Escudo de la República de Colombia
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Una de las fotografías de la serie relacionada con la carga de la propia huella de consumo. Foto: reproducción.

 

Como docente, diseñadora y maquilladora, a Gloria María Benítez Chica, diseñadora de vestuario y maestra en Artes Plásticas y Visuales de la Facultad de Arquitectura de la UNAL Medellín, le interesó hacer búsquedas artísticas a partir de la confrontación con su propio cuerpo. Fotografías, afiches, performance y otras acciones se tejieron en su tesis desde el hecho de “analizar, cuestionar y desinstalar”, como lo menciona su estudio. Conozca el trabajo.

“Comprendía que las mujeres nos culpamos por todo lo que sucede a nuestro alrededor, como si fuéramos las causantes de sentirnos insatisfechas con nosotras mismas. Y yo ya estoy cansada de pensar que un cuerpo tiene la culpa de ser cuerpo”.

(Fragmento de la tesis De la semilla a la prenda).


El trabajo como docente de arte y diseño de moda en universidades, tallerista, maquilladora y creadora de vestuario, la había conducido por el camino de la exploración de la moda. Ese quehacer lo realizó sin consciencia plena, como lo reconoce, pero la academia le abrió la puerta a la reflexión.

Gloria María se metió de lleno en el pensamiento y generó cavilaciones frente a sistemas políticos, económicos, sociales y de producción que rodean a la industria textil, los modelos hegemónicos y la idealización estética del cuerpo, todo desde la mirada artística.

En el trasegar investigativo no tuvo, sin embargo, la intención de establecer conceptos o definiciones exactas, sino que buscó “comprender, mapear y navegar sin rumbo”, dice. La tesis, en sus palabras, “es un aparato de enunciación que contiene discursos, acciones, denuncias y dispositivos”.

Desarrolla también prácticas que envuelven gestos desde diferentes disciplinas que se interconectan con el arte, y de esa manera construye subjetividades desde un marco crítico acerca del consumo, a cómo la sociedad enseña a juzgar y cómo el sistema manipula. Lo aborda a partir de cartillas, afiches, fotografías e inclusa usa códigos QR que alojan videos de entrevistas que la investigadora realizó.

Resultados que se tejieron también como metodología

En la tesis hay lo que ella denominó como acciones. Algunas son performáticas. Por ejemplo, hizo búsquedas en armarios de personas que se lo permitieron, porque se trata de espacios íntimos. Metió la ropa en costales y los dueños de las prendas debieron llevarla a cuestas para representar la carga y la relación con el consumo que quedó retratada en fotografías. La investigadora observó e hizo entrevistas, acompañada también de un fotógrafo y un artista urbano.

La pesquisa, además, la llevó a Cereté (Córdoba), sitio importante en materia de industria textil, donde conoció el proceso de transformación del algodón y conversó con personas que trabajan en confección ese material. Con la visita a esa población quiso comprender cómo es el proceso, como se llama su tesis, de la semilla a la prenda.

Las acciones que se desprendieron de este proceso de “coser a través de mi cuerpo, dibujando una piscina, jugando con el límite, el peso, la sensación de sostener y soportar”, dice la investigadora. Lo hizo empleando también metales, imanes y una tira de hilo.

Hubo espacio para reflexiones que incluso derivan de las sensaciones que tenía siendo una niña con sobrepeso y con respecto a modelos hegemónicos y al bullying De ahí surgió un póster en el que narra cosas como: “la mujer con sobrepeso que es aceptada dentro del mundo de la moda es blanca y rubia, de rasgos muy delicados y preferiblemente curvilínea”.

Otras acciones tuvieron intención performativa como lo fue la que denominó Soporte, arrastre e imanes, mediante la cual hizo el ejercicio de acopiar y soltar para mostrar la posibilidad de “recoger en el paso que nos vamos transformando”, se lee en la tesis.

Preguntas que parten de esas sensaciones fueron, de alguna manera, la base del estudio que interpela la moda ante la cual en algún momento sintió resistencia. El recorrido y las conversaciones con las personas que trabajan el algodón, industria de la cual la mayoría de fuerza laboral es femenina, la condujeron a reflexiones sobre la moda rápida y a hallar que la mayor parte de las telas son importadas, de ahí que cuestione la materialización del concepto de la moda sostenible.

También tuvo lugar la reflexión sobre la relación con la agricultura, los cultivos transgénicos y los conceptos que se generan en tono a ello. La investigadora lo cuenta en los anexos de la tesis: “Al preguntarle a Francisco Mestra, administrador de la finca, sobre qué diferencias encontraba entre el algodón transgénico y el algodón nativo, me di cuenta de que él, al igual que casi todos los que cultivan en la zona, relaciona el uso de la expresión ‘semilla original’ con la transgénica. La apropiación frente a lo ‘original’ se entiende por la marca, por el empaque. En un momento le pregunté a la dueña del cultivo si alguna vez había sembrado semilla nativa y sacó la bolsa de Bayer”.

Como método para conducir la investigación y llevar a cabo las acciones, entre ellas las que se han mencionado, tuvo en cuenta el mapa de constelaciones que parten del arte, del historiador alemán Aby Warburg y empleó referencias artísticas de autores como el pintor y escultor estadounidense Joseph Cornell, la artista conceptual estadounidense de origen cubano Ana Mendieta y la artista brasileña Lygia Clark, por citar algunos ejemplos. Sin embargo, las acciones que desarrolló no fueron concebidas como productos sino como un medio.

La idea de indagar sobre moda surge de una pregunta personal, de una visión existencial frente al pregrado de Diseño de modas. Las respuestas que le trajo la tesis no solo son académicas, también le dieron certezas frente a la aceptación y el amor propio.

Para ella es claro: “Este trabajo reveló la manera en que interpreto mi papel como mujer en el sistema moda educativo, en el vestuario y en el diseño, algo que no hubiera podido hacer a través de estudios teóricos, en programas de estética o a través de programas disciplinados de antropología o sociología. El arte me pidió tomar de todas partes y esperar a que las intenciones de los productos se clarificaran paulatinamente”.

La Maestría en Artes Plásticas y Visuales, dice, le permitió entender cómo se arman los tejidos sociales, qué está conectado, desvinculado y “parasitando”, así como el hecho de la pertinencia del sentido crítico. Es, además, la materialización del acercamiento directo al arte, al que se quiso dedicar desde hace varios años.

(FIN/KGG) 

11 de septiembre del 2023