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En El Volador se hace inventario forestal como actualización del Arboretum y Palmetum León Morales Soto. Foto: Unimedios.

 

En campus, estaciones agrarias y forestal de la UNAL Medellín se hará inventario forestal para analizar el desarrollo de los árboles. Parte de los métodos serán digitales para cumplir con protocolos de bioseguridad ante la pandemia por covid-19.

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Una colección viva, eso es el campus El Volador de la UNAL Medellín, donde hay especies vegetales de la mayor parte del territorio nacional. En la Sede es posible conocer plantas que, dada la pandemia, son difíciles de visitar en otras zonas. “Es un privilegio tenerlas en la Universidad, además porque funcionan como material de estudio”, cuenta la ingeniera forestal, Sara Ríos Jurado.

Ella hace parte del proyecto del inventario forestal que actualmente se realiza en los campus El Volador, Del Río, Ingeominas y la Escuela UNAL. Las labores corresponden a la primera fase de un proyecto con el que se busca obtener mayor detalle del recurso biótico de la Sede.

Hay, por ejemplo, varias especies endémicas, que son aquellas propias de ambientes específicos y en condiciones climáticas particulares. En ese sentido, cree que lograr que se desarrollen en la Sede es un gran privilegio. Están, por ejemplo, “los guamos y una cantidad de palmas nativas como las de los géneros Aiphanes o Attalea".

El inventario forestal también se ejecutará en las estaciones agrarias Cotové, Paysandú, San Pablo y en la Estación Forestal Piedras Blancas, predios rurales donde el procedimiento se realiza por primera vez.

En el proyecto participa el Instituto de Estudios Ambientales (IDEA), encargado de la dirección técnica; la Facultad de Ciencias Agrarias a través del laboratorio de Geomática, la Oficina de Planeación y la Oficina de Gestión Ambiental (OGEA) de la UNAL Medellín, dependencia que destina parte de los recursos financieros.

Luis Jairo Toro Restrepo, profesor del Departamento de Ciencias Forestales de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNAL Medellín y director del IDEA, expone que lo primero en realizarse son mediciones a cada uno de los árboles de los campus y de la Escuela UNAL. En el caso de El Volador ya se habían hecho en 2012 y 2016, por lo que se hará una actualización.

A cada árbol “se le mide el diámetro, se pinta, se le asignan códigos, se registra la posición sociológica de cada individuo (es decir, si sobresalen o si son más bajos en relación a otros). También se califican otras variables como el estado fitosanitario”, explica. Para el registro de la información se usan formularios electrónicos y un equipo llamado distanciómetro láser para calcular alturas y grosor de copa.

Ante los protocolos establecidos dada la pandemia, Ríos Jurado ya no está acompañada en las mediciones y eso ha hecho el trabajo un poco más complicado, según ella.

Sin embargo, el proyecto dispone también de herramientas digitales como aplicaciones que registran automáticamente las coordenadas de los árboles, que luego son comparadas con los datos existentes. La información tomada en campo se envía a la coordinación técnica del proyecto, la cual realiza el control y análisis de los datos.

En las estaciones agrarias se hará, además de las mediciones a los árboles aislados, un muestreo previo en áreas de bosque. Allí se tomarán datos de variables como diámetro a la altura del pecho, altura y especie. La información obtenida servirá como base para estimar el número de parcelas necesarias para el inventario forestal y para establecer, por ejemplo, la cantidad de biomasa.

Hasta ahora en los predios rurales de la Sede se va a generar información de lo que existe en la actualidad, según Ríos Jurado, y eso, explica, da la posibilidad de evaluar en qué condiciones se encuentran los árboles de esas áreas a fin de tomar decisiones a mediano y a largo plazo para investigaciones y prácticas.

Otro componente del proyecto es la elaboración de una base de datos geográfica y de ortofotomosaicos, que son el resultado del ensamblaje de fotografías aéreas tomadas desde drones a baja altura y procesadas a través de un software especializado.

La imagen que se genera tiene coordenadas geográficas, información que puede ser utilizada con varios propósitos cartográficos y es útil para identificar dimensiones de longitud o de área de cada predio, entre otros.

El proyecto se realiza como directriz de la OGEA y el Comité Técnico Nacional Ambiental. El uso de las herramientas digitales en un momento como el actual es importante, según el docente Toro Restrepo, porque “permite aproximar el estudio y entender la biodiversidad de la Universidad de manera más confiable, rápida y acorde con las tecnologías modernas”.

Es, según Ríos Jurado, una especie de reconocimiento con el que se actualiza el Arboretum y Palmetum León Morales Soto.

La primera fase comenzó la segunda semana de agosto de 2020 y debe finalizar en diciembre. En una segunda fase se espera tomar puntos de control topográficos a fin de hacer más precisos los productos cartográficos.

(FIN/KGG)

7 de septiembre de 2020