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Hay papayas machos, hembras y hermafroditas, estas últimas se pueden autopolinizar, además cada variedad tiene características físicas y de sabor diferentes.

El trabajo titulado “Caracterización morfo-fisiológica de la variedad de papaya UN Cotové en el bosque seco tropical”, de Ruby Alejandra Loaiza Ruiz, ingeniería agrónoma y estudiante de la maestría en Ciencias Agrarias dio los primeros pasos para obtener de nuevo esta fruta. El estudio fue desarrollado por el Grupo de Mejoramiento Genético de la Sede en los años 70s y tuvo gran éxito entre los productores del occidente de Antioquia.

El cultivo de papaya ha sido tradicionalmente usado en los municipios de Santa Fe de Antioquia y Sopetrán, sin embargo, esta se ve afectada por un virus llamado “mancha anular”, que acorta la vida productiva de la planta considerablemente, lo que hace que los campesinos de la zona cambien los cultivos por otros más rentables. Frente a esta problemática, en su momento, el docente Carlos Reyes decidió realizar un mejoramiento genético que la hiciera resistente a esta enfermedad.

“Hay diferentes tipos de mejoramiento genético, unos son convencionales, como el que hizo el profesor, donde fueron a campo, revisaron y seleccionaron las plantas sembradas normalmente tenían buenas características como producción precoz y una altura accesible para su cosecha. Se tomaron las semillas de esas variedades locales, más las de una variedad llamada cariflora, proveniente de la Florida y adicionalmente de una cubana que tenía buenas características frente al virus”, cuenta Loaiza Ruiz.

Posteriormente se sembraron todas estas semillas y cuando las plantas crecieron se seleccionaron las líneas de mejor calidad, los frutos de estas plantas nuevamente se plantaron y por procesos de polinización natural se cruzaron entre ellas, esto se realizó por varios ciclos continuos hasta obtener la característica especial que se deseaba: la resistencia al virus de la mancha anular, porte bajo y buen sabor

La variedad tuvo pruebas en diferentes partes del departamento, el país, y en Venezuela obteniendo gran aceptación no solo por su resistencia al virus sino también porque sus características organolépticas eran adecuadas. “Esta se produjo hasta más o menos 1999, pues la papaya tiene la característica de cruzarse muy fácil con las que están a su alrededor, además esta planta cuenta con flores masculinas y femeninas, y rápidamente se pierde la pureza del material, y dejaba de ser la variedad resistente por la mezcla no controlada con otras variedades”, explica Ruby Loaiza Ruiz.

Un futuro aporte a los productores de la región

Loaiza Ruiz además trabaja en el grupo de Ecofisiología de Plantaciones Agrícolas Tropicales, quienes en conjunto con el grupo de Mejoramiento Genético de Especies Andinas y Tropicales vieron la conveniencia de retomar la producción de esta variedad no solo para rescatar el arduo trabajo realizado por la Sede anteriormente, sino darle nuevas opciones de mercado a los campesinos y productores del occidente antioqueño.

“En mi tesis unificamos la fisiología vegetal con el mejoramiento genético y evaluamos los mecanismos que explican el desarrollo y el comportamiento de la especie en el bosque seco tropical, cómo el medio ambiente afecta a la planta, cómo es su fotosíntesis, si respira más o menos; es un diagnóstico profundo para identificar cuáles de esos individuos de papaya realmente tienen características élites, que pudieran ser buenos padres para comenzar el proceso de mejoramiento y así obtener de nuevo la variedad UN Cotové”, explica Loaiza Ruiz.

Con unas semillas de esta variedad que aún se conservaban se empezó el trabajo investigativo, donde se lograron germinar alrededor de 200 plántulas, que luego fueron trasplantadas en la Estación Agraria Cotové, donde comenzó el análisis.

Este consistió en evaluar planta por planta todas las características morfológicas (altura de la planta, el número de hojas, a qué altura empezaba a florecer, número de frutos, entre otros), y además lo fisiológico, donde se indagó aspectos como la hora del día en la cual produce más fotosíntesis, en qué cantidades y cómo se afecta según las humedades presentes en el suelo, qué grupos de individuos eran más eficientes durante el día, las tasas de transpiración, pues de ahí depende sus requerimientos de agua,; también se midió la fluorescencia de la clorofila, un indicador clave del estrés de la planta.

“Con todos estos datos obtenidos mensualmente se hizo un escáner completo de como la planta tenía aspectos morfológicos bonitos, pero también características fisiológicas adecuadas, luego se comenzó un análisis estadístico de conglomerados, donde identificamos por grupos de plantas quienes podían ser usados como material parental en el proceso de mejoramiento”, agrega Ruby Loaiza Ruiz.

Actualmente la tesis se encuentra terminada, dejando como resultado semillas que podrán ser usadas en el proceso de mejoramiento de esta variedad, por lo que ambos grupos de investigación se encuentran a la espera de recursos que les ayuden a continuar la labor, y en un futuro cercano volver a producir la papaya UN cotové en el occidente del departamento.

“Además de su importancia agrícola, la tesis es innovadora porque generamos una metodología útil para la selección de plantas que mezcla la fisiología con el mejoramiento genético, con el fin de identificar individuos no solo por su belleza sino por sus características adaptativas sobresalientes que permiten que, al momento del cruce, ese vigor esté presente en los padres seleccionados y puedan ser heredados. Otro gran aprendizaje es que el trabajo en grupo, la buena interpretación y guía nos dieron excelentes resultados, que espero puedan verse reflejados en la continuidad de la investigación”, concluye Ruby Loaiza Ruiz.

(FIN/DQH)

8 de agosto de 2022