Escudo de la República de Colombia
A- A A+

Mientras la atención pública se centra en la proliferación de hipopótamos en la subregión del Magdalena Medio de Antioquia, la amenaza al ecosistema causada por la presencia y expansión sigilosa de ciervos chitales a otras zonas del departamento, ha permanecido en un segundo plano. Experto alerta que, por su rápida expansión e impacto ecológico en la biodiversidad nativa, esta especie originaria de Asia podría ser, a largo plazo, mucho más devastadora y superar con creces la problemática ocasionada por los paquidermos, sus vecinos foráneos.

 

Su mayor tamaño que el ciervo local, la alta capacidad de reproducción y la posible transmisión de parásitos, preocupan a la comunidad científica. Foto de Román Jiménez, Revista de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales.

 

A pesar de que los primeros avistamientos de individuos de ciervo chital en Puerto Triunfo, Antioquia, datan de hace más de una década y la publicación de un artículo científico en 2023 confirmó su presencia en libertad en esta zona; la problemática ha ganado nuevamente visibilidad con el registro de varios ejemplares captados en fotografías y videos que se han hecho virales en los últimos meses.

Y aunque las imágenes de lo que parece ser una familia de Axis axis enternece las redes sociales, biólogos, como Néstor Roncancio Duque, advierten que, si bien la magnitud de la problemática aún no es tan conocida como la de los hipopótamos, los ciervos chitales, especie proveniente del continente asiático, representan un riesgo significativo para el ecosistema local. Incluso, el doctor en Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Colombia Sede Medellín sugiere que su impacto a largo plazo podría ser más grave que el de los hipopótamos.

“Esto es un problema que viene creciendo y es delicado por varias razones. Más allá de donde sea el origen, esta es una especie que tiene una tasa reproductiva más alta, posiblemente el triple más de la de los hipopótamos. Puede tener hasta tres individuos en cada parto (normalmente con dos partos por año), mientras que los hipopótamos solo pueden tener una cría al año. Debido a su alta tasa de reproducción, se ha manifestado en algunas partes que estos animales no solo están en la región de Puerto Triunfo, ya hay registros en Puerto Nare que está al Norte y en Sonsón, municipio que está al Sur de Puerto Triunfo”, explica Néstor Rocancio, médico veterinario y magíster en Biología.

Roncancio Duque enfatiza que el problema es más delicado con esta especie que con los hipopótamos debido a la línea de abundancia relativa que puede llegar a tener, es decir, la distribución de los individuos entre las diferentes especies presentes en el ecosistema y la capacidad de dispersión que tienen. “Los hipopótamos están limitados al medio acuático, estos no, se mueven por los bosques, por los potreros, por cualquier tipo de cobertura”, añade.

 

Las cornamentas muy desarrolladas son una característica de los machos de los ciervos chitales, que pueden pesar entre 60 kg y 90 kg, siendo más grandes que las hembras. Se le llama venado moteado por sus “pintas” blancas en el pelaje como una estrategia de camuflaje. A diferencia del venado cola blanca (autóctono de Colombia), que pierde ese moteado cuando pasa a la adultez, el ciervo chital lo conserva durante toda su vida. En ese sentido, su mayor tamaño que el ciervo nativo y la alta tasa reproductiva son características de esta especie invasora que llegó a Colombia entre los años 80 y 90, producto del tráfico de fauna silvestre para la Hacienda Nápoles, del narcotraficante Pablo Escobar.

 

“En mayo de 2022, a partir de observaciones directas e indirectas (fotografías y vídeos) de individuos vivos y de un esqueleto parcial, se documentó la presencia de un ciervo manchado exótico en la misma área de los hipopótamos. El patrón de manchas en las fotografías de los individuos adultos (ausente en ciervos nativos) y juveniles, así como la forma de las astas, permitieron confirmar que se trataba del chital (Axis axis), una especie originaria de Asia. Al comparar el esqueleto con el de especímenes de venado de cola blanca Odocoileus, la especie de ciervo nativa de mayor tamaño en Colombia, se encontró que el de Axis era un tercio más grande, lo que corroboró la identificación (…). Esta es la primera vez que se documenta la presencia de venados exóticos en Colombia, lo que puede impactar la regeneración natural y desplazar competitivamente otros herbívoros nativos. En ese sentido, la mitigación y el control de su población debe ser prioritaria, toda vez que su establecimiento y dispersión pueden ser críticos”, exponen los investigadores Héctor E. Ramírez-Chaves, Néstor Roncancio-Duque y Darwin M. Morales-Martínez en el artículo de investigación: Más allá de los hipopótamos: evidencia de un venado introducido en Colombia, publicado en 2023 en la Revista de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales.

El avistamiento y los reportes por parte de vaqueros y habitantes de las zonas mencionadas de manadas de entre 18 y hasta 40 individuos de esta especie invasora, es la evidencia de que se están reproduciendo con éxito, agrega Néstor Roncancio, quien encontró el esqueleto que desencadenó la investigación mencionada.

“Se reconoce que la introducción de especies animales y vegetales es uno de los cinco motores de pérdida de biodiversidad en el país por varias razones, entre ellas la competencia directa por recursos y la transmisión de enfermedades, específicamente parásitos. Estos generan altos niveles de consumo de nuevos individuos y especies vegetales, lo que puede afectar la renovación de las coberturas vegetales naturales e, incluso, procesos de restauración que se estén llevando a cabo”, detalla el egresado de la UNAL Medellín.

Lo anterior, podría generar extensiones en cascada, advierte Néstor, debido a la situación particular en Colombia, y en el neotrópico en general, y el desconocimiento sobre los venados nativos.

“Nosotros tenemos los venados de cola blanca y otro grupo de venados principales, que son los del género Mazama, con muchas incertidumbres en términos de la taxonomía, la sistemática, es decir, cuántas especies hay, qué tan diferentes son unas de otras porque antes se pensaba que era una sola especie la Mazama rufina; pero, ahora, otros investigadores han descubierto que por lo menos en Colombia hay varias especies, pueden haber de seis a once especies en Suramérica y no conocemos ni cómo se diferencian ni en dónde están distribuidas con precisión. Entonces, un organismo como el ciervo chital, por ejemplo, puede entrar y desplazar estas especies que ni siquiera conocemos bien, afectando en general el hábitat. Ese es el principal efecto de las especies introducidas. La extinción en cascada puede darse cuando una especie que no es nativa desplaza a una local, si esta local es una piedra angular del ecosistema, esto puede generar un efecto dominó, sin contar además con la transmisión de enfermedades como los parásitos”.

 

Autoridades ambientales como Cornare admiten que aún hay poca información sobre el comportamiento y el impacto de estas poblaciones de ciervos en el ecosistema colombiano. No se tienen muestreos exhaustivos ni un conocimiento claro sobre el tamaño de las manadas, su reproducción masiva o impactos sobre la fauna y flora local.

 

Sobre esta especie que se reportó en libertad a la par con los hipopótamos en distintos lugares de Puerto Triunfo, Magdalena Medio antioqueño, David Echeverry López, jefe de la Oficina de Gestión de la Biodiversidad y Áreas Protegidas en la Corporación Autónoma Regional Rionegro – Nare (Cornare), indica que anteriormente solo había registro de individuos aislados y no de algunas poblaciones grandes o “manaditas” como evidencian los videos que se han hecho virales.

El biólogo añade que son animales nerviosos que evitan el contacto con los humanos y hasta con otras especies, por eso los avistamientos y registros llaman la atención.

“Con lo que puede ser, por ejemplo, el hipopótamo o el mismo caracol africano, creo que no es tan peligroso, tan grave, sin embargo, sí es una especie que ya se asentó en el territorio hace 15 años y que se va haciendo un poco más común verla. Aunque no es tan alarmante su presencia, de todas maneras, requiere una atención y un manejo adecuado. En términos de magnitud es un poco menos peligroso que, por ejemplo, el hipopótamo que no lo cazan, no tiene depredadores con alimentos alrededor y un clima muy propicio, este es peligroso para la biodiversidad como para los seres humanos, especialmente población vulnerable como los pescadores. En este caso, el venado no representa un riesgo tan alto, pero igual hay que ponerle cuidado”, señala el biólogo de Cornare.

 

Si bien Cornare ya notificó al Ministerio de Medio Ambiente colombiano la presencia de esta especie, se está a la espera de que esta cartera la incluya en la lista de especies invasoras para su atención y manejo. Unimedios Medellín consultó tanto al Ministerio de Ambiente como al Instituto Humboldt sobre esta situación, sin embargo, no recibió respuesta.

 

¿Posibles alternativas?

Aunque a diferencia de los hipopótamos, los venados o ciervos chitales tendrían como depredador a grandes felinos que habitan estas zonas de Antioquia, “las abundancias relativas de estos organismos (felinos), también producto de la cacería y las tigrilladas que hubo en otra época en toda esta zona del Magdalena y los Andes centrales, bajaron mucho sus poblaciones, entonces que los ciervos cuenten con depredadores naturales que puedan regular las poblaciones es complejo. Podría pasar, pero habría que evaluar la situación”, comenta Roncancio.

Entonces, ¿qué hacer?, ¿cómo regular esas poblaciones? Sin una declaración de especie invasora y un estudio minucioso sobre los venados o ciervos chitales por parte de las máximas autoridades ambientales que indiquen cómo proceder, no es mucho lo que se puede hacer actualmente.

Entre tanto, para Néstor Roncancio, la cacería deportiva de este animal, que es traído a Brasil y Argentina con estos fines, es una alternativa. A lo que se podría sumar el apoyo del Ejército Nacional para hacer un control poblacional.

“Lo que hay que hacer es un abordaje diferencial, por eso el animalismo fundamentalista se vuelve un obstáculo para hacer la gestión adecuada de estos recursos. Una cosa es que se casen especies nativas que están en peligro de extinción y otra es que se use la cacería como mecanismo de manejo para regular una especie introducida que le va a hacer daño general y potencial al ecosistema. Para conocer actualmente cuántos individuos habitan la zona de Puerto Triunfo, esto demanda un estudio detallado con métodos adecuados y un diseño de muestreo para la escala y usando metodologías y protocolos, similar a lo que se hizo con los Hipopótamos. Si con el estudio de hipopótamos se llegó a concluir que al menos había 200 individuos dispersos en ciertos sectores, podemos imaginar la magnitud de esta otra especie debido a su capacidad de reproducción mayor”, añade Néstor, médico veterinario y doctor en Ciencias Agrarias.

 

Mientras los avistamientos de este venado continúan, incrementan los interrogantes en la población sobre el manejo que se ha dado históricamente por parte de los distintos gobiernos a estas especies invasoras mal llamadas “narcofauna”.

 

Entre tanto, los biólogos insisten en la importancia y necesidad de diagnosticar la distribución de entrada de esta especie invasora aún si declarar, es decir, dónde está la extensión de ocurrencia de esos organismos (la ocupación) y la abundancia (tamaño o densidad poblacional). Lo anterior, permitirá determinar, de acuerdo al caso y las decisiones que se tomen, por ejemplo, cuánto debe ser la cosecha de cacería de estos organismos para controlar la población.

(FIN/JRDP)

21 de julio de 2025