Escudo de la República de Colombia
A- A A+

El docente jubilado de la Facultad de Ciencias de la UNAL Sede Medellín fue designado como miembro honorario de la Sociedad Colombiana de Estadística por su contribución al fomento y desarrollo de esta ciencia. Sus colegas le rinden homenaje.

Sergio comenzó como profesor a sus 20 años. Foto cortesía de Sergio Yáñez Canal.

Por lo general, cuando Sergio Yáñez Canal dice su nombre completo hace aclaraciones: “Yañez es con ‘ñ’, la ‘n’ con el palito encima”, dice y se ríe, “y es Canal, como el Canal de Panamá, aquí a la gente le cuesta trabajo entender mis apellidos”, comenta él, oriundo de Pamplona (Norte de Santander) y radicado en Medellín desde 1969.

En el colegio le gustaba las clases de geometría y de cálculo. Sergio fue docente, incluso, antes de hacerse consciente de ello. Fue el muchacho del talento matemático, el personaje que en el colegio le explicaba a los demás. También un profesor en su casa, porque les daba lecciones a sus seis hermanos.

Al terminar el bachillerato se presentó a la Facultad de Minas para estudiar aquello que inicialmente le interesó: Ingeniería Administrativa. Un tío suyo que vivía en Medellín se la recomendaba como la mejor. Optó entonces por aquel pregrado y, luego de cursar cinco semestres, se cambió a Matemáticas con otros dos compañeros, uno de ellos Álvaro Muñoz, “decía que ‘éramos vocaciones tardías’”, recuerda. Y hay otra anécdota: cuando Sergio contó en su casa sobre su decisión, no entendieron el porqué del cambio y le dijeron que “solo podría ser profesor”. Su respuesta fue: “¡Pues nada mal!”.

En Antioquia no se desligó de esa labor que ejerció de modo informal, en un principio, y, por el contrario, la afianzó, pues a la par que se ocupaba de sus estudios universitarios trabajó en el Instituto Cristo Rey, en Itagüí, dictando Matemáticas. Dice que era su modo de autosostenerse, para sus padres era difícil costear los gastos mensuales de tantos hermanos estudiando fuera de Cúcuta.

El camino profesional hacia la estadística

Sergio es parte de la primera cohorte de egresados del programa de pregrado en Matemáticas, que comenzó en la Facultad de Minas y los primeros profesionales se graduaron en 1974. Un año después pasó a la Facultad de Ciencias de la Sede, la vida lo condujo a la docencia universitaria. Durante el último año como estudiante universitario ingresó como profesor de tiempo completo en la Facultad de Estadística de la Universidad de Medellín. Se graduó en noviembre de 1974 y en enero de 1975 viajó a Estados Unidos con una beca para estudiar la Maestría en Matemáticas en la Universidad de Nueva York. “Mi papá era ganadero y no entendía. Me preguntaba por qué los gringos me iban a dar el estudio gratis”, narra.

A su regreso a Medellín, en 1977, la vida lo condujo de nuevo a la docencia y retornó a la Universidad de Medellín y ese mismo año se vinculó como profesor de cátedra en la UNAL Medellín hasta 1984, cuando pasó a ser docente de tiempo completo: “En mi trabajo se estudiaban cosas de matemáticas, pero muchos de mis colegas eran estadísticos, entonces empecé a acercarme y tenía muy claro que me gustaban las matemáticas aplicadas”, cuenta.

Con ese gusto adquirido decidió hacer otro posgrado. Un par de años más tarde, a sus 30 años, cursó la maestría en Ciencias en Estadística e Investigación Operativa de la Universidad Tecnológica de Loughborough (en Inglaterra) con una beca del British Council (Consejo Británico).

Gestas académicas

Antes de la década de 1960, la estadística en Colombia era incipiente. La carrera profesional existía solo en la UNAL Bogotá desde 1958. En 1962 se fundó la Facultad de Estadística en la Universidad de Medellín que, según esa institución, fue una de las tres más importantes en aquella época. La iniciativa se dio “como un experimento”, comenta, y “a instancias de los abogados que recién habían implementado laboratorios de balística y habían contactado a Don Luis de Greiff para tales efectos”.

Él conoce la historia de la creación de los programas académicos de Estadística al derecho y al revés, y en la UNAL Medellín el caso es al revés porque, según él, “en todas partes nace primero la carrera y después los posgrados”. En la Facultad de Ciencias de la Sede nació primero la Maestría en Estadística, en 1991; y el pregrado se creó en 1998. Algo similar había ocurrido con Matemáticas en la Facultad de Minas, la Maestría es de 1967 y la carrera profesional de 1969.Para él, acercarse a otros países le permitió identificar que a nivel latinoamericano la educación es de calidad y eso lo hace sentirse orgulloso.

Bien fuera en su casa, en los salones del colegio o en las aulas universitarias, la relación con sus estudiantes “ha sido de respeto y de cariño”, dice, y de satisfacción “cuando encontraba uno al estudiante con ganas de aprender era mucho”.

Cuando cursó el pregrado, el profesor Sergio estudió Probabilidades y ese tema le llamó la atención, y quizás lo indujo a la Estadística. Ahora, cuando tiene un largo trasegar académico, reconoce que su conocimiento “está de moda”, ante la creciente demanda de personas para desempeñarse en ciencia de datos y sobre todo por “la excelente formación de los estadísticos en temas computacionales y de manejo de datos”, comenta. Para él, el reto actual es sostenerse y adaptarse a las nuevas circunstancias tecnológicas.

Las contribuciones de Sergio a la academia han sido amplias. Mario César Jaramillo, actual docente de la Escuela de Estadística de la Facultad de Ciencias de la Sede fue su estudiante y cuenta que el docente “reclutó” a mucha gente en la Maestría, “los enamoró de la Estadística, de hecho, algunos son profesores acá”, menciona.

Hay un recuerdo más vívido, el de Juan Carlos Salazar Uribe, también profesor de la Escuela de Estadística de la Facultad de Ciencias de la UNAL Medellín y exestudiante de Sergio a inicios de la década de los 90. Cuenta: “Él se paraba afuera del salón a esperar que saliéramos los estudiantes de matemáticas de últimos semestres para vendernos la idea de que hiciéramos el posgrado de Estadística, que era en realidad uno de especialización”. Es de los pioneros en gestar el programa.

El legado de Sergio se mantiene vivo y por ello hay quienes aún le consultan ante dudas administrativas, dado que él ejerció labores así y tiene claridad al respecto, como lo destaca su colega Isabel Cristina Ramírez Guevara, de la Escuela de Estadística de la Sede. Él atiende las inquietudes y las explica con gusto. Si bien Sergio sigue ligado a la academia como jurado de convocatorias docentes en distintas sedes, cada vez lo hace menos. Él reconoce su lugar y sabe que es fundamental darles paso a las nuevas generaciones.

Talento en la ciencia y el deporte

Sergio no solo fue el mejor estudiante de los cursos en el colegio, también se destacó como un buen jugador de fútbol y baloncesto, tanto que terminó siendo capitán y gestor de un equipo que conformó con sus amigos, entre los que estaba Álvaro Contreras, quien luego se convertiría en jugador del Deportivo Cali y de quien tuvo propiedad del pase.

Así lo rememora: “Me acuerdo que lo compré por 50 pesos a un señor en el estadio porque yo me mantenía en la Federación de Deportes. Como el dueño de nuestro equipo era Cúcuta Deportivo, obviamente el pase era de ellos y al año lo vendieron por 500 000 pesos, que en esa época era mucha plata”.

Sergio habla tranquilo, es de semblante amable. Dedicado y determinado, trabaja en lo que se propone. “Si a Sergio se le mete en la cabeza que tenemos que montarnos en un barco a China allá nos sube”, dice Juan Carlos, quien cree que eso le viene de su ímpetu de nortesantandereano. El profesor Sergio, además, tiene una gran memoria, recuerda con precisión nombres, fechas y datos. Es buen conversador y tiene sentido del humor. Dice, “no sé si estoy hablando mucho. A veces tengo mucho que decir. Usted me tiene que atajar (risas)”.

Y como tiene para decir, tiene ganas para aprender. Su exestudiante Mario César destaca que Sergio, él, muy cerca de jubilarse, decidió estudiar el doctorado. “Eso fue un reto para él, y tuvo calificación laureada de su tesis, que tampoco es fácil sacarla”, destaca.

Sergio dedica algunos de sus días al club de lectura de la Biblioteca Pública Piloto, dirigido por el poeta Elkin Restrepo, y quizá el texto que más ha disfrutado ha sido Don Quijote de la Mancha. Es, para él, una lectura “deliciosa” que, además, le trae buenos recuerdos del colegio.

Para él, ahora el turno es de la contemplación, el de vivir la pausa, acompasarse a otro ritmo de la vida. Mantiene un ancla en el pasado para recordar en las reuniones con su familia y sus amigos mientras comparten un asado y observan fotos de antaño. También goza de los viajes de la imaginación cuando lee y disfruta del presente al pasear y jugar con sus perros Coco y Tina que, para él, tenerlos no era una probabilidad en un principio, pero así es la vida y la casualidad que tiene presente el azar, el fundamento del quehacer estadístico.

(FIN/KGG)

27 de noviembre de 2023