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Un proyecto de Ley busca crear la licencia remunerada de tres días a trabajadores que pierdan por muerte a animales de compañía. La iniciativa ha surtido hasta el segundo debate en el Congreso de la República y, según académicos, es una opción loable para promover el bienestar y cuidar la salud mental de los trabajadores.

 


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El proyecto de Ley plantea adicionar a los artículos 57 y 58 del Código Sustantivo del Trabajo numerales sobre la obligación de comunicar oportunamente al empleador la existencia del núcleo familia multiespecie y los días por luto a personas con cualquier tipo de contratación y vinculación que prueben el fallecimiento del animal.

El documento del proyecto de Ley señala que, solo en Bogotá, la Encuesta Multipropósito del 2021 del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) encontró que el 40,2% de los hogares tienen animales de compañía. En ese sentido, destaca la iniciativa como un avance en el reconocimiento de nuevas dinámicas familiares, así como de la muerte del animal de compañía como “un suceso que puede generar experiencias similares a las de seres queridos, lo cual requiere de un periodo de duelo para superar la ausencia”.

El proceso de duelo es diferente dependiendo de cada persona, de acuerdo con Alicia Posada Moreno, psicóloga de Unisalud de la UNAL Medellín, quien explica que este periodo las personas lo pueden vivir de manera distinta. Para algunas, puede ser beneficioso al establecerlo como lugar de reconocimiento y reflexión en torno a los vínculos a través de rituales, por ejemplo, mientras que otras no lo asumen así.

De acuerdo con la psicóloga, en el imaginario general, cuando se trata del duelo por la muerte de un animal de compañía, “en la sociedad no se visibiliza esto como común y hay quienes dicen, cuando otros están pasando por el proceso: ‘apenas es una mascota’. El dolor puede ser minimizado o desautorizado”.

Lo importante, sugiere, es que se aprovechen las garantías que proporciona la legislación para buscar la tranquilidad. De hecho, el proyecto de Ley tiene como objeto establecer los tres días de licencia de luto por muerte de animal de compañía con el propósito de promover y proteger la salud mental de los trabajadores.

Con respecto al luto, actualmente, solo existe una norma: en el artículo 57 del Código Sustantivo del Trabajo se establece, como obligación del empleador, conceder al trabajador cinco días hábiles de licencia remunerada por luto ante el caso de fallecimiento de su cónyuge, compañero o compañera permanente o de un familiar hasta el grado segundo de consanguinidad, primero de afinidad y primero civil.

La licencia no remunerada de tres días que contempla el proyecto de Ley por muerte de animales de compañía no puede ser reconocida más de dos veces al año, solo aplica para el fallecimiento de perros y gatos, y no aplica para prestadores de servicios, en tanto que estos no tienen vinculaciones laborales directas, como lo explica Juan Miguel Plata López, profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad de Medellín.

Para el académico, se está demostrando que “la legislación, en esta materia, tiene la finalidad del derecho laboral que es descosificar al trabajador, o sea, dejarlo de ver simplemente como un medio de producción dentro de una empresa y reconocerlo como un ser humano que, obviamente, tiene situaciones en su entorno familiar o social que lo pueden afectar negativamente. Creo que esto va de la mano de la dignidad del trabajador y de la dignidad humana, que es el eje central del Estado Social de Derecho”.

¿Hay iniciativas similares en la región? Según el documento del proyecto de Ley, sí, y expone tres casos: el de Argentina, donde hay una iniciativa para ser debatida en el Congreso y cuyo objetivo es reconocer a los animales de compañía como parte de la familia; el de Brasil, donde en 2023 la Cámara de Diputados presentó una propuesta para permitirle a los trabajadores ausentarse en caso de muerte de sus animales de compañía, y el de Chile que tramita un permiso por este motivo.

En algunos de estos casos la garantía es ambigua o insuficiente, como lo considera Gabriel Chica Castaño, asesor del Programa Sociojurídico de Protección a los Animales de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad de Antioquia, pues explica que la iniciativa de Chile un día de trabajo que se debe recuperar y para lo cual hay un plazo de 90 días, “entonces es una garantía a medias”.

Reconocimiento de los animales como seres sintientes

Para Chica Castaño, “aunque seguimos pendientes de muchos asuntos, en Colombia la protección jurídica de los animales ha tenido un recorrido interesante”. Los animales, expone, han sido reconocidos como sujetos de especial protección a partir de la promulgación de la Ley 84 de 1989. Años después, a través de la sentencia C-666 de 2010, fueron declarados los animales como seres sintientes y, más adelante, la Ley 1774 de 2016 reconoció legalmente su sintiencia. Además, estableció que, como seres sintientes, no son cosas y deben recibir protección por parte del Estado.

Plantea también que, a partir de eso, se ha abierto una serie de discusiones jurídicas porque al no ser ya considerados cosas sino seres sintientes, han empezado a reconocerse, por ejemplo, como parte de lo que se denomina como una familia interespecie o multiespecie. También, que, al no ser ya considerados como cosas, este año se abogó por la inembargabilidad de los animales de compañía con la Ley 2473 de 2025 a partir de la modificación al artículo 687 del Código Civil.

“Estos cambios lo que muestran es un avance significativo que ha venido reconociendo que los animales hacen parte de la familia y reconocerlos al interior de ella no puede ser un mero saludo a la bandera, sino que el ordenamiento jurídico se tiene que adaptar para ser coherente y, en este sentido, brindar las garantías que tienen las familias”, asevera.

Los vínculos con los animales de compañía

Con iniciativas como el proyecto normativo, además, se reivindica la importancia de los vínculos entre humanos y animales y la conciencia que sobre ellos se ha generado al respecto en los últimos 15 años, aproximadamente, de acuerdo con Myriam Acero Aguilar, docente de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la UNAL Bogotá y líder del Grupo de Investigación en Estudios Humano Animal de la Universidad.

Los vínculos tienen una base biológica importantes en el desarrollo humano y reconocerlo es interesante, incluso, desde la perspectiva sociológica respecto a la relación con el entorno, según la profesora, pues menciona que, para algunas personas, el vínculo humano-animal puede resultar más seguro que los que se dan entre seres humanos y se pueden expresar ante situaciones como el afrontamiento de la soledad y la necesidad no solo de dar afecto, sino también de recibirlo.

En ese sentido, el proyecto de Ley es para ella un avance en “la representación de los cambios en la relación humano-animal, al que ya no se le ve desde el rol funcionalista, como solo considerar a un perro y a un gato como cuidador y cazador, que es una perspectiva más antigua, sino que ha pasado a tener unos roles pues mucho más cercanos con una visión muy afectiva. Las leyes lo están tomando en cuenta y es importantísimo”.

Los desafíos y la necesidad de la consolidación constante de una sociedad sensible

Entre los desafíos, opina el docente Plata López, está evitar los “abusos de algunos trabajadores que pretendan tener días libres para otras razones. El reto son los medios de supervisión para que se pueda verificar el cumplimiento de la finalidad de la norma”.

Por su parte, el profesor Chica Castaño considera argumentos como esos como el principal desafío para el avance del proyecto de Ley hacia los dos debates restantes, pues demuestran que el especismo está marcado y que hay “una tradición de no encontrar como tema importante la protección animal, que puede hacer que se relegue a un segundo o tercer plano”.

Además, dice que “hemos visto que en este país, cuando se aborda, en términos legislativos, posibles reformas que son garantistas frente a los trabajadores, hay una suerte de dudas e intentos por dilatar los debates porque, en términos económicos, eso representa una carga significativa para los empleadores que puede que no estén dispuestos a aceptar”.

Para la profesora Acero Aguilar el proyecto de Ley impone otras reflexiones como el llamado general al reconocimiento del duelo por la muerte de un animal de compañía como un asunto importante desde el orden social, mientras que el docente Chica Castaño considera que es también una oportunidad para transformar nuestra cultura en la medida en la que muestra abiertamente que los seres humanos tenemos una construcción de vida que está acompañada por otros seres vivos sintientes que están en nuestro entorno: “ese reconocimiento frente a otras necesidades hace que tengamos sensibilidad y empatía por todas las formas de vida y, particularmente, las de los animales, como individuos con quienes construimos vínculos significativos”.

(FIN/KGG)

27 de octubre de 2025