Escudo de la República de Colombia
A- A A+
El Tribunal Administrativo de Antioquia responsabilizó al municipio por el desplome del edificio Space. Foto: tomada de bit.ly/3C4OVH2.

El caso del edificio Continental Towers, de 140 apartamentos, construido por CDO (condenada por el desplome de Space) y con graves fallas estructurales volvió a ser noticia recientemente por el análisis que definiría si debía ser repotenciado o demolido, con lo que regresó la oportunidad de reflexionar sobre las formas de construcción, quién debe responder por los perjuicios causados y los desafíos que implica. Analistas abordan el tema.

La situación que se presentó con el edificio Space en 2013 mostró en gran medida las falencias con respecto al sistema de vigilancia y control de construcciones, según John Jairo Blandón Valencia, profesor del Departamento de Ingeniería Civil de la Facultad de Minas de la UNAL Medellín, para quien aún no se ha solucionado.

Si bien ha sido uno de los casos más sonados, no es el único. Varios edificios diseñados por la misma firma de Space tienen problemas, por lo que considera que es delicado no solo contar con supervisión inicial, ante el “crecimiento de la ciudad de manera enfermiza”.

Para analizar el asunto comienza con la siguiente explicación: en construcción, “se ha menospreciado la figura del revisor, pues se tiene la percepción de que quien lo hace es el malo. Si uno cuestiona un diseño y da recomendaciones, se toma mal. Pero a veces estos también son deshonestos en la relación con los diseñadores para quedar bien con las empresas y se genera una mala práctica”.

Tanto el diseñador estructural como el revisor y el curador, son cargos que exigen la ley en una obra de construcción, así como el supervisor técnico. Son, según él, actores fundamentales que tienen responsabilidad de detectar errores que haya podido tener el primer profesional. En una segunda etapa participa el constructor y las inspecciones de Policía, encargadas de verificar que el proceso se esté llevando a cabo de forma adecuada. Estos dos últimos dependen de las secretarías de planeación de las alcaldías municipales.

Comenta, adicionalmente, que tanto el interventor como el residente también pueden cuestionar los malos procedimientos. “La Ley dice que, si usted adquirió los conocimientos, debe hacerse responsable y saber identificar si algo está bien o no”, añade. Teniendo en cuenta lo anterior, cuestiona: “No se entiende por qué si hay tantos revisores los edificios se construyen de manera tan equivocada”.

Cuando las constructoras de los edificios con patologías, “convenientemente entran en liquidación, no tienen dinero para asumir la repotenciación, le trasladan el problema a los propietarios, quienes estando en una situación de vulnerabilidad son desalojados de sus inmuebles y viendo su patrimonio comprometido asumen la responsabilidad de costear la realización de estudios o trabajos para rehabilitar la edificación”, como lo explica Alexander Méndez Rincón, profesor de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Santo Tomás – Medellín. “Hay pólizas que se supone se deben activar, pero lo que se ha visto en la experiencia en la ciudad es que no se hace efectivo”, dice.

Las opciones de repotenciar no siempre son posibles. En el caso del edificio Bernavento, demolido en 2018, los copropietarios previamente reunieron dinero para realizarla, pero finalmente no fue posible por recomendaciones técnicas, dado que el deterioro era mayor de lo que se creía. “En el Continental Towers los propietarios están por fuera de su vivienda y la mayoría están aún pagando hipotecas de un inmueble que posiblemente va a desaparecer. En estas condiciones es difícil tomar decisiones, y ante la inminencia de desplome de la edificación es el Municipio el que debe velar por el bienestar de los ciudadanos y debe actuar, ya que esto se convierte en un riesgo para los pobladores aledaños al edificio”, añade.


Deficiencias

Los edificios pueden presentar algún tipo de anomalías que se conocen como patologías, “y que, como las enfermedades, pueden curarse o no. Algunas veces esta se puede mejorar con una repotenciación, pero no si las supera en costos”, explica Méndez Rincón.

Son tres las clasificaciones de patologías, expone: por defecto, daño o deterioro. Las primeras se producen por alguna deficiencia en el diseño o en los materiales empleados para la construcción o en su ejecución. La segunda se da cuando la estructura se somete a una sobrecarga, por un sismo, cuando la obra es antigua y no cumple con la norma respectiva, también por otro tipo de amenazas como deslizamientos de tierra, fuego o agentes químicos. La última categoría obedece generalmente a daños materiales por el paso del tiempo.

“En Medellín vemos que las patologías más grandes y con mayor gravedad son por defecto, porque implican un mal diseño o construcción de las obras”, menciona, como ocurrió con el caso del edificio Space, ejemplifica. En términos generales, añade, la literatura dice que para edificaciones los problemas más frecuentes son aquellos producidos por un mal diseño, ocupando un 40 % seguidos de aquellos por malas prácticas de ejecución en la construcción, con un 35%, 15% por el uso de materiales que no son apropiados y, finalmente, un 10% responde al mal uso de la edificación, aproximadamente.

 

Sismorresistencia

Los sismos se dan por reacomodaciones internas de la Tierra, fundamentalmente por interacciones de las capas más superficiales, es decir, de los primeros 100 o 200 kilómetros, donde están las placas tectónicas, explica Gaspar Monsalve Mejía, profesor del Departamento de Geociencias y Medio Ambiente de la Facultad de Minas de la UNAL Medellín.

Colombia, añade, es un territorio donde hay convergencia de bloques de placas tectónicas que se mueven entre ellas constantemente, y por eso frecuentemente hay sismos. De manera global y sistemática durante el transcurso del siglo XX y las tragedias ocurridas, se empezó a tomar conciencia de la importancia de una infraestructura sismorresistente, de la existencia de un código en la materia y de necesidades de construcción que pueden variar de acuerdo a los lugares y a sus amenazas específicas.

Si bien en Colombia existe la norma sismorresistente que comprende los requisitos mínimos que deben cumplir las construcciones, “lo que se ha visto es que algunos ingenieros están diseñando los edificios sin conocer la filosofía del diseño sismorresistente y no están tomando interés por actualizarse”, comenta el docente Blandón Valencia.


La urgencia de la ética y el rigor del control

Para Méndez Rincón, no se trata de falencias del orden técnico en relación al conocimiento de cómo construir edificios, sino que la situación se debe a una crisis ética, que es lo mismo que menciona Daniela Riaño López, profesora de la Facultad de Ingeniería y Arquitectura de la Universidad Católica de Manizales, quien hace referencia a que “la calidad en los diseños y de materiales ha estado bajando para incrementar ganancias en la parte constructiva. Muchas veces se busca el más barato que es el que no cumple con las normas ni obedece a los requerimientos y tampoco la contratación del número de profesionales, que en ocasiones deben dedicarse a otras labores que ni siquiera son de su área”.

Para ella, “la ética en construcción en Colombia está más bien floja”, y lo fundamental es tomar conciencia; no crear más normas, sino cumplir las que ya están. Una de ellas, retoma Méndez Rincón, es la Ley de vivienda segura que refuerza aspectos como la rigurosidad de los diseños, las revisiones técnicas en la ejecución de los proyectos y se aumenta el régimen de amparos para que los propietarios de los edificios estén más protegidos y seguros. Obliga a que a partir de los 2000 metros cuadrados la revisión de los diseños no la haga una curaduría, sino que se contrate a un tercero para que haga interventoría.

El llamado sigue siendo, de acuerdo con el docente Blandón Valencia, a que los entes de control realicen su tarea basados en la calidad, ya que en algunos casos hay cabida para la corrupción. También considera necesario fomentar la capacitación y actualización de los profesionales y de las entidades, lo que redunda en calidad y en satisfacción de quienes adquieren los inmuebles.

La razón por la que debe prevalecer la ética es sencilla, concluye el docente Méndez Rincón: porque se trata de proteger vidas, “y esto genera una serie de situaciones negativas que no solo afectan a una persona o familia. No nos podemos dar el lujo de que estas cosas sigan pasando”.

(FIN/KGG)

26 de septiembre de 2022