El Metro de Medellín es un medio de transporte fundamental para la movilidad de los habitantes de la ciudad. Recientes situaciones, han puesto en aprietos a muchos, por lo que diferentes miradas señalan el camino que debe trazar la empresa para evitarlos.
Para hablar de la eficiencia de este medio de transporte es necesario conocer sus tiempos de operación, la frecuencia de sus viajes y su capacidad instalada:
“El metro trabaja unas 18 horas al día durante los 365 días del año, solamente hay seis horas en las que está descansando por temas de mantenimiento interno de las redes; podríamos decir entonces que, de las 8600 horas del año, solamente un cuarto, o sea unas 2000 horas, no trabaja y otras 6000 horas, si lo hace. Entonces si en ese lapsus de funcionamiento se daña seis horas al año por poner un ejemplo, estamos hablando de una milésima parte, por lo que sí tiene una alta eficiencia,”, explica Iván Sarmiento Ordosgoitia, profesor titular del departamento de Ingeniería Civil de la Facultad de Minas de la UNAL Medellín y director del grupo de investigación en Vías y Transportes.
Las fallas y demoras que presenta el sistema en algunos casos son ocasionadas por los mismos usuarios según ha informado la empresa, sin embargo, las de mayor impacto en la ciudad son las generadas por otro tipo de inconvenientes como los estructurales, que, según Darío Hidalgo Guerrero, magister y doctor en movilidad urbana y profesor del departamento de Ingeniería Industrial de la Universidad Javeriana:
“Obedecen al lugar y a las condiciones donde se construyó. Las fallas en el tramo norte han hecho que se interrumpa el servicio, y son fallas más de geología, pues hace 30 años se hizo un relleno al lado del río para canalizarlo, pero con los cambios climáticos se han generado problemas en la estabilidad de la tierra, lo que hace que se presenten deslizamientos en la línea férrea generando problemas que denotan que mucha población depende de este corredor y que no hay suficientes opciones que le den resiliencia al sistema de transporte de Medellín”.
Brian Alejandro Zapata Areiza, arquitecto con énfasis en diseño urbano y coordinador de diseño y representación de la empresa Estudio Virt, es habitual usuario del sistema Metro, del cual considera “que no tiene un manejo eficaz cuando se presentan contingencias, las de un año para acá son fallas técnicas que en su momento pudieron solucionarse, como las inundaciones provocadas por las fuertes lluvias”, expresa.
Alternativas actuales frente a las contingencias
El metro tiene 27 años de funcionamiento y hoy no se concibe una ciudad y un área metropolitana sin él, sin embargo, sistemas alternos como los buses han llegado a alimentar las líneas existentes, que conectan las zonas más alejadas de la ciudad con las estaciones, “los dos sistemas están íntimamente conectados, el uno depende del otro, entonces cuando la columna vertebral que es el Metro se para, pues hay que tener planes de contingencia, que actualmente consisten en disponer rutas de buses y cambiar trayectos dependiendo de las estaciones afectadas, sin embargo aunque se apliquen estas medidas se sigue viendo el caos, por lo que sería ideal tener un refuerzo de buses grandes”, comenta Sarmiento Ordosgoitia.
Con el tema de las reservas de buses, normalmente los operadores de transporte tienen una reserva de 10%-20% de flota para atender contingencias, sin embargo, para el caso de las rutas alimentadoras asociadas al sistema Metro, deben cubrir no solo la ciudad sino todos los municipios del Área Metropolitana, lo que provoca una respuesta no tan rápida, una acumulación de usuarios y una congestión mayor en las calles.
“Sin embargo están los buses eléctricos del Metroplús que no están siendo usados en todo su potencial, de ser así se permitiría que la capacidad que tiene la ciudad en sus reservas sea aprovechada, sin embargo, lo más importante siempre será prevenir las contingencias, no atenderlas”, concreta Hidalgo.
Debido a que las fallas del Metro generan retrasos para los usuarios, sobre todo los que ya se desplazan habitualmente en el sistema, la empresa explicó que los afectados que requieran un certificado que demuestre que hubo fallas en el trayecto, lo pueden tramitar de manera sencilla a través de la línea Hola Metro, para justificar ante sus empleadores las llegadas tarde.
Respecto a esto Zapata Areiza explica que Medellín es una ciudad dividida en términos de movimientos urbanos, “la mayoría de usuarios van en dirección norte-sur en la mañana y sur-norte en la tarde, y en estas zonas y horarios el Metro monopolizó los desplazamientos sin dar muchas alternativas para sopesar la alta congestión, por lo que se debería plantear una redistribución de los trenes y de su tiempo de espera”, dice.
Ante la críticas de los usuarios, el Metro de Medellín ha respondido a las condiciones básicas que exige la Superintendencia de Transporte a todos los operados del país, “lo que pasa en particular con este sistema es que la empresa es quien planea, pero también gestiona y opera, hace todo el ciclo, y si bien tiene en su junta directiva a representantes del Estado (alcalde, gobernador y delegados de presidencia), no hay una de supervisión permanente y objetiva en caso de que no cumpla su meta, que es transportar en buenas condiciones al pasajero”, expresa Darío Hidalgo.
Proyectos integrados a futuro: ¿la solución definitiva?
En muchos casos las recurrentes fallas presentan una dificultad mayor para quienes destinan un dinero para el transporte y no cuentan con más recursos para desplazarse, “sería ideal una compensación a las personas que no pudieron llegar a sus destinos, por ejemplo, que a los usuarios habituales se les haga una reposición monetaria en su tarjeta de un viaje, y esto se podría lograr a través de estudios y sistematización creando un algoritmo que supiera si esa persona ingresó, a qué hora y si fue perjudicada por las fallas técnicas”, comenta Iván Sarmiento.
En los planes de esta empresa está la construcción e implementación de nuevas líneas de Metro, Metroplús, Metrocable, y trenes ligeros, lo que según los docentes Sarmiento e Hidalgo, ayudaría mucho a superar los escenarios de crisis que se viven actualmente por las contingencias técnicas.
Entre los proyectos a futuro están: el tren ligero de la 80 con más de 13km que se añaden a la red, tren del río que sería una línea paralela de norte a sur con parada en menos estaciones, Metroplús del Sur que va por la avenida Guayabal y otro por la avenida Poblado, nuevos metrocables que conecten zonas como San Antonio de Prado, Las Palmas, Pan de Azúcar, La Sierra y el Valle de San Nicolás, además de la ampliación de la ciclorruta y adquisición de más bicicletas.
“Son muy oportunos los proyectos que están en marcha en el valle de Aburrá para mejorar los sistemas de transporte. En unos lustros de 5 a 10 años tendremos una red más sólida que permita sortear las contingencias; y no todo tiene que estar a cargo del Estado, se puede abrir el concurso al sector privado pues hay operadoras con mucha experiencia que podrían aportar”, afirma Hidalgo.
De forma contraria opina Zapata Areiza, para quien “construir más estaciones, líneas de buses e integrados no creo que sea una solución viable, pues todos esos saltos y transbordos entorpecen el trayecto, además significaría construir planes de contingencia para cada uno de esos sistemas, y si actualmente no ha sido posible una acción sólida en los existentes, ¿quién garantiza que con más redes metro si habrá soluciones reales?”.
(FIN/DQH)
3 de octubre de 2022