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En abril de 2019, Medellín inició una era importante de innovación al dar inicio al Centro para la 4ª Revolución Industrial, después de recibir el aval del Foro Económico Mundial de Davos, Suiza. Se trata de un privilegio que solo ostentan otras cuatro ciudades en el mundo: San Francisco (Estados Unidos), Tokio (Japón), Beijing (China) y Mumbai (India), y que implica ser el escenario para investigar, promover e implementar los grandes cambios que traen para nuestras vidas las nuevas tecnologías.

La 4ª Revolución Industrial es el tema central de la nueva temporada de la Cátedra Abierta Saberes con Sabor, que, a tono con los tiempos de confinamiento obligatorio por la pandemia del COVID-19, se trasladó al mundo virtual. En la sesión del 23 de abril, el foro giró alrededor de los soportes tecnológicos de la 4ª Revolución Industrial que hoy se consideran claves, y que ya hacen parte de nuestra vida cotidiana: la inteligencia artificial, el internet de las cosas, la ciencia de los datos y el blockchain. El invitado fue el Ingeniero Electrónico Andrés Arias, magíster en Innovación de Negocios del Instituto Tecnológico de Monterrey, líder de Internet de las Cosas del Centro para la 4ª Revolución Industrial en Medellín.

En el foro denominado “4ª Revolución Industrial: una oportunidad para adaptarnos en épocas de cambios y retos globales”, el Ingeniero Arias, en conversación con el coordinador de la Cátedra, el profesor Román Castañeda, resumió la 4ª Revolución como “una conjunción entre lo físico, lo digital y lo biológico”. Al explicar lo que significa el Internet de las Cosas, Andrés Arias empleó un ejemplo sencillo pero revelador “hemos estado acostumbrados a trabajar con sensores, a medir variables, como lo hacemos con un termómetro, que puede dar una medida exacta y discreta de la temperatura. Imagínense que ese termómetro se pueda conectar a internet y que pueda ir arrojando permanentemente una información que se pueda ir guardando y analizando. Eso es internet de las cosas: poner dispositivos para medir variables físicas del entorno, conocer mejor nuestro entorno, poder capturar esa información, procesarla, analizarla, y permitirnos tomar decisiones basadas en información o basadas en datos. La capacidad de extender nuestros sentidos”.

Pero, ¿qué hacer con esta cantidad de datos, de información, que va quedando disponible? Con relación a la “hiperinformación”, o, en otros términos, al “big data”, y a la paradoja que se genera de que, probablemente, seamos más ignorantes cuanto más datos disponibles tengamos, el ingeniero Arias se remite a la pirámide de la información “en la base está la adquisición de datos, que lleva a una analítica posterior, que se vuelve información. Cuando ese proceso se refina, y tenemos la capacidad de nutrir esa información, se vuelve conocimiento, y ese conocimiento evoluciona en sabiduría”. En principio se trata de adquirir los datos y procesarlos; pero el avance real es que esos datos se vuelvan conocimiento para aplicar, y que la repetitividad de ese conocimiento nos dé la sabiduría necesaria para tomar decisiones. Según el ingeniero Andrés Arias, ese será el aporte mayor del Centro para la 4ª Revolución Industrial: ayudar a las entidades y empresas a valorar la información como parte de un proceso que lleve al conocimiento como una decisión consciente.

En su exposición destacó los retos éticos que plantea esta avalancha de innovación tecnológica, y recordó la importancia de mantener la vigilancia permanente hacia la prevalencia de lo humano “todo apunta a lo mismo: una evolución desde lo técnico, pero también un llamado a la humanidad a entender estos procesos y a adaptarlos para el bienestar común”.

El ingeniero Andrés Arias se refirió al escenario “tecno-pesimista”, que considera que la inteligencia artificial reemplazará las labores del ser humano: “…el punto de vista es cómo automatizar los procesos sin desconocer que somos los seres humanos los que estamos creando estos algoritmos y los que debemos velar porque se cumplan todos los principios éticos alrededor de la tecnología”.

En este punto, el foro virtual de la Cátedra Saberes con Sabor se centró en otro aspecto importante frente a los retos de la 4ª Revolución Industrial: la gobernanza. Según Arias, en el mundo se está presentando una brecha en la disparidad de la evolución de la tecnología frente al marco normativo, es decir, los estándares que regulan o guían el uso apropiado de la tecnología. Por tal razón, se ha planteado la creación de un organismo multidisciplinario que vele por el respeto a los derechos y deberes de la sociedad alrededor de la adopción de la tecnología. La 4ª Revolución plantea el reto ético de hacer un uso responsable de los datos, respetando la privacidad “la información es de cada individuo, que es quien autoriza el uso de la información”. Pero, por otro lado, aplicar los principios de transparencia de operatividad en la neutralidad tecnológica. Según el ingeniero Arias, lo que se busca es que “muchos fabricantes de tecnología estén hablando el mismo idioma, el mismo lenguaje, y que las ciudades y las instituciones puedan adoptar esa tecnología sin que dependan del avance de un solo fabricante”. En esencia, se trata de “entender la tecnología desde nuestra posición como seres humanos, pero encontrando las herramientas necesarias y suficientes para que sea una palanca de desarrollo, una palanca de bienestar. Entender siempre la tecnología como herramienta, validar el beneficio que pueda traer, y estar muy atentos a las repercusiones negativas que pueda generar”.

La Cátedra Saberes con Sabor, en modalidad virtual, continuará analizando las repercusiones de la 4ª Revolución Industrial en nuestra vida cotidiana. Este jueves 4 de junio, a las 3:00 p.m., el invitado es Jorge Patiño, investigador posdoctoral de la Universidad EAFIT con la charla Tecnología y conocimiento para el desarrollo sostenible de las ciudades del Sur Global

1 de junio de 2020