Así lo demostró un estudio realizado en el campus El Volador de la UNAL Medellín, que da pautas para evitar el uso de abonos artificiales nitrogenados contaminantes en zonas urbanas, lo que a su vez abre una ventana para un posterior estudio más profundo sobre el potencial de recursos biológicos y genéticos de plantas y microorganismos.

En la agricultura son ampliamente utilizados los fertilizantes sintéticos y la mayoría de ellos contienen nitrógeno, un elemento esencial para los cultivos del que, por el uso inadecuado o excesivo, un gran porcentaje se libera a la atmósfera en forma óxido nitroso, un gas de efecto invernadero que las plantas no pueden absorber.
Esta es una preocupación ambiental, “ya que varios estudios en el mundo han demostrado, por ejemplo, en canchas de golf o, en general, en zonas verdes deportivas, se usa hasta 10 veces más de concentración de nitrógeno de la que es recomendable y no se tiene un criterio claro acerca de cuándo aplicar o no fertilizante. En ese sentido, las emisiones de gases contaminantes por uso de fertilizantes en ciudades podrían ser muy altas”, explica Juan Carlos Pérez Naranjo, profesor del departamento de Geociencias de la Facultad de Ciencias de la UNAL Medellín.
A diferencia de los pastos, las leguminosas no requieren de fertilizantes nitrogenados, porque en sus raíces tienen bacterias capaces de tomar el nitrógeno del aire y de disponerlo para transferirlo a otras plantas cuando ellas mueren o se descomponen en el suelo, de ahí que se pensara en estudiarlas, teniendo en cuenta que en el campus El Volador de la Sede hay áreas donde leguminosas y pastos crecen “mezclados” y, a simple vista, con hojas más verdes, una señal de adecuada fotosíntesis y nutrición.
La investigadora en formación Laura Sofía Naranjo Cabezas, estudiante de Ingeniería Forestal de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNAL Medellín, hizo ese estudio: se centró en evaluar el efecto de algunas leguminosas en el contenido de nitrógeno disponible en pastos ornamentales. “Las bacterias toman carbono de la planta y nutrientes que reciben gracias a la fotosíntesis y le entregan nitrógeno en formas aprovechables para construir sus proteínas, como el gas amoniaco (NH3) y los iones de amonio (NH4+) que libera después al suelo, a otras plantas, a microorganismos, y que devuelve a la atmósfera nuevamente en formas gaseosas”, cuenta.
Durante aproximadamente un mes y con un dispositivo portátil medidor de nitrógeno que utiliza sensores y luz roja, obtuvo unos 300 datos con los que analizó los valores de nitrógeno disponible en hojas de pastos que crecen mezclados o no con leguminosas en 15 sitios del campus El Volador. El dispositivo, que es rápido y de fácil de uso, fue útil, teniendo en cuenta que una limitación en la medición del uso excesivo de nitrógeno o de transferencia del nutriente entre plantas es que se requiere del transporte de muestras de hojas a laboratorios especializados para su procesamiento, lo que resulta costoso y complejo.
La información tanto de leguminosas como de pastos fue tomada de representativos de suelos urbanos, que generalmente son muy alterados, o con desarrollo incipiente, los cuales son denominados inceptisoles. Se hizo descripción de cada área de estudio, se tomaron imágenes y la información se procesó de manera sencilla en libros del programa informático de hojas de cálculo Excel.
De acuerdo con Laura, el estudio evidenció que las leguminosas le suministran nitrógeno a los pastos ornamentales cuando se usan pocos fertilizantes y donde mejor se observó esto fue en la zona alrededor de la piscina. Allí, los pastos que crecen mezclados con leguminosas presentaron altos contenidos de nitrógeno en las hojas (mayor del 3%, un valor elevado para estas especies), mientras que en áreas muy fertilizadas como la cancha de fútbol, la contribución de las leguminosas a la nutrición del pasto es nula.
El hallazgo, añade el profesor Juan Carlos, da paso a investigaciones más profundas, dado que el resultado sugiere que combinar adecuadamente pastos con leguminosas en otras áreas verdes del campus y de la ciudad podría permitir la reducción en el uso de fertilizantes y resiembras frecuentes.
El ejercicio muestra la importancia del uso de herramientas nuevas para descubrir más rápido el potencial de recursos biológicos y genéticos de plantas y microorganismos para sustituir buena parte de fertilizantes nitrogenados, lo que puede representar un aporte a la mitigación de la contaminación de la atmósfera y del cambio climático.
Además, el estudio sugiere que el desarrollo de una agricultura más sostenible es posible, de acuerdo con Laura, para quien, a partir del resultado, por ejemplo, se puede pensar en diseñar estrategias similares y adecuadas para cada región para el forrajeo de la ganadería.
La investigación hizo parte de una Práctica Académica Especial (PAE) de Laura, con la que ella buscó realizar una publicación científica sobre un tema relacionado con agricultura y nutrición vegetal: “Creo que la ingeniería forestal llega hasta un punto en ciencias del suelo, uno conoce sobre la importancia que tienen los suelos solo hasta cuarto semestre. A mí el tema de la fertilización de suelos me empezó a preocupar, porque uno piensa que la agronomía es perfecta, pero realmente es un área amplia en las que aún se requiere mucha investigación”.
(FIN/KGG)
17 de marzo de 2025