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El sistema tarifario eléctrico en Colombia, actualizado hace 17 años, presenta cinco deficiencias que ocasionan un costo elevado del kilovatio hora (kWh), siendo el segundo más alto de Suramérica, según una investigación realizada por un egresado de la Maestría en Ingeniería - Sistemas Energéticos de la UNAL Medellín. A su vez, el estudio propone una reforma al sistema, con la implementación de una tarifa horaria (costo del kWh de acuerdo a la hora de consumo en las franjas horarias valle, llano y punta), el uso de banderas tarifarias (como un indicador del posible aumento del costo de la energía eléctrica según el estado de los embalses) y la liberalización del mercado minorista para generar más ofertas tarifarias para que los usuarios elijan libremente.

 

La propuesta de reforma incluye la implementación de una tarifa horaria, el uso de banderas tarifarias y la liberalización del mercado minorista. Foto cortesía de HidroItuango.

 

La falta de homogeneidad, inequidad tarifaria, baja competencia, volatilidad y un rol pasivo de los usuarios, son las cinco deficiencias del sistema tarifario en Colombia detectadas en la tesis Reformas al sistema tarifario eléctrico en Colombia y que, según su autor, Juan Sebastián Belalcázar Silva, egresado de la Universidad Nacional de Colombia Sede Medellín, generan disconformidad en la población colombiana y representan un problema económico y social para los habitantes del país.

En el mercado eléctrico colombiano se definen dos tipos de usuarios: los no regulados y los regulados (según la Resolución 131 de 1998 de la Comisión de Regulación de Energía y Gas, CREG), explica. Los usuarios no regulados son las industrias o empresas que tienen un consumo mensual mínimo de 55,000 kWh, este grupo puede negociar directamente con un comercializador las condiciones de sus compras de electricidad, mientras que, para los usuarios regulados, como los residenciales, las compras de energía están sujetas a tarifas fijadas por la CREG, detalla Belalcázar, quien agrega que dicha pasividad de los consumidores y las discusiones que se dan en el país alrededor del costo de la energía para los usuarios regulados, fueron las razones que motivaron el estudio centrado en estos últimos.

“Los usuarios no regulados no tienen que ajustarse a las normas y pueden negociar con las generadoras de energía; sin embargo, los regulados sí tienen que acomodarse a una fórmula tarifaria que dicta la Resolución 119 de 2007 de la CREG, y es para todo el país, que es la que uno ve en el recibo de luz, un costo unitario dado por la suma de seis componentes: generación, transmisión, distribución, comercialización, pérdidas y restricciones, y cada componente tiene su trasfondo. Sin embargo, hay que tener en cuenta que el mercado de energía eléctrica en la bolsa de valores es el más volátil, de un día para otro puede subir un 200% o disminuir también, los cambios son muy abruptos”, comenta el ingeniero electricista quien se desempeña como analista de datos en la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales (DIAN).

 

De acuerdo con la tesis, las fórmulas que maneja el sistema tarifario eléctrico actual son de difícil entendimiento para las personas, lo cual va en contra de la simplicidad promulgada en la Ley 142 de 1994 y que adicionalmente deja a los usuarios en ese papel pasivo donde su única función es la de pagar el costo de una tarifa, sin opciones para elegir.

 

Para el desarrollo de la investigación, se identificaron las falencias del modelo tarifario del sector eléctrico colombiano. Posteriormente, se buscaron sistemas tarifarios de otros países con ciertas similitudes, teniendo en cuenta factores como el ámbito social y/o su forma de generación de energía eléctrica; también se analizaron países en donde se han presentado cambios novedosos en su sistema tarifario, de estos se tuvieron en cuenta para el estudio: Brasil, Chile, Reino Unido, Noruega y el estado de California en Estados Unidos.

A partir de la información recopilada, se realizó una evaluación comparativa entre los modelos tarifarios encontrados en el mundo con el fin de determinar cuáles podrían adaptarse mejor al modelo tarifario de Colombia y cuáles permitirían mejorar las falencias detectadas. Por último, se evaluó el efecto de los modelos seleccionados en las empresas del sector eléctrico colombiano y en los usuarios.

 

Según datos de la investigación tomados de XM (administrador del mercado eléctrico colombiano), para el año 2022 había en el país 79 generadoras de energía y 130 comercializadoras.

 

Las deficiencias

La falta de homogeneidad, la inequidad tarifaria, la baja competencia, la volatilidad y el rol pasivo de los usuarios son las principales falencias del sistema tarifario eléctrico colombiano. De acuerdo con el estudio, en primer lugar, a través del análisis detallado del desglose de los componentes de las tarifas de energía eléctrica, se observa una clara falta de homogeneidad en los costos entre las distintas ciudades.

“Se evaluó el costo de kWh promedio, entre los años 2011 y el 2023, en Bogotá, Medellín, Manizales y Pasto. Encontramos que el costo varía mucho entre estas ciudades debido a que cada ciudad tiene su empresa comercializadora; por ejemplo, en Medellín tenemos a Empresas Públicas de Medellín (EPM), en Bogotá al Ente Nacional para la Energía Eléctrica (ENEL), en Manizales la Central Hidroeléctrica de Caldas (Chec) y en Pasto las Centrales Hidroeléctricas de Nariño (Cedenar). Si bien estas se basan en las fórmulas de la CREG, tienen diferentes costos, entonces no hay una uniformidad este y eso es una falencia”, señala Juan Sebastián Belálcazar, magíster en Ingeniería - Sistemas Energéticos.

En segundo lugar, en algunas ocasiones, el valor tarifario supera ciertos índices económicos, como el aumento del salario mínimo o el Índice de Precio del Consumidor (IPC), lo que genera dificultades para los usuarios.

“Comparamos las tarifas con indicadores económicos, como el salario mínimo, y uno pensaría que la inflación de los servicios debe estar a la par con este aumento o, si no, se va a generar una inequidad, pues esto va también a afectar la canasta familiar. Se detectó que en los años 2015, 2016, 2020, 2021 y 2022 el aumento del salario mínimo fue menor al aumento del costo del kWh, en estos años se presentaron fenómenos del Niño en Colombia que afectaron mucho el costo de la energía eléctrica porque, según la Asociación Colombiana de Generadores de Energía Eléctrica (Acolgen), el 68.3% de la generación es por hidroeléctricas, cuando se producen estos fenómenos bajan los embalses y hay que recurrir a las termoeléctricas y ahí es más costosa la liberación eléctrica”, indica Belalcázar Silva.

En tercer lugar, la tarifa eléctrica en Colombia no es competitiva a nivel internacional, según la tesis, se comparó la tarifa del país (kWh) en Suramérica, donde solo Uruguay tiene una tarifa más elevada. “Que los demás países tengan un costo de kilovatio más económico es preocupante porque nuestra forma de generación de energía, que es hidroeléctrica, es una de las más económicas, esta falta de competitividad también afecta las industrias que vienen a invertir porque se van a enfrentar a un costo mayor que en otros países”, agrega Juan Sebastián.

En cuarto lugar, existe una fuerte dependencia de la tarifa eléctrica en Colombia a factores climáticos y económicos, lo que produce volatilidad. “Finalmente, el sistema tarifario actual otorga a los usuarios un rol pasivo, sin permitirles la flexibilidad necesaria para modificar sus patrones de consumo y lograr ahorros energéticos y económicos. Esta limitación reduce la capacidad de los consumidores para adaptarse a cambios en el mercado y optimizar su uso de la energía”, expone el estudio.

Propuestas para la reforma

La primera propuesta del egresado de la UNAL consiste en la implementación de una tarifa horaria (un factor común identificado en los países analizados) donde el costo del kWh varía según la hora de consumo teniendo en cuenta tres franjas horarias: valle, llano y punta. En el análisis se tuvo en cuenta el valor promedio del Precio de Bolsa Nacional desde el 1 de enero de 2024 hasta el 1 de agosto de 2024, proporcionados por XM, a partir de estos datos se calculó el promedio de los precios por hora.

“La curva de demanda a lo largo del día actualmente en Colombia tiene tres picos: de 5 a.m. a 7:00 a.m., de 11:00 a.m. a 1 p.m. y de 6:00 p.m. a 9:00 p.m. Con la propuesta de la tarifa horaria hice una suposición del valor promedio del kWh en horas llano de $480, en horas punta $547 y en horas valle de $437. De esta manera, se ha determinado que el valor tarifario en horas punta será equivalente al 114% de la tarifa plena, mientras que en las horas valle se reducirá al 91% (sin embargo, hay que tener en cuenta el precio en bolsa). En el análisis que hice las horas Valle podrían considerarse entre las 12:00 a.m. y las 8:00 a.m.”, explica.

Se plantearon cinco escenarios de consumo teniendo en cuenta estas horas, con el objetivo de hallar el que presente un mayor ahorro. “Solo hay un escenario en el cual el usuario pagaría menos con un consumo del 50% en horas Valle, el 25% en horas llano y el 25% en horas punta. Esto es un arma de doble filo porque si el consumo no se hace en ese rango, sería más alto para los usuarios, pero la diferencia es que el ahorro es muy grande si se hace así. El usuario puede pagar más o puede pagar menos según como centralice su consumo, esto le da un rol más activo”, complementa el investigador de la UNAL Medellín.

La segunda medida que se sugiere es la implementación de las banderas tarifarias para indicar el costo real de generación de energía. “Ante la volatilidad de la tarifa de energía eléctrica (una de las falencias identificadas), la cual varía debido a factores climáticos y fluctuaciones en indicadores económicos, complicando la planificación y la gestión financiera tanto para hogares como para empresas, una posible solución es el uso de banderas tarifarias, un sistema empleado en Brasil que indica el costo real de generación de energía y que utiliza colores (verde, amarillo y rojo) para señalar si el costo de la energía será mayor o menor, dependiendo de las condiciones de generación. Aunque no elimina la volatilidad, es un método de información para los consumidores sobre el costo real de la generación, lo que puede incentivar un uso más consciente y responsable”, enfatiza el estudio.

De acuerdo con el investigador, la integración de un sistema de banderas tarifarias en Colombia no sería compleja, ya que se podrían utilizar datos históricos sobre cómo el costo de generación de energía eléctrica ha aumentado durante eventos como el fenómeno de El Niño o en períodos de fluctuación económica. De esta manera, se podría establecer un sistema de banderas tarifarias en Colombia que ayude a mejorar la planificación y la gestión financiera en el sector eléctrico.

Por último, la liberalización del mercado minorista hará que exista una mayor competencia, generando una "guerra de ofertas" tarifarias que, como señala el estudio, favorecería a los ciudadanos debido a las múltiples tarifas y, por ende, valores más bajos, permitiendo a los consumidores elegir libremente la tarifa de energía eléctrica que mejor se adapte a sus necesidades.

“La implementación del modelo del Reino Unido que involucra múltiples proveedores con diferentes modalidades tarifarias requeriría un cambio regulatorio profundo para permitir la participación de nuevas empresas comercializadoras y fomentar un mercado competitivo. Además, es fundamental eliminar el límite actual para convertirse en usuario no regulado, lo que impulsaría la competencia en el mercado minorista y permitiría a los comercializadores ofrecer mayor variedad de tarifas, como una tarifa fija establecida por cada proveedor. El usuario podría tener más opciones y elegir la que le resulte más conveniente. Sin embargo, esto depende en gran medida del usuario, ya que, como se observó en el Reino Unido, muchas personas al no estar debidamente informadas, pagaban tarifas más elevadas de las que podrían acceder. Por lo tanto, es fundamental socializar bien este modelo tarifario”, puntualiza Juan Sebastián en el documento.

 

Si bien la reforma al sistema tarifario eléctrico en Colombia es necesaria, esta requiere de una regulación cuidadosa y un estudio riguroso para que las medidas sean justas y equitativas. Es necesario abordar la falta de homogeneidad en las tarifas, la inequidad tarifaria y la competitividad frente a tarifas internacionales. Además se debe evaluar el impacto de estos cambios en el sistema actual, ya que una tarifa horaria podría modificar la curva de demanda, reduciendo la necesidad de nuevas inversiones en capacidad de generación y distribución. Estas medidas propuestas pueden ser beneficiosas para los usuarios si se implementan con una adecuada divulgación y comprensión, que estos entiendan cómo funcionan para que obtengan mayor economía, asumiendo un rol más activo en la gestión de su consumo energético, expone la tesis. 

 

(FIN/JRDP)

24 de febrero de 2025