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Rappi es una empresa colombiana con presencia en Argentina, Brasil, Chile, Costa Rica, Ecuador, México, Perú y Uruguay. Foto cortesía, tomada de: https://n9.cl/yp8zu.

Un análisis de la generación y distribución de valor por parte de los trabajadores de esta actividad en la ciudad, realizado en marco de la Maestría en Ciencias Económicas de la UNAL Medellín, encontró que esta labor tiene diversas características de un trabajo clásico o del modelo industrial, como una jornada, remuneración, subordinación y otros factores determinados por las plataformas. Sin embargo, las condiciones actuales no reconocen derechos básicos como la seguridad social, prestaciones sociales, estabilidad y otras garantías. Contrario a la creencia popular, los trabajadores de plataformas de domicilios que operan en el país, realizan un trabajo dependiente y no independiente o por cuenta propia, como normalmente anuncian estas aplicaciones.

A portas de una reforma laboral en Colombia, la situación de los trabajadores de las plataformas de domicilio sigue generando debate. En la investigación Análisis de la generación y distribución de valor del trabajo no clásico. El caso de los trabajadores por plataformas de domicilios en Medellín, la egresada Marcela Buitrago Monsalve, detalla cómo esta labor por plataformas “es subordinada y por tanto genera plusvalía, la cual, sigue estando en situación de explotación, lo que aumenta el trabajo precario para capas cada vez más amplias de trabajadores”.

La investigación se dividió en tres bloques. El primero consistió en una caracterización sociodemográfica con el fin de identificar a la población trabajadora en cuanto a nacionalidad, edad, estrato, grado de escolaridad, entre otros. Posteriormente, para determinar si la actividad que se realizaba podía enmarcarse dentro de un trabajo dependiente o independiente, se indagó por la autonomía, la jornada laboral, el tiempo de dedicación y conectividad, el número de domicilios, las condiciones de realización de la labor, etc. En el tercer segmento, se identificó la estructura de ingresos y costos, el valor promedio de los domicilios o servicios, el valor estimado de las propinas, los costos que conllevaba la actividad, y otros aspectos para conocer fortalezas y debilidades. Además, se les preguntó por las percepciones respecto a la actividad realizada, entre ellas, si se consideraban trabajadores y tienen lazos solidarios con sus compañeros.


Debido a que no se tenía una cifra exacta del total de la población que realiza estas actividades, se realizó una aproximación basada en la estimación de Rappi y datos de la Gran Encuesta Integrada de Hogares, GEIH, del Departamento Administrativo Nacional de Estadística, DANE. Se obtuvo una población estimada de 2.705 rappitenderos para Antioquia. Con esta cifra se calculó el número de encuestas a realizar (porcentaje de confianza del 99% y un margen de error del 9%), dando como resultado 192 encuestas a aplicar, donde se realizaron cinco más, para uns muestra total de 197 recolectadas entre los meses de julio y agosto del año 2021.

Principales hallazgos

En su mayoría, los trabajadores son de género masculino, entre los 18 y 28 años de edad, y migrantes (54 % venezolanos y 41% colombianos). Según los datos, al ser una población vulnerable y con dificultades para acceder al mercado formal, encuentran en estas plataformas una ocupación de fácil ingreso y permanencia.

“Gracias a unos segmentos de la encuesta se identificaron los rasgos de un trabajo clásico. Hay una jornada laboral que es determinada por la plataforma, en la medida que más servicios haces, más servicios te asignan, además, el valor de los domicilios obliga que tengas una continua conexión que se asemeja a una jornada laboral. También se identifica una remuneración, que es no propia de un trabajador independiente, porque el trabajador no estimula el valor de su remuneración, sino que se dictamina por medio de la plataforma, entonces en la medida de que la plataforma le asigna un valor de cada servicio y determina qué servicio asigna a qué trabajador, también está limitando o guiando el ingreso que se va a recibir”, destaca la ingeniera financiera.

La investigadora explica que otro componente hallado fue la subordinación, pues los trabajadores por plataforma no son autónomos en el ejercicio de su actividad, sino que dependen de los lineamientos de la plataforma para realizar sus servicios. “Tienen un conjunto de sanciones y castigos, también hay una delegación de los costos a los trabajadores, además hay un componente de generación de valor por parte de los rappitenderos y una apropiación o extracción por parte de los dueños de la plataforma”, agrega Marcela Buitrago.

La magister en Ciencias Económicas enfatiza que, en este punto, entran en juego el tema de los derechos laborales, pues esto se da en el marco de la desprotección al trabajador. “Primero no se les reconoce su estatus y por tanto se les niega los derechos de asociación, si bien hay un conjunto de movilizaciones y organizaciones, las plataformas no las consideran como tal. También se les niega los derechos de seguridad social, prestaciones sociales, y la estabilidad laboral reforzada, un conjunto de garantías que tiene el trabajador vinculado”.


De acuerdo con la investigadora, la afirmación de la precarización que implica el trabajo por plataformas en las actuales condiciones, se refuerza con los resultados del estudio. Este sería en la mayoría de los casos, la fuente exclusiva de ingresos de los trabajadores, quienes laboran los 7 días a la semana, de 8 a 11 horas diarias, siendo una jornada laboral de gran extensión, comparada con la máxima legal del mercado formal colombiano de 48 horas a la semana.

Para Marcela, lo que hace más preocupante esta situación son los ingresos y los costos en el ejercicio de estas actividades. “La mediana del ingreso diario (inlcuido propinas) es de $54.597 pesos, sin embargo, los costos están al orden del 40% de ese ingreso (los costos los asume el trabajador y no Rappi). En ese sentido, el ingreso neto después de los costos es de un estimado de $29.828".

Posibles soluciones

Pese a que la reforma laboral que está en debate actualmente en el país contempla que las personas en estas plataformas dejen de ser percibidas como “colaboradores” para convertirse en trabajadores, y bajo estos parámetros se establezca una relación laboral con los respectivos derechos, la ingeniera financiera propone algunas alternativas, surgidas del diálogo con los trabajadores por plataformas, para disminuir estas brechas laborales.

“Esto implica costos mínimos de domicilios, a veces hay promociones, pero estos costos no los asumen las plataformas, sino que disminuye el ingreso del trabajador o los restaurantes. Poner tarifas de acuerdo al kilometraje que permita garantizar una remuneración acorde a la actividad que se realiza. Que exista una garantía de determinados números de domicilios, porque ellos pueden tener una continuidad de conexión muchas horas, pero eso no se traduce en domicilios asignados. La colectivización de estas plataformas es muy importante, que el Estado tenga plataformas públicas que le permitan a las personas tener unas condiciones de mejor remuneración y que no se basen solo en el ámbito privado, donde se percibe mayor ganancia para los dueños de las plataformas. Sumado a esto, el reconocimiento del estatus como trabajadores, con garantías por lo menos en el tema de la seguridad social, especialmente en la pensión y en los riesgos laborales o ARL, que les permita en un futuro tener un ingreso y en el presente una protección”.

Buitrago Monsalve enfatiza que Rappi pone unilateralmente las reglas para el ejercicio del trabajo, esto, “en una economía con tanta informalidad, con falta de normas claras y con un mercado laboral tan inestable, es un caldo de cultivo que hace que muchas personas realicen esta actividad, porque es su único medio de subsistencia”.

Los inicios de la investigación

El interés por abordar estos temas inició en el 2018, cuando Marcela Buitrago ejercía como profesora de básica secundaria y media técnica en una institución educativa de Medellín, donde dictaba a los estudiantes de los grados 10 y 11, la modalidad técnica laboral en Gestión Humana.

“Cuando uno habla con los chicos respecto al trabajo, empieza a identificar cómo los imaginarios y las representaciones que tienen ancladas, difieren tanto de la teoría económica  respecto al trabajo y a la realidad. De allí surge la idea de analizar más a fondo la realidad del trabajo en Colombia en la actualidad, que posibilite hacer un diálogo con la teoría”.

(FIN/JRDP)

13 de junio de 2023