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La propuesta surgió como una de las conclusiones de un estudio que indagó por los desafíos existentes para la enseñanza de la historia en los colegios públicos del país, la cual, según la investigación, debe trascender de la memorización de datos o de la divulgación de las hazañas de los próceres a las búsquedas de las memorias colectivas y locales.

 

La media académica es una propuesta para vincular la enseñanza y la investigación de la historia. Foto tomada de cutt.ly/jw0XVwex

 

“Lo he vivido desde mi quehacer docente. Ciencias Sociales es una asignatura que incluye historia, geografía, constitución política y democracia. Es un área muy fracturada y con poca intensidad horaria, eso dificulta abordar todas estas áreas del conocimiento y hacer formación humanística, que es lo que se espera”, dice Iván Valencia Castaño, magíster en Historia de la UNAL Medellín.

Ante el panorama y el deterioro social, político y económico de la sociedad colombiana, considera que desde las aulas es necesario preguntarse qué falla en la formación de habilidades y capacidades para la sana convivencia, cómo las políticas públicas pueden aportar a la formación de ciudadanía y qué rol cumple la historia del país en la cohabitación de territorios en sana convivencia y paz. Esas son, por lo menos, sus inquietudes.

Él, quien también se desempeña como docente de Ciencias Sociales, Historia y Geografía de la Institución Educativa Monseñor Francisco Cristóbal Toro en Medellín, con esta idea cuestiona los currículos pedagógicos que han relegado la historia en la educación básica y media. Por eso llevó a cabo una investigación en la cual hace un análisis crítico de políticas públicas educativas que fomentan la memoria y la identidad y que están directamente relacionadas con la enseñanza de la historia en Colombia desde la perspectiva de la formación de valores y bienes culturales, la memoria histórica y colectiva y la identidad nacional.

Su propuesta es la creación de una media académica en Humanidades para ser implementada en instituciones educativas públicas como vehículo para el fortalecimiento en formación ciudadana de estudiantes de grados décimo y once. El investigador sugiere que la base sea la memoria histórica para contribuir con la apropiación y el reconocimiento de la sociedad como “construcción consciente de los individuos”, como indica en la tesis. Además, para el abordaje de la historia local, la promoción de la investigación, la conciencia histórica y la identidad nacional.

La media académica en Humanidades permitiría ir de lo local a lo global, en el sentido en el que los estudiantes pueden explorar la historia desde la familia, el barrio o el territorio que habiten, con el propósito de generar aprendizaje desde la experiencia. Desde ahí, plantea Iván Valencia Castaño, puede partir del interés de los estudiantes por comprender y adquirir conocimientos y no como el cumplimiento de un requisito para graduarse.

Las instituciones educativas, considera el investigador, deben inculcar el pensamiento crítico: invitar a los estudiantes a “pensar sus pensamientos, aunque suene redundante. Ellos están muy acostumbrados a que todo se los dan, y ya tenemos un medio tecnológico donde toda la información está, pero ¿cómo interpreto esa información?, ¿cómo logro analizarla, desde mi punto de vista y mi comunidad, mi entorno?, ¿cómo puedo hacerla propia?”.

No es necesario infundir un apasionamiento, sino acoger la importancia de conocer la historia, “y así poderla cambiar”. Actualmente, en los colegios oficiales se dictan cuatro horas de historia por semana a los grados de sexto a noveno, y dos en décimo y once, según establece el Plan Educativo Institucional.

Las políticas públicas como eje de análisis

La tesis fue abordada en tres bloques. El primero consistió en el desarrollo conceptual de las políticas públicas, entendidas como la intervención del Estado en un problema o cuestión que identifica en la comunidad. Las educativas, en específico, hacen referencia a la formación para la obtención de conocimientos, capacidades y habilidades en los aspectos personal, social y laboral, como indica el documento.

El segundo bloque fue el análisis de políticas públicas en la educación nacional y territorial, para lo que el investigador indagó por la formación ciudadana, el fomento de la sana convivencia y el reconocimiento de la pertenencia a una comunidad a partir de la lectura y el análisis de fuentes bibliográficas y documentos como la Constitución Política de Colombia y la Ley 115 de 1994, conocida como Ley General de Educación.

Asimismo, analizó la Ley 1874 de 2017, que determina la obligatoriedad de la enseñanza de la Historia en los colegios del país y establece su integración a lineamientos curriculares de las ciencias sociales en la educación básica y media, cuyos objetivos tienen que ver con la contribución a una formación de una identidad nacional que reconozca la diversidad étnica y cultural, desarrollar el pensamiento crítico a través de la comprensión de procesos históricos y sociales del país en el contexto americano y mundial y la promoción de la formación de una memoria histórica que contribuya a la reconciliación y la paz.

Esta Ley atraviesa el ejercicio académico del investigador. La norma surgió en 2017 luego de que el Congreso debatiera sobre la enseñanza de la Historia en los colegios. En ese entonces, los senadores tuvieron como argumentos la reducción de sus clases al punto de la casi desaparición de los currículos y la inoperancia en la formación de estudiantes de básica y media.

En el segundo bloque también abordó políticas territoriales: el Plan Educativo Municipal 2016-2027 de Medellín y el Proyecto Educativo Institucional (PEI) de la Institución Educativa Monseñor Francisco Cristóbal Toro.

Finalmente, en la tercera fase se abordó el pensamiento histórico, la conciencia histórica, la memoria histórica y la memoria colectiva como categorías conceptuales que la Ley aborda y que el investigador analizó. Él involucró a estudiantes y padres de familia para conocer su percepción. Adicionalmente, analizó recomendaciones de la Comisión Asesora de la Enseñanza de la Historia de Colombia (CAEHC), creada por mandato de la Ley 1874 de 2017.

Se trató de una investigación hermenéutica cualitativa que además de utilizar la lectura como técnica, también se valió de talleres y conversatorios sobre memoria e identidad realizados con padres de familia durante la semana institucional y alumnos de noveno con quienes se abordaron los temas en el aula. En ese ejercicio en particular, Valencia Castaño identificó que la comunidad académica no tiene conocimiento sobre el pasado de la institución, que “no ha visto esa historia como propia y los estudiantes ven los conocimientos como recordar algo para aprobar un grado y luego dejarlos de lado”.

Propender por la formación humanista

Con la investigación, identificó Iván, una desconexión. Considera que los objetivos de la teoría de la normatividad relacionada con planes, programas y proyectos que se implementan en las instituciones educativas son claros. Sin embargo, en la práctica educativa, los distintos contextos locales impiden aplicarlos en las aulas de clase. Un “ejemplo de esta ruptura es la formación de los estudiantes para que cohabiten espacios en sana convivencia y paz, pero las comunidades aún viven en las diferentes modalidades de violencia, corrupción y pobreza, entre muchas otras problemáticas que se han naturalizado, por lo que no se ve una necesidad o posibilidad de transformación por parte de los estudiantes”.

Acerca del caso local y de acuerdo con la investigación, la educación media que se promueve en Medellín es de doble objetivo orientada a la relevancia de la media técnica para formar estudiantes en oficios para la empleabilidad y desarrollo económico. Sin embargo, este énfasis ha relegado a las ciencias sociales y humanas, cuando incluso se podría pensar, precisamente, en una media académica en el área con la que se cubra la necesidad de una alternativa en formación humanista y que se constituya como una posibilidad de comprender el entorno social y reconstruir una sociedad basada en la paz, según el investigador.

El proceso debe involucrar a los estudiantes desde asuntos cotidianos para la comprensión de la historia que atraviesa varias dimensiones. Puede estudiarse también desde la sensibilidad, como lo menciona Valencia Castaño, reconociendo la historia desde “los sentimientos y las razones que tenemos para que aquello que sucedió me lleve a ciertas conclusiones sobre situaciones que pueden generar dolores o alegría, sensaciones contra las que no se puede luchar y que según cómo se vivieron generan impacto en la vida personal o de la comunidad”.

En ese sentido, vincular la enseñanza de la historia con las memorias es valioso para el investigador, en tanto que lo propuesto por la memoria colectiva e histórica es ir más allá de narrar un hecho desde un punto de vista, como lo concibe la historia, sino de “sensibilizarlos sin buscar culpables y reflexionar”.

(FIN/KGG)

1 de abril de 2024