Colombia, país con mayor biodiversidad por metro cuadrado a escala mundial, esconde un secreto y enfrenta un desafío urgente: gran parte de sus habitantes desconoce el significado y la importancia de esta riqueza natural; pues, habitar este entorno no necesariamente se traduce en un profundo conocimiento sobre lo que es su valor y cuidado. Una investigación de la UNAL Medellín revela que la relación entre biodiversidad, alfabetización científica y educación ambiental es más estrecha de lo que imaginamos y su fortalecimiento es clave para garantizar la conservación de nuestros ecosistemas.
Sí, somos biodiversos, pero, ¿qué significa esto?, ¿qué implicaciones tiene?, ¿por qué tenemos que cuidar las 1.889 especies de aves, 4.000 de orquídeas, 2.000 de peces marinos y 3.000 de mariposas, entre otras, reportadas actualmente en el país?, ¿por qué esto tiene un impacto directo sobre lo cultural, lo político y lo económico?, ¿cómo podemos formar ciudadanos comprometidos con la protección de nuestro entorno?
Esas fueron algunas de las preguntas que empezó a hacerse Esteban Gómez Londoño, ingeniero forestal y magíster en Biodiversidad, cuando decidió seguir una tradición familiar y su vocación como profesor de una especialización en una Institución de Educación Superior, mientras que, a la par, realizaba sus estudios de Maestría en Enseñanza de las Ciencias Exactas y Naturales en la Universidad Nacional de Colombia Sede Medellín.
“Me di cuenta que las personas que habían estudiado biología, ecología, ingeniería ambiental, ingeniería forestal y otras áreas afines llegaban a un posgrado y no tenían la conceptualización correcta sobre qué era la biodiversidad; pensé ‘esto no puede ser posible’. Es una cosa que no se puede minimizar y ahí fue donde decidí hacer un trabajo para mi maestría en el que quedara por sentado por qué la biodiversidad debe ser un tema a tocar en profundidad en todos los niveles de la educación en el país”, comenta Estaban Gómez.
La investigación cualitativa Biodiversidad en la educación: un análisis para una educación ambiental a través de la alfabetización científica en Colombia, profundiza en la relación bidireccional y directa que hay entre biodiversidad, alfabetización científica, educación ambiental y cultura ambiental. En ese sentido, realiza un abordaje amplio y complejo de la biodiversidad dentro de un planteamiento nuevo hacia la pedagogía ambiental.
Propone, además, distintos componentes de análisis para la construcción de una guía metodológica que facilite los procesos de alfabetización científica y transferencia de conocimiento sobre biodiversidad, con un foco de estudio e impacto en la población estudiantil de ciencias naturales, biología y educación ambiental en los tres niveles educativos: básica primaria, educación secundaria y la vida universitaria, así como la comunidad académica de las áreas de bioeconomía, ecosistemas naturales y territorios sostenibles.
La biodiversidad es un concepto amplio y complicado que hace referencia a la variedad de organismos vivos presentes en la Tierra, así como a los patrones ecológicos y evolutivos que resultan de su interacción, además de los ecosistemas terrestres, marinos, acuáticos y los complejos ecológicos de los que forman parte, explica el trabajo.
De acuerdo con el egresado de pregrado y posgrado de la UNAL Medellín, aunque existen varias definiciones y enfoques que explican qué es biodiversidad, en los últimos 30 años han sufrido numerosos cambios relacionados con la producción científica, la biofísica y distintos factores socioeconómicos. Así mismo, el Acuerdo de París firmado en 2015 ha revolucionado el mundo de la educación ambiental, ha enaltecido el concepto de biodiversidad y le ha dado valor a la alfabetización científica en la búsqueda de alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
“Se refiere a la variedad de vida en la Tierra, desde la diversidad genética dentro de una especie hasta la diversidad de ecosistemas y especies en un área geográfica determinada. El concepto de biodiversidad puede ser medido a través de diferentes componentes, como la riqueza, la abundancia y la dominancia de especies en un ecosistema, son aspectos clave que influyen en la estabilidad y la resiliencia de los ecosistemas, así como en la provisión de servicios ecosistémicos”, puntualiza la tésis sobre la definición que mejor abarca la complejidad de la biodiversidad.
En Colombia, América Latina y el Caribe se ha evidenciado una deficiencia en la conceptualización, comprensión y análisis de temas complejos de las biociencias, tales como la biodiversidad, fundamentales para alcanzar los objetivos nacionales de educación y cultura ambiental, así como los internacionales como lo son los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que, si bien hablamos de una problemática que es transversal a éstos, tiene relación directa con el ODS 4, 'Educación de calidad'; ODS 11, 'Ciudades y comunidades sostenibles' y ODS 13, 'Acción por el clima', señala el estudio.
“Este trabajo es una especie de provocación o insumo para lo que posteriormente sería una propuesta curricular mucho más clara, una directriz más amplia. Contiene información bruta, cualitativa, completa y detallada. Muestra cómo se relaciona un concepto con otro, cuál es la comprensión de ese o por qué no conocemos su significado. Adicionalmente, estos solemos definimos a través de los supuestos y las sugerencias que se han hecho”, agrega Esteban, quien actualmente trabaja para la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en París, Francia, como asesor en temas de biodiversidad y conservación.
El proyecto recalca que la biodiversidad no puede ser abordada únicamente desde una perspectiva teórica y científica, también requiere considerar las complejidades y dimensiones éticas, culturales y estéticas asociadas a la misma. “Existe una falta de formación y capacitación de los educadores en la enseñanza de las biociencias y ciencias ambientales, teniendo en cuenta que la biodiversidad es un tema interdisciplinario que abarca una variedad de disciplinas como la biología, ecología, geografía, química, física y un enorme contexto socioeconómico y sociopolítico”, señala Esteban Gómez Londoño, quien manifiesta que con esta investigación se dio cuenta que “se puede ser profe incluso si no se está dentro de un aula”.
Desafíos y oportunidades
Los resultados revelan numerosas tendencias, tensiones, limitaciones, desafíos y oportunidades en la forma en que se enseña la biodiversidad en escuelas, colegios y universidades colombianas. En primera instancia se sugiere a las autoridades educativas de Colombia considerar la inclusión de contenidos relacionados con la biodiversidad en los planes de estudio de todas las etapas y niveles educativos, adaptadas al contexto, con metodologías alternativas y distintas cosmovisiones que permita a los estudiantes reconocerse como parte de un sistema ecológico.
“La alfabetización científica permite a las personas comprender los conceptos clave relacionados con el medio ambiente y el cambio climático, evaluar la información científica de manera crítica y tomar decisiones informadas. Al integrar la educación ambiental en los programas educativos, se fomenta una cultura de respeto y responsabilidad hacia nuestro entorno, promoviendo comportamientos sostenibles y un papel activo en la construcción de un futuro más sostenible”, destacan las conclusiones del proyecto.
Lo anterior, a través de la incorporación de enfoques pedagógicos que fomenten la conexión emocional y empática de los estudiantes con su entorno natural como un factor crucial para despertar su interés y motivación. Además de su participación en actividades prácticas didácticas como investigaciones de campo y proyectos de conservación, que les permita experimentar la importancia de preservar los recursos naturales.
La enseñanza de la biodiversidad requiere de práctica, lo que puede ser difícil llevar a cabo en un aula convencional y con las limitaciones presupuestales que son comunes en las instituciones. Esta no solo se ve afectada por la falta de recursos didácticos adecuados como materiales, estrategias y herramientas de tecnología educativa, sino por las dificultades de infraestructura y normativas.
“Debemos capacitar a las generaciones futuras para que asuman un papel activo en la protección de nuestro planeta, para el eficiente aprovechamiento de los recursos naturales, la conservación de los ecosistemas, el atendimiento a los acuerdos internacionales, el potenciamiento de otros sectores de la economía y la lucha contra el cambio climático”, recalca Gómez Londoño, magíster en Enseñanza de las Ciencias Naturales.
Sin embargo, también se encontraron propuestas pedagógicas innovadoras y herramientas con un impacto positivo que pueden ser utilizadas para mejorar en este aspecto, como la transversalización de la educación ambiental en el currículo; el uso sostenible de los recursos por parte de las comunidades; la resignificación y apropiación del ambiente dentro de la cultura de las regiones y la solución de las necesidades ambientales de las poblaciones alfabetizadas.
Para fortalecer la conexión entre la educación y la biodiversidad se propone, también, la inclusión activa de comunidades locales en la planificación y la ejecución de los programas de enseñanza, donde las instituciones educativas pueden colaborar estrechamente con organizaciones locales y líderes comunitarios para promover la conservación y el conocimiento de la biodiversidad en el entorno local y regional.
Aunque el documento con los resultados está dirigido a cualquier público, contiene fragmentos con mensajes muy claros a docentes, estudiantes y tomadores de decisiones en materia educativa. También, compara algunas propuestas pedagógicas y didácticas y enuncia los componentes para una guía metodológica que responda a estos desafíos y oportunidades de mejora de la enseñanza para la educación y la cultura ambiental en el país.
(FIN/JRDP)
21 de octubre de 2024