Una investigadora de la Maestría en Estudios Urbano – Regionales de la Facultad de Arquitectura de la UNAL Medellín partió del caso de estudio de Las Colinas Jaime Pardo Leal, uno de los Antiguos Espacios Territoriales de Capacitación y Reincorporación (AETCR), ubicado en el departamento del Guaviare. El análisis, además de un ejercicio académico, le significó una responsabilidad personal.
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Como oriunda de Ocaña, una zona del Catatumbo, donde durante años se ha acentuado el conflicto armado, la socióloga Darly Jazmín Cárdenas Noriega es sensible a ella y a los procesos relacionados. El interés también es académico y como estudiante de posgrado analizó “el desafío” de la planeación con enfoque territorial para el reconocimiento de poblados emergentes del posacuerdo.
La idea, sin embargo, surgió mucho antes, pues a medida que avanzó el proceso de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), luego de más 50 años de conflicto, la investigadora evidencia que las zonas donde se comenzaron a implementar proyectos y programas para la transición a la vida civil empezaron a cambiar rápidamente, y eso le llamó la atención. Es lo que ella denomina reconfiguración territorial producto de la emergencia de nuevas redes de relaciones.
En algún momento, previo a la investigación, estuvo en el Catatumbo y en el Guaviare, donde compartió durante casi un mes con pobladores de Las Colinas Jaime Pardo Leal, uno de los AETCR de Colombia. Luego de una estancia de 15 días, le llamó la atención que esta circunscripción se erigió en cuestión de poco tiempo, consolidando su identidad y arraigo espacial para garantizar la sobrevivencia, la resignificación del espacio para los reincorporados, así como para las comunidades aledañas y la gestión de los bienes comunes.
Le agradó, además, que allí la habitabilidad estaba organizada y que los lugareños tenían una proyección distinta, lo que hizo que los procesos fueran singulares.
Se decidió a indagar si, en realidad, se realizaba planeación con enfoque territorial, teniendo en cuenta que dichos lugares estaban priorizados en el Acuerdo de Paz para la implementación de los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET). En tanto inició debió entender los antecedentes. En ese sentido, analizó por qué se daban procesos desarticulados y encontró que esto tenía relación con el conflicto. Identificó los diferentes territorios que se pueden desarrollar en un mismo espacio, y que ella describe como: desarrollistas, de sobrevivencia y estratégicos para la guerra.
Plantea que el conflicto armado se consolida por “la disparidad entre la planeación ejercida por las instituciones gubernamentales frente a la pluralidad de los territorios construidos a partir de agenciamientos singulares”. Supo más adelante que esa fue una razón de la planeación no acoplada. De ahí la necesidad de investigar el desafío de la planeación con enfoque territorial implementada en el posacuerdo para darle un reconocimiento a los sitios que han enfrentado la guerra.
Reestructuración
Darly, como parte de la metodología del estudio, articuló la teoría del actor-red de la sociología y el concepto de territorio de geografía, la cual le posibilitó rastrear las redes de relaciones de los actores humanos y no humanos. Ella denomina esto como Reensamblar el territorio.
En su estudio encontró que, con el Acuerdo de Paz el territorio se reconfiguró. Se dio un punto de quiebre, dice la investigadora, pero permanecieron los mismos desafíos de sobrevivencia con respecto a la planeación con enfoque territorial y se le otorgó importancia al concepto de territorio, entendiéndolo como algo más amplio.
A la par, añade, se destruía la Amazonia en el Guaviare. Así que, según ella, también se reformó el bioma amazónico. “De ahí la preocupación de la población para gestionar los bienes comunes, porque ellos entienden que están relacionados con un territorio más amplio”, afirma.
Aporte metodológico
En uno de los capítulos de la tesis plantea un nuevo sentido y metodología de la planeación a fin de que se dé una transición “real” a la paz territorial, de acuerdo con Darly.
La propuesta tiene en cuenta los antecedentes y la construcción de otros espacios luego de la implementación del Acuerdo de Paz. No obstante, a pesar de crear nuevas instituciones y darle prioridad a la participación de comunidades dentro del nuevo sentido que plantea de planeación con enfoque territorial, afirma que los procesos no son del todo participativos a nivel comunitario, ni se reconocen características sociohistóricas, culturales, ambientales, productivas de los habitantes.
El nuevo método en el proceso de planeación, asevera, “permite reconocerlo y evidenciar las problemáticas que se pueden dar a partir de redes de relaciones y de características que incluyen humanos y no humanos”, los cuales según recomienda la investigadora, deben ser reconocidos como actores, con quienes se debe realizar la planeación a partir de la reinterpretación constante.
Reensamblar el término es una clave, que según indica la tesis, se aborda en el sentido en el que “el territorio no es un concepto que explica las tramas en sí mismas, es la descripción de los movimientos, la circulación y el devenir, esto es, la red es lo que revela el territorio. Se muestra que el reto no es solo de la investigación, sino de la propuesta a las instituciones estatales, puesto que, es hilvanando elementos que se les revela, no bajo esa única idea de sistema, estructura, forma, centralidad, jerarquización o como un punto fijo, sino un agenciamiento que incluye dispositivos heterogéneos, tanto biológicos como sociales, sean objetos de carácter natural o tecnológico”.
En concordancia, la propuesta metodológica que hace Darly sugiere rastrear las asociaciones entre humanos y no humanos, y hacer cartografía de las controversias, como lo denomina la investigadora, “para ayudar a ubicar la incertidumbre compartida” se lee en el documento de la tesis.
Si algo le pareció bonito de su proceso de estudio, asegura Darly, fueron las redes sociales que tejieron los desmovilizados con las comunidades aledañas que empezaron “a sanar relaciones entre víctimas y victimarios”. Más que hacer un análisis, destaca, recibió aprendizajes.
Cuenta que, como ella, la comunidad de Las Colinas, durante la investigación, se mostró esperanzada. Ellos decían: “necesitamos que vean cómo lo estamos haciendo para visibilizar errores que se han cometido, porque no ha sido fácil,”. Es la idea, agrega: “no quedarse en la guerra sino ver cómo construyen territorio, que es, además, pluralista, multicultural, en constante movimiento y reestructuración”.
(FIN/KGG)
16 de noviembre de 2021