que está teniendo, por ejemplo, en el aumento de demanda, además de los problemas financieros por falta de recursos en el sistema de salud”, expone Claudia Vaca.

Sin embargo, cuando los medicamentos no tienen suficientes proveedores, la cosa cambia un poco. Aunque esos medicamentos monopólicos estén regulados, agrega la profesora de la UNAL, “la demora de actualización de los precios en cambio de dólar y por el tiempo en que se estableció el precio (la última actualización se dio hace dos años), en ese lapso transcurrió la pandemia y los problemas globales en la importación de medicamentos, razones por las que esos precios han estado muy por debajo de lo esperado y en algunos casos puede desincentivar la disponibilidad en los laboratorios que los proveen, pero esos casos son muy excepcionales”.

Gasto de bolsillo

El gasto de bolsillo se conoce cuando el usuario es quien asume el precio del medicamento que debería ser suministrado por el Estado. “Tenemos un gasto de bolsillo bajo y una cobertura buena en medicamentos porque todo teóricamente está incluido, pero estos problemas de escases, de entrega y de demandas insatisfechas va a impactar y, posiblemente, vamos a tener que actualizar el peso del gasto de bolsillo de los ciudadanos, porque es cierto que esto ya está afectando la entrega continua, sobre todo de los tratamientos crónicos, la gente no deja de comprar los medicamentos si es parte del manejo de su tema de salud”, analiza la fármaco-epidemióloga Claudia Patricia Vaca.

La profesora enfatiza que, en discusiones que se han dado en el país, por la incertidumbre debido a la situación actual y el cierre de las EPS, el primer eslabón que se va a afectar “van a ser los pacientes que requieren medicamentos de alto costo, porque justo las EPS van a dejar de entregarlos, sobre todo las que están intervenidas o en proceso de liquidación debido a sus problemas de financiamiento; y esa es la punta del iceberg de los medicamentos de alto costo y enfermedades huérfanas. Después están quienes requieren medicamentos crónicos, que no tienen esos costos tan elevados pero que también empiezan a tener problemas en la cadena de suministros y eso va también a afectar el gasto de bolsillo, porque las personas pagan más fácilmente de su bolsillo estos tratamientos, mientras que los de alto costo no. Son problemáticas diferentes en las que se tendría un impacto pronto”.

Un Estado articulado con la realidad

Esta fórmula para acabar con los altos precios y el desabastecimiento de medicamentos se compone de diversas acciones a corto, mediano y largo plazo. Para ello, se requiere “una buena voluntad del Estado en cuanto a flexibilidad normativa, asignación de recursos para investigación y producción y una articulación entre la empresa nacional privada y la academia. Podemos encontrar soluciones a corto plazo, sin dejar de lado que las multinacionales farmacéuticas siguen haciendo su labor, que es muy importante, pero el país tiene que seguir apuntándole a ser soberano farmacéuticamente hablando, si es que algún día lo logramos”, recalca Wber Orlando Ríos Ortiz.

Para el académico, sería muy potente articular la empresa farmacéutica con el conocimiento académico e investigativo que producen actualmente las 13 facultades de química farmacéutica colombianas.

De otro lado, “los trámites que existen para sacar licencias y registros sanitarios ante el Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos (INVIMA) son muy lentos, sabemos que la nueva dirección de la entidad y su equipo están en sintonía y conscientes de que los trámites se deben agilizar y flexibilizar, obviamente no negociando la calidad de medicamentos que fabricamos en el país, pero sí hacer los trámites más ágiles y más fluidos para que cuando se desarrolle un medicamento podamos ver resultados en corto tiempo. Esto va a permitir que podamos desarrollar nuestros propios medicamentos y, a la par, elaboremos nuestras materias primas y principios activos en los que actualmente trabajan grupos de investigación”, añade Ríos, presidente de la Asociación Colombiana de Programas de Química Farmacéutica (ASCOLPROFAR).

Por su parte, la principal preocupación para la directora del Centro de Pensamientos, Medicamentos, Información y Poder de la Universidad Nacional de Colombia Sede Bogotá, Claudia Vaca, es la capacidad del Ministerio de Salud para asumir una intervención regulatoria de este tipo.

“Esto se da en la mitad de un debate tan grande y las dificultades por las decisiones que se han tomado, porque en realidad es tener muchos incendios a la vez y una capacidad limitada para tomar decisiones regulatorias que alivien la presión sobre el gasto. Lo que sí pudiera pasar, y sería deseable en el caso de la Nueva EPS y las EPS intervenidas, es que el seguimiento a esas intervenciones que haga la Superintendencia de Salud incluyan un monitoreo sobre los precios de los medicamentos, los problemas de almacenamiento, de entrega y de acceso que se han venido documentando. Eso sí que es urgente, porque a la final, el coletazo de los debates sobre la reforma a los sistemas de salud y las intervenciones está generando escases en ciertos tipos de fármacos y cadenas de distribución. La incertidumbre y la falta de dinero está haciendo que la cadena de suministros se altere o afecte”, recalca Vaca González.

Con respecto a la síntesis y producción de materias primas, las sustancias activas que se usan para producir medicamentos, el tema es más complicado porque trasciende la política industrial local de transformación y manufactura que está concentrada en Asia, Estados Unidos y Europa.

“La política industrial nuestra reciente, de diciembre del año pasado, plantea la dinamización del sector industrial en la elaboración de productos terminados, que se había desincentivado en el país durante épocas, ahora se están estableciendo mecanismos para que volvamos a retomar ese camino. Para eso tenemos capacidades, posibilidades e incentivos que se están poniendo teóricamente en esa política. Tendría que dinamizarse; es decir, ponerse en marcha recursos de ciencia y tecnología, alivios tributarios para quien haga la producción local, estrategias combinadas de compra estatal anticipada, cosas que logren atraer la suficiente inversión para la producción local y que cumpla con las metas de esa política industrial. Los principios activos requieren una coordinación regional y global más fuerte, el país tendría que meterse en una agenda diplomática y de integración comercial para eso, pero aún no está muy clara esa estrategia”, expresa la profesora y fármaco-epidemióloga.

Por su parte, el decano de la Universidad de Antioquia Wber Ríos insiste en que, “en la medida en que nos volvamos fuertes en industrializar el país en el tema de farmacéutico, el control de precios se va a dar. Cuando hay una muy buena oferta de medicamentos, automáticamente se regulariza el precio, porque si tengo diferentes fuentes y productores, téngalo por seguro que el precio se regula, ni siquiera el Estado tendría que hacerlo y esto facilitaría el acceso”.

(FIN/JRDP)

4 de junio de 2024