El trabajo con comunidades le acercó a un constructor la curiosidad por repensar su profesión desde el punto de vista social. En una investigación hace una aproximación a la relación cultura y construcción, y resignifica el concepto de sostenibilidad. El estudio reafirma que, para que habitar tenga sentido, la planeación de las edificaciones se debe pensar más allá de las paredes y las distribuciones.
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Ricardo José Benavides Uribe, arquitecto constructor y estudiante de la Maestría en Construcción de la UNAL Medellín quiso ampliar la perspectiva de lo que se entiende como sostenibilidad, pues el término se relaciona, principalmente, con un concepto ambiental que en construcción alude a producir los menores impactos posibles.
Desde ese punto de vista, sin embargo, no se describe la cultura, variable que permite particularizar la forma en la que se construye, desde la cual es posible evaluar los impactos del proceso, y un aspecto en el que el investigador quiso enfocar su maestría, porque “así como se revisa que una edificación no genere daños al medioambiente, se podría analizar la forma en que un edificio se adecúa a una forma de entender el mundo, a prácticas o a tradiciones”, por ejemplo.
Buscó hacerlo a partir de una aproximación a la medición de la cultura con base en los proyectos de vivienda de interés social icónicos de Medellín, construidos en tres momentos distintos y bajo el liderazgo del Estado en los barrios Carlos E. Restrepo, Doce de Octubre y Ciudadela Nuevo Occidente.
Encontró valoración positiva por tener acceso a ambientes naturales y, particularmente, al Cerro El Picacho en el Doce de Octubre, donde también es importante el deporte como práctica que facilita el encuentro, como las fiestas mediadas por el teatro y las comparsas, lo que no existe en Carlos E. Restrepo, a cuyos habitantes les resulta agradable vivir en un barrio con abundantes zonas verdes y el hecho de tener cerca la Biblioteca Pública Piloto y la Facultad de Artes de la Universidad de Antioquia. En Ciudadela Nuevo Occidente, en cambio, la relación con la naturaleza no es muy tangible.
Son esas algunas de las pistas que se deberían seguir si se quisiera plantear algún proyecto de viviendas en esos sitios de Medellín. No tendría sentido hacerlo de maneras distintas, expone Ricardo José, porque puede darse que no se reconozcan en las edificaciones ninguna de las prácticas comunes como sucede en Ciudadela de Nuevo Occidente, donde las casas no responden a sus necesidades en términos culturales.
Allí “muchas formas de apropiación demuestran que las personas lo que están haciendo siempre es, por decirlo así, marcando territorio. Hay oferta comercial distribuida en los edificios, se encuentran tiendas por ejemplo en un noveno piso. Es difícil encontrar esa relación entre cultura y construcción porque no estuvo pensada”, expresa. Es necesario que en las casas no se imponga una forma de vida que no tengan quienes serán sus ocupantes.
Recursividad
Entre las dificultades que trajo la pandemia estuvo la afectación del sustento metodológico de la tesis de Ricardo José, pues se trabajó desde 2019, cuando se planeó realizar trabajo de campo durante el 2020, pero el confinamiento obligatorio impidió formular encuestas, realizar entrevistas y mediciones. El investigador optó, entonces, por asesorarse con personas que tuviesen contacto con los barrios y por valerse de información documental.
Tuvo, sin embargo, a alguien que, como lo cuenta él, lo motivó a buscar otras formas: el profesor John Muñoz, su director de tesis. Una de esas maneras fue un modelo denominado reloj de arena que le permitió explicar la forma de acercarse a una medición de la relación de cultura y construcción desde un enfoque de sostenibilidad.
En la figura del reloj arena la parte superior representa el futuro y la inferior el pasado, dos aspectos que dan luces para la medición. En el centro, que sería el presente, interactúan variables que permiten comprender cómo son las viviendas, los barrios, los entornos, los habitantes y la ciudad, entendida desde las políticas de desarrollo social y económico.
El estudio arrojó que, en efecto, es posible analizar la relación con la cultura. “Eso parece una conclusión muy obvia, pero muchos planes académicos parecen no reconocerla, y se aborda la construcción como si fuera un asunto meramente técnico y físico”, llama la atención. En ese sentido, y a pesar de que es una aproximación, la investigación de Ricardo José es un ejemplo y un punto de referencia.
Empatía mediada por la academia
A Ricardo José los temas sociales le han llamado la atención desde que era estudiante de pregrado, pero fue durante su ejercicio profesional que logró acercarse a diferentes comunidades en Santa Elena, el Doce de Octubre y el Chocó. Asegura que ese contacto le “activó la chispa de creer en la necesidad de pensar la forma en la que construimos en relación con la manera de habitar de las personas, un interés que ha estado presente casi toda la vida”.
Ahora, después de haber generado la investigación, y al caminar por los barrios, los observa con una mirada más comprensiva. Entiende mucho mejor lo primordial que es tener un contexto “y que antes de emitir un juicio, que es lo que hacemos muchas veces desde posiciones cómodas de decir: son buenos o malos, hay que tener en cuenta que un barrio es un proceso de poblamiento, es también el pasado y lo que será a futuro, y que requieren ser estudiados”.
Ricardo José cree que, en el imaginario común, es posible que se considere que al terminar un estudio el investigador quede sin ganas de explorar más el tema. No es su caso, por lo contrario, está más motivado y curioso por continuar en la búsqueda de entender, por ejemplo, por qué se perciben diferentes, pues está convencido de que “cada caminante puede experimentar sensaciones y percepciones diferentes al recorrer cada uno de los barrios”, expone.
Las variables y los indicadores para establecer la relación construcción – modos de habitar cambia en el tiempo, pero no se transforma la intención de Ricardo José de comprender y reivindicar la construcción desde la perspectiva social, que es su foco y su manera de transformar, por lo menos, algunos pequeños mundos en la ciudad.
(FIN/KGG)
5 de abril de 2021