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A las Fiestas de San Pacho asisten, en promedio, 90.000 personas. Foto: Harle Figueroa.

 

El evento cultural reconocido como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad le aporta a Quibdó (Chocó) el 0,009% del Producto Interno Bruto (PIB), según estableció un estudio de un politólogo investigador conectado con la cultura del departamento y quien hizo el análisis motivado por aportar información que pueda contribuir con el bienestar social de ese territorio en un futuro cercano.

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Hay algo que no todas las personas comprenden, que no es fácil de explicar y que no todas logran identificar. Se siente desde adentro, de manera involuntaria pero consciente. Se disfruta, tiene su manifestación en un movimiento automático del cuerpo, es como un contagio de sabrosura y un éxtasis que se materializa al bailar. En el Chocó eso tiene un nombre, se llama Yenyeré.

“Esa cosa que vos escuchás cuando empieza a tocar la chirimía, que sentís hasta que lo vas exteriorizando”, explica el ingeniero mecánico, politólogo y magíster en Ciencias Económicas de la UNAL Medellín, Daniel Mendoza Zapata. Él sintió un yenyeré desde siempre, pero se acuerda especialmente del que vivió cuando tenía unos ocho años. Fue en el San Pachito —una versión de las tradicionales Fiestas de San Pacho de Quibdó— que se realiza en Zaragoza (Antioquia), el lugar del que es oriundo y que tiene más de chocoano que de paisa, como él, cuyo arraigo viene, además, de su familia y de su infancia.

Desde siempre se sintió atrapado por la magia de la cultura chocoana y del reconocido evento cultural y ancestral. Esa misma curiosidad por el disfrute que generan las Fiestas, la tuvo más tarde desde el punto de vista profesional. En ese sentido, de manera intencionada se ha propuesto explorar su cultura desde la academia.

Lo ha hecho a partir de una mirada distinta: la de la economía de la cultura. Las Fiestas de San Pacho “se han estudiado desde lo antropológico y desde la historia en cuanto a la fiesta y a lo afrodescendiente, pero nunca se había explorado desde lo económico. No en el mal sentido de querer monetizar todo sino por lo contrario, de dar valor agregado a las celebraciones”.

En 2018 asistió a las Fiestas de San Pacho en Quibdó, esta vez a investigar, mientras otros vivían el jolgorio. Luego del análisis encontró que la contribución al PIB de la ciudad fue de casi el 1%, exactamente el 0,009%, lo que según él supera cinco veces el presupuesto anual de la Secretaría de Cultura de la ciudad. Para el desarrollo del evento se invirtieron alrededor de 1200 millones de pesos y la retribución económica fue casi de 12000 millones de pesos, lo que demuestra que son rentables. Por cada peso invertido, son alrededor de 9,59 pesos retribuidos.

El investigador además estudió el impacto social de las Fiestas de San Pacho, para lo cual aplicó una metodología basada en cuatro variables: Bienestar, Capital social, Identidad y Sostenibilidad. Todas, según una encuesta que aplicó a 400 personas, fueron calificadas con más de 4,5. La segunda de ellas alcanzó el 4,8.

El método que empleó para los cálculos no había sido aplicado en el país, sino en España, una nación con un contexto totalmente distinto, por lo que él debió construir coeficientes multiplicadores sectoriales de la economía —por ejemplo para la minería u hotelería— que tampoco existían ni para Colombia ni para el Chocó, a partir de información del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane), el Banco de la República y de un estudio de un autor académico.

Por otro lado, tuvo que entender la idiosincrasia del pueblo chocoano, y determinar cuatro variables para calcular el impacto social del evento. Hizo 72 entrevistas, reconstruyó la historia de las Fiestas de San Pacho, cuya primera versión data de 1648. A medida que pasó el tiempo comenzaron a ser reconocidas y en el 2012 fueron declaradas por la Unesco como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.

No importa que solo haya una vía de acceso al interior del Chocó para comunicar a tres de los municipios más importantes, entre ellos Quibdó. Cuando allí llega la fecha de las Fiestas de San Pacho no basta con los días de celebración del evento, “allá es un mes de fiesta, cierran al mediodía las entidades públicas, nadie trabaja después de esa hora”, cuenta el investigador.

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La idea de Daniel es entregar los resultados de investigación a la Secretaría de Cultura y Desarrollo Económico para que sirvan como insumo para “alimentar” la política pública de Turismo de Quibdó, y así mostrar que “es tan rentable que amerita que se le inyecte mucho más capital”.

Entre sus intereses no ha desamparado por ahora el tema de las Fiestas de San Pacho y mucho menos desde el punto de vista académico. La próxima investigación que quiere realizar es sobre cómo la cultura chocoana se expande a través de las principales ciudades del país, donde se realizan San Pachitos cada 16 de octubre. Lo hará en un doctorado que comenzará a estudiar pronto.

Por lo menos ya presentó los resultados de su tesis en sesión del Concejo de Quibdó y a la Fundación Fiestas Franciscanas de Quibdó, organizadora del evento. Su estudio lo ve como una manera de acercarse a la cultura y a la celebración que llama, sobre todo, a chocoanos, pero también incluso a extranjeros a los que en medio del jolgorio se les nota embelesados por quienes sienten el Yenyeré.

(FIN/KGG)

9 de agosto de 2021