Es, de acuerdo con analistas, una de las principales repercusiones y la más visible. El reciente anuncio que realizó el presidente Gustavo Petro ha generado polémica, y si bien ha advertido que no se aplicará la medida para el ACPM con el que funciona la mayor parte de transporte de alimentos, hay otros efectos que explican académicos y que son importantes repercusiones.
El alto precio nacional de los combustibles es el síntoma de un problema, de acuerdo con Camilo Ignacio Coronado Ramírez, profesor del Departamento de Economía de la Facultad de Ciencias Humanas y Económicas de la UNAL Medellín. Que se encarezcan estos energéticos es un asunto que debe importar a toda la cadena productiva y, en especial, a los ciudadanos, porque se incrementa el costo de la canasta básica alimentaria y del transporte público.
En ese sentido menciona que, “si el aumento es sustancial como se está anunciando, va a haber una repercusión profunda, no se trata solo de subir el precio de la gasolina y decir que eso va a recaer sobre los más afortunados del país o que va a favorecer a las clases populares, porque incluso ellas van a sentir el duro golpe de estas tarifas”.
Para él, es pertinente preguntarse sobre el porqué del alto precio de los combustibles en Colombia aun cuando se trata de una nación productora de petróleo. Explica que, en el país se paga una sobretasa de impuestos a la gasolina y al diésel que los hace más caros incluso con respecto a otros estados con la misma condición. Adicionalmente, porque la regulación existente está basada en en el precio internacional (dólares), “lo que le imprime volatilidad adicional al costo nacional, porque así lo es el tipo de cambio”.
En 2007 Colombia creó un sistema que es el Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles (FEPC), que se encarga de evitar que el precio de este aumente en demasía cuando el del petróleo está alto. El primero se cobra más caro cuando el segundo está bajo. De esa forma se financia, como explica David Pérez Reyna, docente de la Facultad de Economía de la Universidad de Los Andes.
El funcionamiento del FEPC no ha sido suficiente para dar garantías, de acuerdo con el docente Coronado Ramírez, puesto que, según él, los recursos ahorrados se gastan cuando el precio del mercado está por encima del que está regulado. Además, cree que no se debe agregar la volatilidad cambiaria, por lo que considera que el precio debería fijarse en pesos.
“Es inconcebible que haya subsidio a combustibles cuando se tiene una agenda ambiental. En ese sentido, quitarlo es consistente con una política que busca cambiar un poco la economía para que haya menos emisiones”, retoma Pérez Reyna.
“Algo curioso y contradictorio, pero que sucede, es que subsidiar a los combustibles, en principio, es una política regresiva. Es decir, beneficia más a las personas de más altos ingresos porque son los que más consumen gasolina, pero a la vez quitar el subsidio tendría efecto negativo en los de bajos recursos, dado que se refleja en el precio de los alimentos”, agrega.
Esto lo advierten los analistas, pese a que precisamente Gustavo Petro, mediante Twitter, manifestó que en la propuesta “No se toca el ACPM, que incide en transporte de carga y pasajeros”. Además, que se busca compensar a los usuarios de las motocicletas a través del Seguro Obligatorio de Accidentes de Tránsito (SOAT).
Coronado Ramírez no confía en lo que él denomina como eufemismos: “Nos tratan de calmar diciendo que solo van a ser unos pocos rubros, pero si sube el precio de la gasolina se encarecen otros servicios y terminará repercutiendo en el diésel, teniendo en cuenta que el argumento es que se está profundizando el déficit fiscal por cubrir la brecha entre el precio internacional del combustible versus lo que pagamos en el país”.
Aumento de la inflación y afectación a regiones
Desde hace años el gobierno colombiano ha tratado de establecer un precio que sea lo más cercano al internacional. De hecho, Colombia es uno de los países de la región donde es más económica la gasolina con aproximadamente US$2.3 por galón. Es el tercero, luego de Venezuela y Bolivia, cuyo precio es 80 centavos de dólar por galón y US$2.05 respectivamente, según Mauricio Alviar Ramírez, decano de la Escuela de Ciencias Económicas y Administrativas de la Universidad EIA. En el otro extremo, comenta, está Brasil; con 5,3 dólares.
A nivel nacional, los precios también varían según la zona. Coronado Ramírez explica que esto se debe, en parte, a que la logística de llevar combustible a algunas regiones apartadas es “supremamente onerosa”, también por la sobretasa a los combustibles en las áreas metropolitanas, de ahí las variaciones.
Al ser el combustible un componente de la inflación, esta se incrementa si aumenta el precio de la gasolina. Así lo expone el profesor Pérez Reyna, quien menciona que también pueden darse efectos indirectos como los mencionados en la primera parte de este texto.
Para Mauricio Alviar no basta con un anuncio del presidente, sino que la propuesta debe pasar también por un estudio del Ministerio de Minas y Energía.
¿Es realmente una medida inminente?
El argumento para el anuncio del aumento del costo de la gasolina, según dijo el presidente Gustavo Petro a través de Twitter, fue que “El déficit de estabilización de precios de los combustibles por falta de pago del gobierno anterior es de 10 billones por trimestre. Es decir, casi 40 billones anuales. Casi la mitad del déficit del presupuesto nacional”, tuiteó el presidente.
Sin embargo, Coronado Ramírez no comparte esa opinión, porque dice que el gobierno que asume tiene la responsabilidad de tramitarlo. “El anterior no se inventó esa forma de regular los precios, ni su predecesor que fue Santos, entonces es cierto que hay un problema, pero está identificando más ahora, lo que le corresponde al presidente actual es solucionarlo, ya que se dio cuenta”.
El porqué no se había condonado la deuda tuvo que ver con la pandemia y el escenario de crisis que eso implicó para el país en aspectos como logística o desempleo, según Alviar Ramírez, quien expone que este no es un problema exclusivo de este gobierno: “todos los ministros de Hacienda han puesto ese tema, pero también tiene detrás un asunto muy fuerte de economía política”.
Según Pérez Reyna, es verdad que hay una deuda creciente del gobierno con Ecopetrol que lo está afectando, porque le baja la calificación crediticia en los mercados, y que la razón es que el gobierno le debe recursos para subsidiar el combustible, pero también considera cierto que “el gobierno de Duque si bien sí pudo haber empezado a subir el costo de la gasolina antes, dentro del presupuesto hay un monto establecido para abonar a esta deuda”. No obstante, afirma que “no es que se tuviera que pagar inminentemente, pero hay varios llamados para sincerar las cuentas”.
Desafíos
En definitiva, el profesor Coronado Ramírez considera que se debe redefinir el precio del combustible a nivel interno y diseñar mecanismos a fin de que este pueda soportar fluctuaciones “más o menos razonables, porque hemos tenido unas extremadamente violentas y prolongadas, así no hay Fondo de Estabilización que funcione”. En ese sentido, expone que el asunto no es cuestionar el FEPC, sino el hecho de “si lo pusieron a manejar algo inmanejable dada la regulación existente”.
Lo fundamental, afirma por su parte el docente Pérez Reyna, es que la medida se implemente de manera paulatina. El Ministerio de Hacienda plantea aumentos graduales de 400 pesos entre octubre de 2022 y febrero de 2023. El académico refiere al Comité Autónomo de la Regla Fiscal (CARF), cuya propuesta fue hacerlo por un monto menor y de forma escalonada y constante.
Para Alviar Ramírez, se podría pensar que la medida podría tener un efecto negativo en la demanda de vehículos a gasolina y, por ende, en el mercado automotor. Acerca de la estabilización, como el déficit es trimestral, considera que “llevará un tiempo más largo (de lo planteado) tapar ese hueco. En seis meses no se logra. Es por eso que hay que jugar mucho con la gradualidad”.
El profesor Pérez Reyna retoma para opinar sobre otro aspecto que es el aprendizaje importante que deja la situación: que la apuesta de “los gobiernos de querer hacer las cosas más fáciles para los hogares por medio de fijar precios, sobre todo cuando la situación está complicada, demuestra que este tipo de políticas tiene muchos efectos no esperados que pueden ser muy perjudiciales”.
Por lo pronto, la Asociación Colombiana de Camioneros hizo un llamado al gobierno para el diálogo que pidió no aplazar con el argumento de que Colombia es un país productor de petróleo que posee refinerías, por lo que el precio debe ser diferente al de naciones que no tienen esa característica.
(FIN/KGG)
19 de septiembre de 2022