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¿Cómo puede la ingeniería construir puentes entre el conocimiento generado en la Universidad y las necesidades del entorno? Con esta pregunta la investigadora Carol Lizeth Rodríguez Torres se adentró en un desafío que va más allá de los ejercicios realizados en clase. En su trabajo de grado, para la maestría de Ingeniería Administrativa, propone el fortalecimiento del Aula STEAM Sonny Jiménez de la Facultad de Minas de la UNAL Medellín, con el objetivo de generar soluciones a problemas cotidianos.

 

El Aula Steam Sonny Jiménez se enceuntra ubicada en la Facultad de Minas de la UNAL Medellín. Foto cortesía

  

Carol Rodríguez encontró en su investigación de posgrado una oportunidad para replantear la forma en que la UNAL Medellín se relaciona con su entorno, un ejercicio de reflexión sobre cómo puede conectarse mejor con las problemáticas sociales. Con el planteamiento de un renovado modelo estratégico para el Aula STEAM Sonny Jiménez de la Facultad de Minas de la Universidad Nacional de Colombia Sede Medellín, la egresada busca cerrar las brechas entre las habilidades y los conocimientos de los futuros ingenieros y los desafíos y necesidades sociales del entorno.

Esa fue la propuesta central de su trabajo de grado en el marco de la maestría en Ingeniería Administrativa, titulado Modelo de espacio de innovación que permita la conexión entre las capacidades de los estudiantes de la Facultad de Minas de la Universidad Nacional y las problemáticas sociales.

La experiencia de Carol como estudiante del pregrado de Ingeniería Industrial, años atrás, la llevó a cuestionarse sobre la utilidad de los ejercicios académicos con empresas ficticias. “Siempre me preguntaba por qué realizábamos ejercicios con organizaciones hipotéticas. Me parecía muy interesante transformar esos conocimientos tan técnicos en casos reales”, recuerda. Esa inquietud marcó el rumbo de su tesis de maestría, que inicialmente buscaba la creación de un espacio de innovación dentro de la Facultad de Minas de la Sede.

La idea se materializó tras una conversación con un profesor, quien le comentó sobre la existencia de diversos espacios de innovación universitarios en una universidad de Francia, que no se limitaban a nombres específicos como Makerspaces o Fab labs. Aunque su investigación inició enfocada en la ausencia de tales espacios en la Facultad de Minas, el nacimiento del Aula STEAM Sonny Jiménez, un año después, la obligó a reorientar su tesis: en lugar de pensar en un nuevo lugar, decidió analizar cómo fortalecer el Aula para que cumpliera con el objetivo de conectar el conocimiento generado en la Universidad con las necesidades de su entorno.

 

La investigadora partió de una premisa clara: los estudiantes de ingeniería cuentan con una sólida formación técnica y teórica, pero carecen de suficientes espacios y metodologías para aplicar esos saberes en problemas reales de las comunidades. Para evitar esa desconexión, la tesis propone la transformación del Aula STEAM en un “ecosistema articulador” entre la academia y la sociedad.

 

El trabajo combinó un análisis de experiencias internacionales, un estudio bibliométrico y la caracterización de los estudiantes de la Facultad de Minas. Esto último le permitió entender sus orígenes, como el hecho de que provienen de diversas regiones, el 49% son mujeres y que las problemáticas sociales que los rodean influyen en ellos. Además, se revisaron documentos institucionales como el Manifiesto de Ingeniería para la Vida y los perfiles de egresados y docentes.

La tesis también usó herramientas de prospectiva como Mic-mac para conocer las variables y evaluar el cumplimiento de los objetivos académicos. A través de los resultados, logró identificar las brechas entre lo que la Facultad de Minas y la comunidad necesitan y lo que actualmente ofrece el Aula Steam.

Los resultados evidenciaron la existencia de brechas. “Aunque el Aula suple muchas necesidades y fomenta la innovación, presenta menor presencia en dimensiones como la ética, la sostenibilidad, la conexión territorial y la interdisciplinariedad. Lo que evidencia que no está completamente conectada con lo que los estudiantes y la comunidad necesitan. Un hallazgo crucial fue que el éxito del proyecto depende, en gran medida, de una transformación pedagógica de los docentes”, señala Carol Rodríguez, quien se desempeña como analista de riesgos en la Vicepresidencia de Cumplimiento de Bancolombia.

Según la tesis, es necesario implementar nuevos enfoques de enseñanza, de lo contrario, el Aula podría convertirse en una "vitrina" con maquinaria que no se usa, lo anterior, sacando provecho a que los estudiantes sí demuestran una "apertura activa y corresponsable" al diálogo y la cocreación, como evidencia el trabajo.

Por su parte, Walter Lugo Ruiz Castañeda, profesor asociado del Departamento de Ingeniería de la Organización, quien dirigió el trabajo de grado de la ingeniera Carol, resalta su valor como propuesta para repensar la educación en la Facultad de Minas. Según el docente, el estudio permitió ver con claridad fortalezas y debilidades del Aula.

“El trabajo de Carol muestra en qué aspectos el Aula está cumpliendo, dónde lo hace de manera parcial y en qué puntos hay que hacer un mayor énfasis para garantizar su sostenibilidad en el futuro. Esa es la ruta para garantizar que se convierta en un verdadero espacio transformador”, explica Ruiz, quien insiste en que la metodología desarrollada puede replicarse en otras facultades e instituciones, siempre y cuando se adapte a su orientación estratégica. “Lo que cambia es la orientación estratégica de cada lugar: su filosofía, su perfil de egresado y docente. Pero el método es aplicable en cualquier universidad”, afirma.

Un camino hacia la ingeniería para la vida

A partir de sus hallazgos, se identificaron varios escenarios futuros, siendo el más prometedor el de un “ecosistema transformador”, donde los docentes se adaptan y existe apoyo institucional. El escenario menos prometedor es el de ‘estructuras sin corazón’ caracterizado por la falta de apertura al cambio.

De acuerdo con lo anterior, la tesis plantea fortalecer seis dimensiones fundamentales del Aula STEAM: formación, capacidad institucional, acciones pedagógicas, profesionalismo docente, participación estudiantil y desarrollo de las personas. “La visión es que el aula sea un nodo de conexión donde el conocimiento técnico dialogue con principios éticos y necesidades sociales, fomentando, además, el emprendimiento local y la inclusión juvenil”, reitera Rodríguez Torres.

Para superar estos desafíos, la investigación propone una ruta estratégica de implementación con un equipo de gobernanza educativa y un programa para concientizar a los docentes sobre un enfoque más abierto y conectado con el territorio. Adicionalmente, sugiere que se articule más el currículum de los pregrados de la Facultad con el uso de este espacio.

La apertura del Aula STEAM a las comunidades puede convertirse en un motor de transformación social, de acuerdo con la magíster en Ingeniería Administrativa. Uno de los ejemplos más mencionados por la investigadora es el de aquellas poblaciones con deficiencias en el acceso a agua potable. Según ella, el Aula cuenta con equipos y capacidades técnicas que, aunque no sean los más sofisticados, podrían aportar soluciones reales a esta problemática.

“Con cosas muy comunes se puede generar una transformación tan grande en la comunidad”, afirma Carol, quien destaca que no se trata de llegar a sectores privilegiados, sino a territorios con altos niveles de vulnerabilidad. “Si logramos articular estos espacios con las comunidades podríamos tener una mayor inclusión social y territorial, y un impacto más visible de la ingeniería. Eso nos haría ingenieros más atractivos, más reconocidos por los aportes que damos a la sociedad”, señala.

 

La propuesta plantea que estas comunidades no sean únicamente receptoras de conocimiento, sino aliadas activas en la creación de soluciones. De esta manera, el Aula STEAM se convierte en un escenario de aprendizaje bilateral, donde los estudiantes comparten sus saberes, pero también aprenden de la experiencia y los conocimientos adquiridos por las comunidades en su vida cotidiana. Para la egresada de la UNAL Medellín, este enfoque amplía el horizonte educativo y contribuye a formar ingenieros más éticos, responsables y sostenibles, que también hace que las profesiones sean más atractivas y valoradas.

 

Para el profesor Ruiz, uno de los mayores aportes del trabajo fue darle un sentido práctico a la investigación académica dentro de la misma universidad. “La Universidad Nacional es una organización compleja y, también, una fuente valiosa para estudios aplicados que mejoren su desempeño organizacional. Por eso tratamos de que este tipo de tesis no se queden como un documento en el repositorio, sino que lleguen a quienes pueden implementarlas”, afirma.

Según él, los hallazgos pueden ser aprovechados en la práctica. El antecedente de este interés se remonta a proyectos previos del grupo de investigación en Innovación y Gestión Tecnológica, donde participaron en experiencias de innovación inclusiva con comunidades rurales y desplazadas. “En esos espacios logramos que poblaciones vulnerables identificaran sus problemáticas y construyeran proyectos de innovación. Queríamos llevar esa misma lógica de inclusión a la Facultad de Minas”, explica.

En ese sentido, la propuesta de Carol se enmarca en una visión de innovación inclusiva que trasciende lo tecnológico. El modelo busca formar ingenieros éticos, críticos y sensibles al contexto social, capaces de generar soluciones para problemáticas en comunidades vulnerables.

Lo anterior, en un contexto donde la Universidad tiene el deber y la responsabilidad de ser un agente de transformación. Esta tesis ofrece una hoja de ruta para orientar la innovación educativa hacia una perspectiva situada, colaborativa y con coherencia institucional. La propuesta no es solo un fortalecimiento del Aula STEAM, sino un llamado a que la academia se conecte de manera más profunda con las comunidades y sus problemáticas, reafirmando el compromiso de la Facultad de Minas y la UNAL Medellín con la ingeniería para la vida.

(FIN/JRDP)

1 de septiembre de 2025