Esta moneda en el último tiempo se ha posicionado como la segunda más devaluada frente al dólar en Latinoamérica, generando una gran incertidumbre sobre el futuro económico del país. Expertos opinan sobre las razones de la situación y las posibles estrategias para mejorarla.
Solo en los últimos cuatro meses, el peso colombiano ha perdido su valor en un 24% frente al dólar y un 14% respecto a las principales divisas de Latinoamérica, ubicándose, después del peso argentino, como la moneda más afectada.
Según Carlos Andrés Vasco Correa, economista, magister en Economía y estudiante de doctorado en Economía de la Universidad Eafit, las razones de esta depreciación son múltiples y obedecen a situaciones por las que atraviesa Colombia:
“La primera es un asunto de balanza comercial, o sea la diferencia entre importaciones y exportaciones, estamos comprando más de lo que vendemos a nivel internacional, entonces esa diferencia hace que el flujo de dólares que entra sea menor a los que salen y eso incrementa el precio indudablemente”.
Afianzando este argumento, según las últimas cifras del DANE, en agosto las exportaciones totales fueron de 4.582.2 millones de dólares, mientras que las importaciones registradas alcanzaron los 6.750.4 millones de dólares, es decir una balanza comercial negativa de 2 168 millones que sería uno de los principales motivos para la grave situación que vive el peso colombiano.
Aunque las exportaciones del país han aumentado en un 26%, gracias a productos como café, carbón, ferroníquel, textiles y petróleo, para Vasco Correa, “las importaciones de materias primas, maquinarias y fertilizantes están creciendo al 36%, un ritmo mucho más acelerado que sin duda nos pone en una posición de desventaja”, dice.
Así la pandemia por covid-19 haya disminuido su impacto en los diversos pilares económicos de la sociedad, la situación de la moneda colombiana puede estar afectada por un coletazo de este fenómeno, que aún deja su huella, como lo comenta Alexander Tobón Arias, profesor titular del Departamento de Economía de la Universidad de Antioquia:
“Durante las cuarentenas puestas en marcha para controlar la pandemia de la covid-19, se rompieron las cadenas de suministros en el mundo, y con la posterior reapertura de las economías, hubo un exceso de demandas de bienes los cuales no estaban inmediatamente disponibles en los mercados. De esta manera, se produjo una escasez mundial, lo que hizo aumentar los precios, dejando como resultado una alta inflación. En Estados Unidos, la Reserva Federal busca contrarrestar esta situación aumentando las tasas de intereses de los créditos para las empresas. ¿y cómo afecta eso al peso colombiano? pues muchas de estas compañías americanas demandan bienes y servicios de Colombia como café, banano y petróleo, y como les toca aumentar los precios en sus créditos, les toca reducir la cantidad de productos que importan desde nuestro país”.
Incertidumbre, déficits y especulación: adiós a la inversión
Los expertos también coinciden en que, aparte de las razones comerciales, existen problemáticas como el déficit fiscal que empeora la situación, entendiéndose como cuánto se gasta versus lo que se recauda de impuestos, balance que tampoco es positiva para el país pero que anteriormente era compensada por la inversión extranjera, que se ha visto considerablemente reducida por otro motivo de peso: la incertidumbre generada por el gobierno y sus reformas.
“Los comentarios que han venido haciendo los altos funcionarios del gobierno con relación al petróleo y la posibilidad de no firmar nuevos contratos de exploración y producción petrolera, ha hecho que se genere una incertidumbre sobre cuál va a ser la fuente de ingresos que eventualmente pueda reemplazar al sector petrolero puesto que, por ejemplo, la Nación desde Ecopetrol recibe entre 20 y 26 billones de pesos anualmente, igualmente este sector es el que responde por la mitad de las exportaciones totales de Colombia y asimismo contribuye con cerca del 15% de los ingresos tributarios, entonces si ese sector se marchita un poco, pues es lógico que las finanzas de la Nación se vean comprometidas y con esto la sostenibilidad de la deuda pública”, explica Camilo Díaz Urrea, coordinador de la Unidad de Análisis en Ciencias Económicas de la Facultad de Ciencias Económicas de la UNAL Bogotá.
En la misma línea, el economista Carlos Vasco asegura que “esta razón especulativa tiene que ver con el dólar como reserva de valor, los grandes negociantes de esta divisa la compran, esperan a que el precio aumente y luego lo venden, lo que está muy atado a los anuncios que haga el gobierno, entonces, si por ejemplo se interviene el mercado del petróleo, o se autorizan más subsidios que aumenten el déficit fiscal, los vendedores y compradores de esta divisa tienden a afectar el precio. Cuando hay temores sobre recesiones y crisis los guardan y si los venden lo hacen a un gran precio”.
Cambiar el panorama: ¿cómo puede aumentar el valor del peso colombiano en términos de dólares?
Aunque muchos otros países de la región han transitado también hacía gobiernos de izquierda, y aunque el mecanismo económico sea el mismo, los bienes que comercializan estas naciones con EEUU son diferentes. Muchos países no basan sus exportaciones en petróleo o hidrocarburos, razón por la cual el efecto de la política monetaria de Estados Unidos puede provocar la revaluación de las monedas nacionales frente al dólar, como es el caso del peso uruguayo, el peso mexicano y el real brasileño. De allí la importancia para los países de diversificar sus exportaciones y no depender excesivamente del mercado norteamericano.
A pesar de lo anterior, el alza del dólar no es una situación que afecte negativamente a toda la economía colombiana, como lo recalca el docente Alexander Tobón Arias:
“Con la tasa de cambio que tenemos actualmente de 1 dólar a 5 mil pesos, los exportadores están muy felices pues la conversión de sus dólares a pesos es extremadamente favorable. Las accionistas de Ecopetrol, al igual que los cafeteros y bananeros están disfrutando de una bonanza pocas veces vista. Pero hay que ver también la otra cara de la situación: los que tienen que convertir pesos a dólares como los importadores de bienes, o quienes tengan deudas en dólares, incluyendo el Estado colombiano e incluso quienes quieren viajar al extranjero. Todos tienen que entregar cada vez más pesos por el mismo dólar”.
Sin embargo, para Carlos Vasco este tema si podría traer un cambio que beneficie tanto a exportadores como importadores, “lo que hay que hacer es capacitar a los empleados, terminar las vías 4G, sustituir productos que se traen de otros países por producciones locales de maíz, algodón y fertilizantes”, en síntesis “hay un montón de ideas que podrían materializar que esa balanza comercial no esté tan inclinada hacía las pérdidas”.
Si bien estas estrategias de cambio podrían valorizar más el peso respecto al resto de monedas de la región, la coherencia en el discurso del gobierno actual y sus funcionarios es vital para contrarrestar la incertidumbre y la retirada de inversionistas extranjeros del país.
“Es tener un mensaje coordinado desde el alto gobierno que pueda ser contundente hacia los inversionistas y hacia los tenedores de bonos de Colombia, de que en las finanzas públicas tienen sostenibilidad y que la política económica del gobierno es adecuada, explicando mejor que, por ejemplo, la reforma tributaria va a contribuir a la financiación de la expansión del gasto social planteado; además es fundamental que exista más integración en los diferentes ministerios que controlan la política económica en relación al sector de la minería y el petróleo y cómo sería su evolución en el futuro”.
Estas ideas, aunque complejas son factibles, y necesitan de la voluntad política y empresarial para implementarse; sin embargo, en el debate público hay quienes plantean que una solución definitiva y más radical, que sería dejar el peso a un lado y dolarizar el país, acción que le ha servido a países como Ecuador y Panamá para estabilizar sus economías.
“La dolarización lo que permite es resolver un problema, pero crea otros. Por un lado, mejoraría la inflación, pues actualmente Colombia y Estados Unidos pasan por situaciones similares en estos incrementos, y la reserva federal de este país subiría las tasas de interés y daría una señal a las personas y empresas de no endeudarse, pero en un caso donde la inflación sea aquí y no allá, el dólar no se va acomodar para que un país tan pequeño como Colombia se estabilice. Cambiar de moneda tiene sus ventajas y es que ya no sería una preocupación el asunto del tipo de cambio, pero perderíamos las herramientas que nos catalogan como hacedores de política, tendríamos aún menos independencia económica”, concluye Carlos Vasco.
(FIN/DQH)
15 de noviembre de 2022