Las mujeres en la ciudad han asumido las tareas de cuidado en un contexto que, a su vez, les exige trabajar, cada vez más solas y con poca solvencia económica debido a la escasa distribución de las labores del cuidado entre las instituciones sociales a las que compete este asunto. Lo anterior ha provocado una crisis que se retrata en la vida cotidiana de la población femenina y agudiza su vulnerabilidad, principalmente en sectores como el Centro y el Norte de Medellín. Esta investigación, realizada en el marco de la Maestría en Estudios Urbano Regionales, evidencia la desconexión entre los ejercicios de planeación urbana local, el cuidado y la participación femenil en el mercado laboral.
Los talleres ocultos de la ciudad: reproducción del espacio urbano y cuidados en la planeación urbana de Medellín (2005-2020), explora las condiciones de las mujeres en su vida cotidiana urbana y cómo ésta se relaciona con los roles de cuidado y los ejercicios de planeación que se desarrollaron durante estos años.
Para retratar con mayor precisión lo qué sucede con las mujeres en la ciudad, este estudio, realizado en la Universidad Nacional de Colombia Sede Medellín, analizó censos, encuestas, estudios de mercado laboral y otra información recolectada entre los años 2005 y 2020, período en donde la planeación urbana local tuvo un auge significativo, al igual que se evidenció el desarrollo de un ejercicio político más marcado, según el estudio.
“El título parte de una metáfora que utiliza otra autora muy reconocida que es Nancy Fraser, quien habla sobre los talleres ocultos del capital, aquellos espacios, sistemas o esferas de la sociedad que no necesariamente están regidas bajo la contradicción salario-trabajo o capital-trabajo, pero que aportan a que se mantenga esa contradicción, como la reproducción social o lo que comúnmente conocemos como los cuidados”, señala la magíster en Estudios Urbanos Regionales, Manuela Arango Restrepo.
La tesis pretendía evidenciar la relación que existe entre los cuidados o esa reproducción socioespacial y la forma en la que se dan y se proyectan desde la planeación en Medellín. “Es decir, no debe ser solo una planeación que esté pensando en inversiones inmobiliarias o en grandes infraestructuras físicas o de movilidad, sino también en cómo organizar una ciudad de acuerdo a los roles de género”, agrega.
Más responsabilidades, menos oportunidades
La autora recalca que, aunque el factor de clase es una categoría que se ha olvidado por mucho tiempo en las investigaciones, sobre todo en las que están relacionadas con la planeación de la ciudad, para este estudio tuvo mucha fuerza, pues explica muchos de los fenómenos que se observan en Medellín.
“Ese factor de clase importa demasiado. No se puede analizar la reproducción social y los cuidados sin pensar en esto. Si no diferenciamos, se va a creer que todas las mujeres estamos haciendo lo mismo y aunque estamos transversalizadas bajo una misma presión (de los cuidados), son condiciones de vida totalmente diferentes”, aclara Manuela Arango.
En cuanto a la jefatura del hogar y las posibilidades de que las mujeres accedan a trabajos formales, se sigue viendo una marcada diferenciación entre el Norte y el Sur de la ciudad, entendiendo esto como una segregación espacial en razón de los ingresos, según la investigación. Mientras que en el Sur se evidencian más mujeres con posibilidad de trabajo, en el Norte (uno de los sectores más empobrecidos) ocurre lo contrario. Adicional a esto, es la zona donde más mujeres jefas de hogar se concentran.
De acuerdo con Arango, los datos recolectados en los censos evidencian que las jefaturas de hogares femeninas han aumentado considerablemente, a partir de ello se podría inferir que ya no están dependiendo de sus parejas económicamente, sin embargo, están a cargo de sus familias sin tener ni siquiera condiciones de vida aseguradas como un empleo, lo que agudiza la situación.
Para la también politóloga, este elemento debería tener otras implicaciones y consideraciones de análisis adicionales, como cuáles son sus ingresos y si en realidad tienen una vida digna. Agrega que en los contextos familiares son las mujeres las que menos posibilidades de trabajo tienen. Actualmente, tampoco están teniendo la posibilidad de entrar al bachillerato.
“Siempre nos han dicho que un factor importante de movilidad social es estudiar, tener una técnica o profesionalizarse, pero en realidad, para ellas eso no está significando que se ingrese de verdad a un mercado formal laboral. Sobre todo para las mujeres que viven en el Norte, no todas están en los mismos niveles de capital cultural o de estudio semejantes. Esa condición de estudio no está siendo representativa a la hora de ingresar al trabajo por parte de las mujeres”, añade Arango Restrepo.
La brecha social hace que las posibilidades, los contactos o el tiempo libre no sean los mismos. Ese factor de clase se refleja también en las condiciones de cuidado. “Las mujeres que más dedican tiempo al trabajo remunerado del cuidado habitan en el Norte, sin embargo, las emplean en el Sur de la ciudad, cuidan a los niños o ancianos de estos setores. Ellas provienen de familias empobrecidas y se dedican a ser empleadas domésticas, internas y a los cuidados remunerados todo el día. Pero, posteriormente, están cuidando en su casa a su mamá, a su abuela, a sus hijos”, expresa la egresada de la UNAL.
Otro de los principales hallazgos evidencia que los proyectos de renovación urbana o grandes proyectos inmobiliarios en sectores de Medellín donde hay una alta cantidad de mujeres madres cabeza de hogar, como Moravia o Naranjal, no solamente están afectando y desplazando a la gente, también están dejando a estas mujeres sin posibilidades de resolver esa parte de los cuidados, porque estos son comunitarios, se tejen de otras formas y en red.
¿Medellín se planifica en razón de los cuidados y los roles de género?
La investigación evidencia planeación en términos de equipamiento urbano en educación y recreación; es decir, aquellos servicios sociales que atienden principalmente el cuidado de la infancia.
“Hay una descentralización y podríamos decir, entre comillas, una redistribución. Hay muchas más escuelas, centros infantiles, Buen Comienzo hacia el Norte de la ciudad, para que las mujeres se puedan ‘descargar', digamos, de ese cuidado, aunque estén haciendo otras labores de cuidado como lo doméstico en sus propios hogares. Pero, en términos de educación y recreación, sí hay una fuerte intención desde la planeación territorial de que haya muchos más servicios hacia el Norte. Sin embargo, esas ofertas que se dan públicas del Norte al Centro y hacia el Sur se empiezan a privatizar. En términos de equidad sirve, pero en realidad lo estamos dejando en manos de los privados”, cuestiona la magíster en Estudios Urbano Regionales.
Pero, estas cargas, además, podrían considerarse una práctica violenta en contra de las mujeres, agrega. “Eso ha sido muy naturalizado como un factor cultural, pero en realidad es sumamente violento contra esas mujeres empobrecidas. Aunque los cuidados han servido para reponer el capital, porque yo le doy de comer a mis hijos para que cuando crezcan puedan ser buenos trabajadores o le doy todas las condiciones en el hogar al esposo para que él vaya a trabajar y aporte a esa fuerza laboral, si no pensamos desde ya en una planeación de los cuidados, incluso, se pondría en jaque a la producción del capital. Esto es un llamado de atención para que las cosas sean cada vez más equitativas”. enfatiza Manuela Arango.
La investigadora también manifiesta la obligación que tienen los movimientos sociales y la academia de reflejar esa diferencia y esa necesidad. “La crisis de los cuidados de la que se habló mucho en la pandemia, que ya se dejó de comentar, puede pasarnos factura, ya estamos viendo informes globales que hablan del envejecimiento de la población sin una reposición generacional”, recalca.
Una de las invitaciones de la investigación es a pensar los problemas de ordenamiento territorial también como un ejercicio político, no solo desde lo técnico, sino como una reflexión y revisión constante sobre lo que se está pasando. La ciudad está indicando desde dónde y cómo pensarla.
“Los cuidados en Medellín siguen siendo un campo innovador dentro de la geografía y la sociología urbana, pues no hay mucha teoría alrededor de ello, se están hilando relaciones, tejiendo caminos, pero en realidad no hay una teoría seminal que hable de la reproducción social y planeación urbana. Todo lo geográfico y lo de planeación ha sido muy masculinizado, casi siempre son los hombres los que debaten sobre eso, por lo tanto es un campo al que hay que seguirle ‘poniendo el ojo’ no solo por la riqueza académica que tiene, sino, también, porque es una agenda importante hoy en día”, concluye Arango Restrepo.
Una deuda histórica que se tiene de los cuidados o la reproducción social en Latinoamérica es que se han pensado habitualmente desde lo rural y lo indígena, pero muy poco desde urbano, justo uno de los llamados que hace la tesis: a pensar y tener en cuenta los cuidados desde la planeación urbana.
(FIN/JRDP)
25 de noviembre de 2024