Este proyecto empresarial basado en conocimiento con sello UNAL, llamado Bioscalis, espera entrar en funcionamiento comercial el primer semestre del 2024; con una planta piloto de producción de extractos naturales, aceites y bioproductos a partir de células vegetales y materias primas convencionales; además de una patente que protege este proceso de fabricación.
Actualmente, se adelantan los trámites para su reconocimiento por parte del Consejo de Sede como una Spin off de la Universidad, y para su conformación como persona jurídica. La propuesta de creación cuenta con la aprobación del Consejo de la Facultad de Ciencias y el aval de las demás facultades.
Biopesticidas y biofertilizantes; una gama de alimentos funcionales, antioxidantes y antiparasitarios; una línea cosmética de aceites vegetales y esenciales, células vegetales en suspensión o células madre vegetales, extractos y plantas pulverizadas, y la prestación de servicios tecnológicos como unidad de investigación y desarrollo basada en innovación abierta, hacen parte del portafolio que tendrá esta Spin off a corto, mediano y largo plazo, cuya sede de operaciones estará ubicada en el Bloque 19A del Campus El Volador de la UNAL Medellín.
La semilla de la idea
Bioscalis se enfocará en el desarrollo de bio y nano tecnología para la elaboración de ingredientes, insumos y productos a partir de plantas y microorganismos, bajo un enfoque de sostenibilidad. Lo anterior, con el uso de tres materias primas convencionales provenientes del árbol de neem, Azadirachta indica: hojas, semillas y células vegetales en suspensión, y de una materia prima hecha con biotecnología, a través del cultivo de células in vitro del mismo árbol cultivadas en biorreactores.
La iniciativa surgió principalmente del Grupo de Investigación en Biotecnología Industrial, de la Facultad de Ciencias, cuyos integrantes trabajan desde hace varios años con extractos derivados de plantas y microorganismos. Se han vinculado las facultades de Minas y Ciencias Agrarias con la participación de los profesores Walter Lugo Ruíz Castañeda, Misael Cortés, Julián Echeverri y Daniel Iván Ospina. En modalidad de contratistas, se han vinculado jóvenes egresados de las ingenierías Biológica, Química e Industrial y estudiantes de la especialización y la maestría en Biotecnología.
“Generamos productos que puedan diversificar el mercado, aprovechando de forma responsable la biodiversidad tanto nacional como extranjera. Hace algunos años el Grupo viene trabajando con el árbol de neem, fruto de varios proyectos, surgió una patente para proteger el desarrollo y una planta para fabricar los extractos, a partir de células vegetales de neem crecidas en biorreactores”, explica Fernando Orozco Sánchez, profesor titular de la Escuela de Biociencias de la UNAL y director del proyecto de escalado y validación comercial de bioproductos a base de neem.
Orozco Sánchez resalta que Bioscalis estará en la capacidad de acompañar, apoyar, desarrollar, crear o cocrear productos a base de extractos naturales vegetales y microbianos con otras entidades. “No solo desde cómo se produce y procesa la materia prima, sino desde la formulación del producto y su aplicación final, en los sectores de alimentos funcionales, agrícola, cosmético y posiblemente podría aplicarse para el sector fitoterapéutico”.
Para el director del Centro de Desarrollo e Innovación de la Facultad de Minas de la UNAL Medellín, Walter Lugo Ruiz Castañeda, este acompañamiento a otras instituciones será un factor diferenciador de la iniciativa Bioscalis en el mercado, “debido a que normalmente no hay muchas empresas que ayuden a otras a desarrollar sus productos o productos innovadores con alto sentido científico en sectores como el cosmético, de alimentos o del agro”.
La patente, una de las raíces del proyecto
Debido al enfoque del Grupo de Biotecnología Industrial, las investigaciones se han aplicado en su mayoría a la agricultura y medicina. De allí surgió la patente Proceso para obtener un extracto de neem (Azadirachta indica), que permite la extracción de componentes activos y la elaboración de un repelente o bioinsecticida amigable con el medio ambiente, menos tóxico que los productos químicos disponibles en el mercado y que no es nocivo para los insectos benéficos y animales vertebrados, de acuerdo con información de la Dirección de Investigación y Extensión de la Sede Medellín.
“Además de la patente, se publicó la conceptualización en un artículo científico para la elaboración de ese tipo de productos, principalmente biopesticidas. Después, exploramos sus aplicaciones en el área dermatológica y empezamos a producir aceites vegetales con metodologías similares a las que usamos para extraer los compuestos bioactivos”, señala Juan David Rosas Cabrera, estudiante de la especialización en Biotecnología de la UNAL Medellín y miembro del proyecto.
Rosas, ingeniero biológico, manifiesta que, gracias a los conocimientos adquiridos en el área de extractos y formulación de bioproductos, se están explorando otras alternativas para la obtención de compuestos naturales con un uso industrial, del cual se puedan crear otros productos. “Buscamos que todo esté relacionado con biodiversidad, no nos limitamos a las plantas, también estamos empezando a explorar compuestos interesantes en hongos, bacterias y en microorganismos en general”.
El Grupo de investigación actualmente trabaja con cuatro plantas diferentes, entre ellas el Borojó (Albertia patinoi), Picrolemma huberi y la Tthevetia peruviana, que tienen compuestos útiles en el ámbito farmacológico y cosmético.
Del laboratorio a la industria
Bioscalis buscará poner al servicio de la sociedad los avances científicos de diversos grupos de investigación de la UNAL, a través del apoyo de la comercialización de sus desarrollos y servicios. Todos estos avances realizados en el laboratorio pasarán a una escala piloto para su fabricación en mayores cantidades y a las validaciones comerciales pertinentes, que permitan probar y optimizar dichos progresos.
Este escalamiento es posible gracias a la planta piloto de producción y a la adecuación de diversos cultivos en las estaciones agrarias de Cotové, en Santa Fé de Antioquia, y San Pablo, en Rionegro. El proyecto es financiado a través de la Convocatoria 903 de 2021 del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, Minciencias, e incluye diseños, compra de equipos y adecuaciones. “Estamos en proceso de iniciar operación con los equipos y unir todo a escala piloto o industrial, porque si bien conocemos el proyecto a escala laboratorio, cuando los bioprocesos se llevan a escala piloto cambian algunas cosas”, añade el estudiante Juan David Rosas.
“Finalmente, el objetivo de este proyecto implica la consolidación de la documentación para la creación de la spin-off y afianzar este proceso. También aplicamos a la Convocatoria Spin Off Minciencias Créame, donde fuimos seleccionados para ser apoyados económicamente y con asesorías con expertos para finiquitar los pormenores relacionados con la creación de la empresa”, indica el ingeniero químico, Fernando Orozco.
El profesor recalca que en este momento se realizan los modelos financieros y comerciales que están atados a la capacidad de la planta. Por capacidades de producción, el primer producto que se fabricaría es la nanoformulación a base de extractos de neem y de citronela para jardinería. Teniendo en cuenta los tiempos del proyecto, la planta entraría en funcionamiento a finales de este año, con una producción aproximada de 300 litros mensuales, mientras que la capacidad en kilos sería entre 100 y 400 anuales, sin embargo, esto depende de diversos factores, entre ellos, el producto a fabricar.
“Vamos a incursionar inicialmente en el mercado relacionado con plagas de jardinería, insectos y otros extractos, sin embargo, de estas mismas fuentes se pueden obtener aplicaciones para protectores de piel, antiedad, antioxidantes y otros ingredientes y formulaciones que actualmente se están evaluando con algunas empresas del sector cosmético”.
Más natural, una necesidad global
De acuerdo con los investigadores, Colombia está entre los primeros 10 lugares del mundo en el consumo de insecticidas químicos que generan efectos adversos a humanos y animales, contrario a lo que ocurre en otros países, que han establecido esas restricciones de no residuos tóxicos en los alimentos.
“En las diferentes líneas que tenemos para el agro, cosméticos y de alimentos, se evidencia un crecimiento en el mercado. En la agricultura hay un aumento en las ventas de biofertilizantes o bioinsecticidas, por los efectos nocivos. Esto está ligado, además, a los Objetivos de Desarrollo Sostenible, ODS, que son las metas que tenemos como humanidad al 2030 y aquí hay un aporte bien interesante de este tipo de productos. También hay un mayor consumo de cosméticos naturales debido, entre otros factores, a que en el país la pirámide poblacional cada vez tiende a invertirse más, es decir, que hay más adultos mayores que jóvenes”. añade Walter Lugo Ruiz Castañeda, líder del Grupo de Investigación de Innovación y Gestión Tecnológica de la UNAL Medellín.
En esa incursión al mundo de la bioeconomía, Bioscalis, igualmente, aprovechará los residuos de sus procedimientos primarios para hacerlos parte del proceso productivo y del mercado, como es el caso de la torta biofertilizante de semillas de neem.
(FIN/JRDP)
15 de mayo de 2023