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Vivienda construida para áreas inundables en las zonas de ciénaga del bajo Sinú. Foto: cortesía Jorge Correa Orozco.

 

Jorge Correa Orozco, estudiante del Doctorado en Estudios Urbanos y Regionales de la Facultad de Arquitectura de la UNAL Medellín, creyó en la necesidad de reivindicar a los pueblos indígenas del Caribe y pensó en los zenúes. La motivación no viene solo de un interés académico, sino de una curiosidad personal.


La región Caribe es tan diversa que el investigador quiso aprovechar esa característica para indagar por los modos de habitar que se dan allí. La región denominada Zenú abarcaba tres grandes áreas articuladas cada una a un río, así Finzenú se desarrolló bajo la influencia del río Sinú, Panzenú se articuló al río Cauca y la subregión de La Mojona, y Zenúfana al río Nechí.


El habitar, para efectos de este estudio, es entendido como un proceso intercultural que puede explicarse desde las hibridaciones que se dan desde los procesos de poblamiento y de provisión de vivienda por parte de los diversos actores que han incidido sobre el territorio.


De acuerdo con Jorge, hasta ahora el estudio, que se abordó desde las categorías de análisis poblamiento, colonización y vivienda, ha mostrado hibridaciones del espacio y de lo construido. Ejemplo de ello, indica en su tesis, es la habitabilidad, en la medida en que superpone dos capas: “la del espacio técnico asignado y la sociocultural que genera un nuevo orden espacial”. Los resultados son preliminares, teniendo en cuenta que la investigación aún está en desarrollo.


El estudio aborda el periodo precolombino para indagar por los procesos de colonización y poblamiento del territorio Zenú y cómo al final la vivienda fue fundamental para el desarrollo del territorio. ¿Por qué investigar por el habitar en esta zona del Caribe? Se trata de una región que no es homogénea, dice Jorge, sino que tiene incluso subregiones vernáculas conformadas a partir de dinámicas sociales y espaciales, y que, según la tesis, el Mapa Cultura del Caribe clasifica 30. Algunas de ellas son la Depresión Momposina, La Mojana, Los Montes de María o las Ciénagas del Sinú.


Allí las formas de habitar se ven influenciadas por las prácticas religiosas y las formas en que los habitantes producen su vivienda y su entorno con respecto al perfeccionamiento del espacio. Otra, dice Jorge, es la consolidación de ciudades: la de fundaciones, refundaciones y florecimiento económico que atrajeron pobladores de otros lugares. También interfieren los asuntos estatales en lo que respecta a la construcción de viviendas con “lógicas diferentes a la indígena”, afirma.


En el Zenú precolombino, comenta, hay resultados en el sentido de entender cómo era ese paisaje en la zona de La Mojana, propensa a inundaciones y donde se modifica el paisaje para generar cultivos y formas de habitar acordes a las circunstancias. Esto, “en sitios dispersos donde todavía se pueden observar, en fotografías satelitales, las huellas que dejaron, pero en las que también se puede intuir cómo eran las formas de habitar”, dice. Los esparcimientos de los espacios, expresa, están relacionados con centros religiosos.


Acerca de la configuración de las viviendas, se encontró que no depende enteramente del clima, sino que tiene que ver con otros asuntos. Asimismo, cambian las formas en las que se relacionan los habitantes y empieza a darse un mestizaje en varios aspectos de la vida y en el espacio.


Para realizar la investigación, Jorge se enfocó en revisión de literatura, de documentos del Archivo General de la Nación y fuentes secundarias que fueron necesarias para estructurar una descripción de los procesos de colonización y poblamiento del territorio Zenú, además de una fase de campo en la que se recolectó información sobre los tipos de hábitat.


Con el estudio, expone, se “busca llenar un vacío de conocimiento, porque trabajos que se han hecho sobre el Caribe se mueven en ciertas áreas como el patrimonio en Cartagena o Mompox, de sociología y campesinado. Otro asunto importante es que no se desliga lo rural y lo urbano”.


A veces”, agrega “uno como estudiante cree que lo que tiene en frente no es digno de ser investigado, pero sí lo es, y hay mucho sobre las realidades cercanas”.


Jorge vio en la academia la posibilidad de comprender el territorio Zenú después de muchos años, cuando en su infancia su abuelo le contaba, en las tardes en un resguardo, historias sobre los zenúes. Le narraba que alguna vez hubo “una exploración de petróleo, entonces trajeron máquinas, y eso para los indígenas de ese territorio profundo fue una cosa nueva. Hubo gente que se fue corriendo, se internó en lo más profundo y se perdió en el monte para nunca más volver”.


“Eso me pareció inverosímil, pero muchos años después, leyendo a (Orlando) Fals Borda me di cuenta de que eso sí había pasado. Las máquinas usadas por la Gulf Oil Company para sus exploraciones fueron dañando todo a su paso y cambiaron aspectos de las zonas del bajo Sinú. Eso quiere decir que los territorios tienen complejidades que deben ser estudiadas”, añade.


Lo que busca Jorge con la investigación es, también, poner en tela de juicio el entendimiento del hábitat, de la vivienda y “del territorio Caribe, ir más allá de lo normativizado y hacer una taxonomía de las formas en las que estos fenómenos se estructuran”.


(FIN/KGG)


6 de junio de 2022