Las guarderías y las funerarias para mascotas, la celebración de sus cumpleaños, la provisión de una dieta inadecuada basada en la de seres humanos, las prácticas de adopción de nuevas especies como animales de compañía como conejos y minicerdos, y el hecho de involucrarlas en nuevos espacios (como centros comerciales) que pueden alterar sus hábitos naturales y las condiciones ambientales a las que están acostumbrados, son hechos que llaman a la reflexión y sobre los cuales recientemente disertaron especialistas en comportamiento humano y animal.
La relación con los animales se puede analizar desde varios frentes: mitológico, religioso, profesional, dado que comienzan a surgir unas que giran en torno al cuidado de ellos, pero también al mismo tiempo empiezan a darse los vínculos, según Mónica Reinartz Estrada, profesora del Departamento de Producción Animal de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNAL Medellín, médica veterinaria y doctora en Ciencias de la Educación con posdoctorado en Didáctica de la Neurofisiología.
“El relacionamiento con las especies animales hace parte de la Evolución, pero ahora ha tomado un rol más importante en términos de soporte emocional y terapia, espacios que llegan a ocupar las mascotas, por lo que no es un tema para menospreciar y dejarlo como parte del paisaje”, comentó Sergio Molina Pérez, administrador de empresas, magíster y doctor en Filosofía, acerca de la humanización de los animales.
¿El ser humano cuida desde la necesidad de llenar vacíos?
De acuerdo con la docente Reinartz Estrada, los vínculos han trascendido incluso a lo silvestre, ecológico y económico: si bien se podría pensar que se están colmando necesidades humanas psicológicas, afectivas, de alimentación o de trabajo, lo que está ocurriendo actualmente “es que esto escaló a otro nivel”, aun cuando “el cuidado, el interés y la atención que queremos darles a los animales implica respetar su naturaleza”.
La pregunta que hay que hacerse, según Molina Pérez, es ¿le das amor a tu mascota o lo esperas de ellos? La reciprocidad es un concepto del relacionamiento entre personas, el cual considera que debe ser aplicado también para el caso de las mascotas, de las que se espera compañía. En ese sentido, plantea cuestionarse dónde está el límite: “Son seres sintientes con condiciones y demandas que no podemos perder de vista, y que llegan a colmar vacíos emocionales” que, de acuerdo con la hipótesis de una pesquisa que desarrollan los panelistas, “se resuelven porque se tiene más control sobre el que va a depender de uno, en la medida en que está muy calculada su alimentación, casi que su horizonte de vida y sus hábitos”.
Se refiere a ello con el ejemplo habitual de la decisión de tener gatos, específicamente: “hemos encontrado que dicen que no hay que pasearlos, que son introvertidos. Ese tipo de adjetivos que las personas imprimen, dan cuenta de lo que están esperando en términos de demanda de la relación con la mascota”, añadió.
Acerca de los asuntos humanos de reflexión con relación a los animales, los especialistas en el área se refirieron a si las decisiones de tener mascotas se traducen en expansiones de la personalidad o de su validación, como lo puede ser el argumento de adoptar. El doctor en Filosofía planteó que hay información detrás de las elecciones de las especies y las razas, que sí suponen reflejos de ello.
Citó el caso de un perro entrenado por su cuidador para que atendiera órdenes y presumía públicamente aquella destreza impuesta a su mascota. “Analizado su comportamiento desde la psicología, esa persona tiene un afán de subordinar y sobre eso se encontraron rasgos particulares en el relacionamiento con sus parejas y su familia”, dijo.
Una tenencia responsable va más allá del deseo de compartir con una mascota, llamó la atención Fredy Alberto Manrique López, médico veterinario, especialista en Educación Ambiental y magíster en Etología y bienestar animal, quien destacó la pertinencia de las pruebas psicológicas de adoptantes para evitar que estos procesos se hagan de manera impulsiva, como suele suceder con el hecho de regalar animales a los niños o de acoger mascotas bajo los preceptos de atender situaciones médicas y emocionales de las personas, temas que, aseguró, se deben resolver a través de la intervención de especialistas.
Consciencia
Alrededor del análisis del vínculo que se establece entre las personas y los animales, también llama la atención el término de consciencia, consideró Manrique López, quien mencionó que el concepto alude a la capacidad del individuo de reconocerse a sí mismo, y que antes los animales no se consideraban como sujetos de ello, sino que acerca de ellos solo podían tenerse consideraciones religiosas, éticas y morales.
No obstante, expuso que hay algunos con la estructura cortical más desarrollada, como los delfines o los elefantes. Acerca de los perros mencionó que es el olfato su modo de reconocimiento tanto de sí mismo. De hecho, dijo, han aprendido a reconocer las expresiones faciales, el tono de voz y el modo de comportarse de las personas. Sobre todo, en este último aspecto, son generalizados los errores pues, por ejemplo, ante una actitud agresiva de un can, lo menos recomendable es mirarlo a los ojos, “y es lo que la mayoría de la gente hace y ante lo que el perro se siente invadido y genera mecanismo de competición”.
Acerca de la consciencia, la profesora Reinartz Estrada, comentó que desde la neurofisiología animal esto es válido, dado que la consciencia está mediada también por neurotransmisores, química e incluso en aspectos relacionados con la cuántica, porque hay interacciones atómicas y energéticas medibles que respaldan esa conexión.
Sin embargo, es un tema que atañe también desde el punto de vista humano y en relación a la adopción de nuevas especies como animales de compañía como los conejos o los cerdos, pero también, a los de producción, pues los hábitos de consumo han cambiado, igual que la preocupación por el bienestar animal, y la variación de reglamentos para la cría y tenencia responsable o las buenas prácticas ganaderas.
Observatorio
Los tópicos aquí expuestos fueron discutidos en el Panel Los animales, esos nuevos amores: de la humanización a la desanimalización, realizado recientemente en el Aula Máxima de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNAL Medellín.
Otro tema para reflexionar es la afasia (incapacidad de comunicación) de los animales, la interpretación que hacen de los gestos y los comportamientos humanos, y en función de eso, cómo evaluar la reciprocidad y el vínculo. Entre los asistentes al evento estuvo el profesor Juan Bautista López Ortiz, de la Escuela de Biociencias de la Facultad de Ciencias de la Sede, quien intervino y explicó la relación entre organismos a través de las feromonas y luego en una exposición sobre genética, dijo que “es un error del hombre, a nivel del antropocentrismo, creerse único al decir: al perro le falta hablar. Él habla, lo que pasa es que no tiene el mismo lenguaje de nosotros”.
La percepción del profesor es una de las temáticas acerca de las cuales se impulsó a reflexionar en el espacio académico. Constituyen, además, nuevas oportunidades de analizar el tema y de convertirse en un tipo de observatorio acerca de las nuevas tendencias y comportamientos en torno a la relación personas y mascotas, en lo que coinciden los especialistas y acerca de lo cual, como consideró la docente Reinartz Estrada, en la academia se debe dar paso a la actualización curricular.
El veterinario Emerson Moncada, asistente al panel, destacó la realización del evento académico, en tanto que “esto ya no es un tema aislado, sino que probablemente conducirá a la constitución de una nueva disciplina técnica, porque es muy amplio, muy interesante y está generando muchas inquietudes”.
(FIN/KGG)
24 de abril de 2023