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Aunque la radiación ha incidido en el calor, la temperatura promedio no ha aumentado. Foto:  Edwin Bustamante – El Colombiano. Tomada de bit.ly/3RfFr0m.

Sobre todo, en las tardes es común escuchar que la gente dice: ¡qué calor! Analistas explican lo que está sucediendo, los factores que inciden y los retos existentes, además si hay relación con el cambio climático.

Son varios los aspectos que inciden en la sensación térmica. La radiación, la temperatura, humedad, viento u otros la vestimenta o el proceso de urbanización y los materiales que se usan. Uno de los asuntos es la deforestación, que acelera el calor, de acuerdo con Jairo Espinosa Oviedo, profesor del Departamento de Energía Eléctrica y Automática de la Facultad de Minas de la UNAL Medellín, quien manifiesta que “el valor fuerte que proveen los árboles es la evaporación. Es un elemento clave”.

En algún momento, agrega, se valoró mucho el cemento. Se nota, por ejemplo, en el Parque de los pies descalzos, un lugar que él compara con un espejo: “ahí se va a sentir calor incluso cuando caminas sobre estas superficies claras, porque incide la radiación que se refleja desde abajo, y eso también genera una sensación térmica”.

Otro asunto al que hace alusión es la densificación, dado que hay cada vez más personas en espacios más reducidos y con menor circulación de aire. “La arquitectura antes trataba de impedir el poniente, hoy en día es inevitable”, dice.

Asimismo, la movilidad tiene un rol en el calor que se genera que, por tratarse de un valle y como sucede para el caso de la contaminación de la atmósfera, “queda encajonado”, añade.

Climatológicamente en el valle de Aburrá hay meses que son más calientes que otros. Es el caso de agosto y enero, que son, además, los de menos lluvias, según Gisel Guzmán Echavarría, ingeniera ambiental y magíster en Ingeniería – Recursos Hidráulicos, y actual estudiante de doctorado en Geografía en Arizona State University (Estados Unidos). Durante los periodos a los que se refiere, explica, aumenta la radiación y la temperatura.

Tiene que ver, también, con que la parte baja de la atmósfera se está calentando. En los últimos meses gran parte del planeta ha tenido altas temperaturas, como el norte de Suramérica en incluso gran parte de Colombia, lo que está relacionado con “el efecto extra que es el cambio climático”, dice Alejandro Martínez de la Escuela Ambiental de la Universidad de Antioquia.

Una variable más, añade el docente, es la Oscilación Madden-Julian, un fenómeno natural que viaja desde el Pacífico occidental hacia el oriental y que durante la mayor parte del mes de julio “estuvo en una fase que se llama subsidente. Es decir, estuvo poniéndosela difícil a la creación de nubes y eso se dio incluso en la primera semana de agosto”.

Precisamente la baja cobertura de nubes y la radiación incidente, según comunicación del Sistema de Alerta Temprana del valle de Aburrá (Siata), han propiciado la ocurrencia de días más cálidos, lo que a su vez ha permitido que las temperaturas registradas en la superficie alcanzaran valores altos. Eso “debido al ingreso de masas de aire secas que disminuyeron la humedad relativa en varios niveles de la atmósfera en la región”.

La entidad también menciona algo que es importante tener en cuenta: “que las olas de calor que a lo largo del 2022 ocurrieron en algunas regiones del hemisferio norte no pueden asociarse a las condiciones de temperatura experimentadas en el valle de Aburrá”, en la medida en que se deben al transporte de masas de aire calientes desde el norte de África hacia Europa, asociado al efecto del jet de vientos que circula por latitudes y, aunque su circulación influye en las condiciones atmosféricas del planeta, los efectos son locales.


Sensación térmica

“Siempre se hace noticia que en Medellín hay una sensación térmica muy alta los días que no llueve. También es porque no refresca mucho en las noches, y el cuerpo tiene una memoria térmica”, comenta Guzmán Echavarría.

El cuerpo, dice, es un sistema que intercambia calor con el ambiente y su objetivo como tal es tener una temperatura estable, pero como seres humanos en nuestro metabolismo también generamos calor”. Lo menciona para explicar que la sensación térmica no solo obedece a la temperatura sino a otras variables como el viento, la radiación o la humedad, siendo esto último lo que es muy típico del trópico y de Colombia, y que posibilita percibir más disconfort.

De acuerdo con el profesor Martínez, la sensación térmica no solo depende de la temperatura del aire sino también de si hay humedad y viento: “Nosotros los humanos realmente somos como un termómetro especial que mide tres cosas al mismo tiempo. En días más húmedos se puede sentir más bochorno”.

Sin embargo, la sensación térmica no es necesariamente una señal de que la temperatura haya aumentado, pues como lo comenta el Siata, “durante este mes no se han presentado aumentos de temperatura significativos con respecto a las condiciones esperadas para la época tanto en el día como en la noche”.

La temperatura promedio para la franja diurna en agosto de 2022 es de 23.4°C, que es menor a la climatología (promedio histórico), de 24.4°C, explicó la entidad a través de una comunicación.


¿Hay real capacidad para mitigar las islas de calor?

¿Por qué Medellín, Abu Dhabi y Miami tienen el secreto para combatir el calor extremo? Así tituló Angela Dewan una nota que se publicó recientemente en el sitio web de CNN en español en la que se menciona que con el proyecto Corredores verdes la capital de Antioquia “ha transformado 18 avenidas y 12 vías fluviales en exuberantes carriles verdes” y que “las temperaturas han bajado en estas zonas y sus alrededores unos 3°C, y los funcionarios esperan que antes de 2030 se puedan reducir hasta 5°C”.

Se lo dijo al medio de comunicación Kathy Baughman McLeod, directora del Centro de Resiliencia de la Fundación Adrienne Arsht-Rockefeller (Arsht-Rock) en el Atlantic Council: "Medellín ha bajado la temperatura media del verano de la ciudad, lo cual es notable".

Para el profesor Espinosa Oviedo la arborización es un dilema, porque considera que, “al analizar cifras se puede percibir que, en efecto Medellín lo está, pero el problema es de distribución: en medio de la ciudad no hay un gran parque que sirva de alivio. Hay separadores y un par de lomas que son como islas forestales. Es una deuda que hemos tenido, porque a los constructores se les ha dejado hacer compensaciones por fuera del área urbana, sobre todo en Santa Elena y San Antonio de Prado; es un reto en temas de ordenamiento”.


Desafíos

Para el profesor Espinosa Oviedo, la ciudad debería tener más alternativas para el confort, más allá de los aires acondicionados y los ventiladores en espacios cerrados, porque de esta manera “se aumenta el consumo de energía, que no te va a generar un bienestar, porque igual en exteriores va a estar caliente, genera un círculo vicioso, y eso en cambio climático tiene sus efectos”.

Adicionalmente considera que hay desafíos en movilidad: “si tuviéramos un sistema de transporte masivo más eficiente y si pudiéramos descarbonizar un poco más la situación tal vez mejoraría. Ese reto va paralelo al de calidad de aire y al de congestión vial, y sería una ventaja resolver todo esto con una sola acción”, dice.

Un estudio realizado en 2019 por el Área Metropolitana del Valle de Aburrá halló que los barrios con vocación industrial y poca arborización presentan las mayores temperaturas, mientras que aquellos con más árboles tienen temperaturas más cálidas. Lo que esto evidencia según el Siata son desafíos existentes, por ejemplo, con respecto a la planificación urbana.

Por otro lado, lo que cree la investigadora Guzmán Echavarría es que en Medellin se debe realizar más investigación en el tema, desde el punto de vista de salud pública para conocer en detalle cual es el riesgo térmico al cual están expuestos diferentes sectores de la población. Expone: “Si bien está arborizada, en muchos barrios populares no lo está, por lo que no podría decirse que toda la ciudad esté preparada para el aumento de temperatura”.

No obstante, afirma que responder si Medellín puede ser una de las mejores ciudades para enfrentar el calor no es sencillo, es incierto en la medida en que “hay muchas preguntas abiertas”, aunque la ciudad ha hecho esfuerzos por hacer monitoreo constante y por brindar espacios públicos que ofrezcan condiciones térmicas agradables.

Faltan respuestas, y también es el caso del cambio climático, pues el Siata refiere que, de acuerdo con el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), para el norte de Sur América (donde está ubicado el valle de Aburrá) se han evidenciado aumentos significativos en la intensidad y frecuencia de los eventos extremos de calor, y disminuciones en la intensidad y frecuencia de los extremos fríos.

“A pesar de eso”, enfatiza la entidad, “no es posible atribuir al cambio climático los eventos cálidos de temperatura que se dan en el Valle de Aburrá, debido a la carencia de estudios a nivel local donde se cuenten con datos confiables por un periodo mayor o igual a treinta años”.

(FIN/KGG)

29 de agosto de 2022