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La ciudadanía debe tener una actitud reflexiva para evitar permearse por el miedo para votar. Foto: tomada de bit.ly/3KVo1TP.

 

En escenarios electorales, como el actual que vive el país tras las elecciones del Congreso y ad portas de una presidencial, la emocionalidad crece entre ciudadanos y aspirantes quienes la ponen por encima de las ideas o de los argumentos. Sobre este tema hablan analistas que explican cómo se infunde el miedo y cómo hacerse consciente para buscar salidas a la toma de decisiones permeadas por el temor.

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La cultura del miedo como estrategia no es un asunto nuevo. Según el abogado, magíster en Ciencia Política y doctor en Historia, Juan Antonio Zornoza Bonilla, profesor del Departamento de Ciencia Política de la Facultad de Ciencias Humanas y Económicas de la UNAL Medellín, esta está asentada inclusive desde la época de dictaduras como las del Cono Sur y de España.

Esos regímenes políticos, afirma, configuraron la doctrina de la seguridad nacional por encima de la libertad personal, de asociación y de pensamiento: “De ahí vinieron efectos represivos sobre los ciudadanos de estos países y, obviamente, Colombia recibió esos coletazos”.

Uno de ellos, menciona, fue el Estatuto de Seguridad, a partir del año 78, cuando se dio el primer estallido social que se enfrentó a un régimen presidencialista en auge aun a nivel latinoamericano. Añade que más tarde, en la década de los 90, hubo otras dos rupturas importantes: la nueva constitución de 1991, que dio lugar a nuevos principios como el de la democracia participativa, y un “régimen hiperpresidencialista, muy propio de América, que marcó un modelo de desarrollo”, impuesto después de la denominada Crisis de la deuda latinoamericana.

El politólogo, magíster y doctor en Sociología, Pablo Cuartas, profesor del Departamento de Ciencias Políticas y Jurídicas de la Universidad Autónoma de Manizales, va a un periodo más anterior cuando se dio el movimiento El Gran Miedo, que se dio en 1789 en contexto de la Revolución Francesa.

“La relación entre miedo y política es antigua y casi que constitutiva”, afirma. El temor, explica, ha sido utilizado como instrumento de persuasión. Sin embargo, considera que en las últimas décadas se han acogido otras emociones que han “ganado un rol fundamental en el análisis electoral y político” y que “se ha notado que discursos que antes apelaban a las razones ahora también recurren a los sentimientos”.

Los argumentos del y para el miedo

Un artículo titulado La ideología del miedo, publicado el 26 de noviembre de 2011 por El País, de España, expone que el acto de infundir temor se daba en tiempo de guerras y represiones políticas, por ejemplo, cuando los inquisidores llegaban a ciudades medievales o cuando se imponían leyes raciales contra los judíos, pero que en la actualidad el miedo se fundamenta en lo que se denomina la dictadura de los mercados.

“La ecuación es muy simple: provocar miedo para ofrecer seguridad. Es una instrumentalización de la emoción para hacer pasar como necesarias algunas respuestas a un problema. En el plano económico vemos actualmente que se considera peligroso y se estigmatizan escenarios económicos para provocar temor y presentar como salvadoras las opciones contrarias”, expone.

Resaltar la inseguridad social se ha convertido, según él, en una constante, porque abarca temas sensibles que no lo son solo en Colombia sino en otros contextos, en la medida en que se sustenta en el supuesto de que los dispositivos políticos e institucionales los creó el Estado moderno para salvaguardar a los ciudadanos del riesgo: “las garantías que había soñado y proyectado para protegernos están seriamente amenazadas y eso genera miedo en la sociedad. Toda la situación es cómo unos y otros espectros políticos lo utilizan y recuperan frente a una inseguridad creciente en planos como el laboral”.

¿Quiénes infundan el miedo?

El miedo, expone el profesor Cuartas, está instalado en las sociedades contemporáneas, porque han fracasado los intentos por blindarnos de él, “y los políticos de izquierda y derecha juegan con esa sensación legítima”. Añade que ahora hay una caja de resonancia que no había en otros momentos de la historia: las redes sociales.

Las doctrinas, según el docente Zornoza Bonilla, han sido en el país “la lógica para asustar y mostrarse como salvadores”. Eso, asegura, tanto en escenarios económicos como políticos, en cuanto a lo que cita como ejemplos: el no reconocimiento de otros partidos o el hecho de “monopolizar” organismos de control, “lo que no tenía precedentes”.

En la actualidad las campañas electorales se han centrado en la lógica amigo – enemigo, según Carlos Charry Joya, profesor de La Escuela de Ciencias Humanas de la Universidad del Rosario; antropólogo, magíster y doctor en Sociología. A lo que conduce la situación es a direccionar y persuadir.

En ese sentido, expone que el “electorado no está discutiendo sobre propuestas o argumentos concretos sino sobre emociones o la imagen de uno o varios candidatos, lo que va en contra del debate político. Es algo que se está volviendo tendencia, que el elector tome decisiones acerca de su voto fundamentado en percepciones o en emociones, más no en argumentos".

A esa instancia también han llegado los medios de comunicación, que han realizado coberturas periodísticas o han emitido noticias, sobre todo, acerca de los candidatos y no de las propuestas o temáticas colectivas y de funcionamiento del Estado o los asuntos públicos, de acuerdo con estudios que ha realizado Charry Joya y que él mismo refiere.

Los medios de comunicación, menciona, “deberían tener una serie de reglas básicas sobre el debate político que discurre, pero pareciera ser que se prestan para el juego de ser una vitrina de candidatos y no un escenario de debate de propuestas”.

Por otra parte, un aspecto más sobre el cual llama la atención son las redes sociales que también pueden facilitar la cultura del miedo, incluso haciendo uso de noticias falsas.

Que el temor sea infundado tiene sus repercusiones, de acuerdo con su criterio, pues el profesor Zornoza Bonilla afirma que, cuando se dan cambios la tendencia natural es estigmatizar. Hay que tener en cuenta, según él, que sobre todo en estas naciones latinoamericanas, “después de 500 años de colonialismo el pensamiento conservador está muy arraigado, y es muy fácil asustar con el ‘coco’ del socialismo, el comunismo o cualquier cosa que no sea estar al servicio de las empresas que financian las campañas y los grandes grupos económicos”.

El reto de la ciudadanía activa ante la polarización

“Si hay un legado que haya dejado, sobre todo el gobierno actual, es haber despertado a la ciudadanía en el sentido de tener más claro sus derechos y deberes frente al régimen político, lo que es positivo, como ha acontecido también en Ecuador y en Chile”, dice el profesor Zornoza Bonilla acerca de la pertinencia de las ciudadanías activas para contrarrestar la cultura del miedo.

El llamado, de acuerdo con el profesor Cuartas, debe ser a la serenidad, a un principio de lentitud contra la velocidad de la información (sobre todo en redes sociales) que produce temor y a una actitud poco reflexiva.

La ciudadanía, concluye el profesor Charry Joya, debe exigirles a los políticos centrarse en argumentos, propuestas y no sobre percepciones y emociones.

(FIN/KGG)

22 de marzo de 2022