Estudio permitió hacer una actualización de la presencia y distribución de las especies que componen el género Eufriesea, pues el último que se había realizado al respecto data de 1992. Durante la pesquisa fueron registradas para la ciencia dos nuevas especies. Carlos Andrés Londoño Carvajal, biólogo y magíster en Entomología de la Facultad de Ciencias de la UNAL Medellín fue quien las describió.
Para Carlos, puede que la esencia del estudio llevado a cabo “suene muy básico, y que lo sea para ciertos grupos, pero cuando no se conoce nada de algo en específico, esto es de las primeras cosas que se deben realizar para proponer futuras investigaciones. Lo primero que hay que hacer es saber qué hay y dónde”, explica.
De las abejas de las orquídeas hay cinco grupos o géneros: Aglae, de una sola especie; Eulema, de 30 especies y muy bien estudiado; Exaerete, de unas 11; Euglossa, con más de 100, y Eufriesea, de la cual hay unas 70 especies y sobre la que no hay suficientes estudios e información. Precisamente, por esa razón fue que Carlos indagó por esta última en su investigación. La Eufriesea es el segundo género más diverso de la tribu Euglossini. Una tribu es una categoría taxonómica intermedia.
Para el estudio se hizo revisión en 16 colecciones del país de departamentos como Antioquia, Boyacá, Cundinamarca, Valle del Cauca y Quindío, y a unas 1.000 abejas. Además, se consultaron bases de datos como Scanbug, iDigBIO y GBIF. Esta metodología se aplicó dada la dificultad para tomar muestras en campo, teniendo en cuenta que este grupo de abejas son univoltinas, es decir, que pueden estar en un periodo de latencia o de diapausa, que es un estado fisiológico de inactividad varios meses al año hasta que encuentran condiciones óptimas en el ecosistema. El estado inmaduro puede durar hasta 280 días, mientras que la etapa adulta se da en una época específica del año.
Se encontraron las dos nuevas especies, nuevos reportes para el país y nuevas distribuciones para algunas especies que no se tenían identificadas. Por ejemplo, según la literatura científica hay una especie con presencia estrictamente amazónica, pero el estudio halló que hay migraciones hacia el Pacífico.
Adicionalmente, se conoció sobre sexos no determinados. Esto no quiere decir que haya un tercero, sino que de algunas especies no se conocía la versión femenina o masculina. Por ejemplo, de la especie Eufriesea elegans solo había información de machos, la hembra no estaba descrita. El estudio logró hacerlo para el caso del macho y la hembra de dos especies.
¡Eureka! y otras satisfacciones
Si bien el estudio no abordó la ecología de la interacción abeja-orquídea, es relevante en ese sentido. Aproximadamente, el 10% de las especies de orquídeas son polinizadas por abejas de la tribu Euglossini. “Que se hayan encontrado dos especies nuevas puede indicar dos cosas: una, que también hay más especies de orquídeas que no han sido descritas y probablemente sean polinizadas por estas dos especies de abejas, y, dos, que ellas sean polinizadoras de especies de orquídeas que ya se conocen, pero no había registro de cuáles eran los polinizadores”, destaca.
Para Carlos “uno no encuentra una especie nueva, la especie nueva lo encuentra a uno. De repente el tipo de investigación es lo que te trae eso. En insectos, en general, no es la gran panacea por la altísima diversidad que existe de ellos a nivel mundial. Es emocionante, pero tampoco es el eslabón perdido”, dice.
El biólogo, quien al inicio de su carrera quería dedicarse al estudio de los grandes felinos y, luego, de primates, con la ilusión ingenua de “salvar el mundo”, llegó al estudio de insectos gracias a una charla con un docente durante una salida de campo, cuando apenas cursaba tercer semestre. Cuando observó por primera vez un insecto en el estereoscopio le pareció “absurdamente descrestante la cantidad de estructuras, partes y formas que tiene un insecto. Eso me sorprendió demasiado”.
Esa curiosidad y esa sorpresa la quiere transmitir y por eso hace una invitación: “Que los estudiantes que aún tengan dudas sobre el grupo con el que trabajar, le den una oportunidad a los insectos y a la taxonomía. Los necesitamos porque después de que se establecen los nombres es que podemos conocer las interacciones ecológicas, crear estrategias de conservación y generar investigaciones futuras”.
El reporte de las nuevas especies está en proceso de ser publicado en una revista científica.
(FIN/KGG)
20 de agosto de 2024