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Entre las plantas usadas para interiores con fines ornamentales se cuentan las suculentas y cactus. Foto Unimedios.

 

Lengua de suegra, miami, helecho, anturios, cintas y cafetos, son algunas de las plantas presentes en hogares, oficinas y otros espacios cerrados para descontaminar el aire. Sin embargo, la fama de purificadoras de estas especies es tan solo una creencia popular, que hasta el momento no tiene fundamentos científicos, según afirman expertos en el tema.

A la fecha, se han identificado entre 60 y 70 especies de plantas de interés para interiores, la mayoría seleccionadas “por gusto de las personas”, señala Óscar de Jesús Córdoba Gaona, profesor de ciencias agronómicas de la Universidad Nacional de Colombia, sede Medellín.

El docente explica que generalmente se buscan plantas frondosas para que generen algún bienestar o impacto paisajístico, mientras que “las de flores no son tan comunes, debido a que la floración requiere ciertas características y, por las condiciones, no puede hacerse de la forma adecuada. Eventualmente, todas las especies podrían adaptarse a esas condiciones con ciertos manejos, unas más que otras”, añade Córdoba, doctor y magíster en fisiología vegetal.

Podría decirse que las plantas llamadas “de interiores” no existen, afirma el magíster en Biología, Dino Jesus Tuberquia Muñoz, quien enfatiza que las plantas viven en ambientes naturales expuestas, en mayor o menor grado, a condiciones de sombra, luz, humedad, temperatura, entre otras variables ambientales.

“Algunas tratarán de sobrevivir y se adaptarán, pero no es una condición natural, es un mito que sean de interiores. Necesitan intercambio de gases, que el aire circule, en alguna medida van a necesitar luz. Se adaptan, pero no asumamos que existen plantas de interiores, a estas condiciones yo las llamo confinamiento urbano, cuando llevamos plantas a espacios cerrados en las ciudades”, señala Tuberquia, docente de la Universidad CES.

 

Existen diversas fuentes de gases, partículas y otros elementos que contaminan el aire en interiores como materiales para la construcción, ambientadores, productos de limpieza, pesticidas, humo (de leña, tabaco y otras combustiones), dióxido de carbono (CO2), material particulado (PM y PM 2.5), elementos biológicos como los ácaros del polvo, el moho, la humedad y la caspa de las mascotas. El asbesto, el monóxido de carbono (CO), el formaldehído, el plomo, el dióxido de nitrógeno (NO2), el radón y los compuestos orgánicos volátiles (VOC) también pueden estar presentes en espacios cerrados, advierten entidades internacionales.  

 

Por naturaleza, es igual la calidad del aire en interiores y en exteriores. “Esta gran masa de aire que nos rodea tiene la capacidad de penetrar cualquier espacio, lo que haya en exteriores se va a filtrar siempre a interiores. Lo anterior con una pequeña diferencia, pues existen distintas actividades del hogar que pueden generar contaminación, por ejemplo, cocinar con leña o con gas natural, este último, por ejemplo, al ser un proceso de combustión puede generar monóxido de carbono y óxido de nitrógeno, que pueden contaminar y causar accidentes y tragedias”, comenta David Aguiar Gil, coordinador del Grupo de Investigación y Monitoreo Ambiental del Aire, Aguas y Suelos, LabGIGA de la Universidad de Antioquia.

De día metabolizan, de noche respiran

Sin importar la etiqueta y el lugar asignado, las plantas realizan dos procesos biológicos vitales: la fotosíntesis y la respiración. Durante ambos se capturan, usan y expulsan distintos elementos útiles para ellas, como el dióxido de carbono (CO2). Un gas presente en la atmósfera que resulta de la combustión de materiales fósiles como el carbón, la biomasa, derivados del petróleo, la respiración aeróbica y la materia fecal de algunas especies de animales, principalmente.

“Las plantas absorben y utilizan el CO2 para liberar oxígeno y producir azúcares o carbohidratos, eso es un proceso muy importante en el día llamado fotosíntesis. En la noche, prima el fenómeno contrario: consumen carbohidratos, para liberar CO2 y agua, proceso que se llama respiración de las plantas. Para producir carbohidratos y liberar oxígeno, necesitan luz, agua y CO2”, expone el profesor de la UNAL Medellín, Óscar de Jesús Córdoba Gaona.

Teniendo en cuenta lo anterior, una planta en espacios confinados que pueda realizar a cabalidad este proceso “podría considerarse benéfica en el día, debido a la captura del CO2 que hay en la atmósfera y su conversión, si pensamos que eso es descontaminación del ambiente. Sin embargo, en la noche, estarían haciendo lo inverso, es decir, contaminando al expulsar CO2, porque esa es su naturaleza. Sin embargo, esto ocurre en cantidades que no afectan ni impactan considerablemente la calidad del aire”, comenta el ingeniero agrónomo, Córdoba Gaona. El profesor añade que existen otras funciones propias de las plantas por las cuales, al parecer, se les atribuyen sus famosas, pero no comprobadas propiedades descontaminantes.

“Todas absorben elementos a través de su sistema radicular o radical (conjunto de raíces), también, por medio de las hojas capturan cantidades pequeñas de azufre, por ejemplo. Otro mecanismo es la retención de material particulado por suspensión, es decir, recogen el polvo que cae sobre la superficie de las hojas, lo que disminuye esa concentración de partículas en el ambiente. Pero, si al interior de un sitio se producen gases como el metano, monóxido de carbono y otros que la planta no utiliza, no podemos afirmar que las plantas son útiles para purificar los espacios por completo, para ello se requieren estudios muy específicos, de especies y contaminantes”, argumenta.

Al respecto, el biólogo Dino Tuberquia indica que, “es falso creer que una planta puede absorber cantidades ilimitadas de CO2. Hay datos y estudios que han demostrado como, por encima de ciertos umbrales en la concentración de CO2, el metabolismo de la fotosíntesis puede verse afectado de manera negativa. Es un tema que cobra importancia especial, en el actual escenario de cambio climático”.

Al mito de las purificadoras se suma la presunta utilidad de los cactus para la absorción de la radiación producida por electrodomésticos como televisores y computadores. “La verdad no sé de dónde salió ya que, hasta donde tengo conocimiento, eso no está demostrado”, continúa Tuberquia.

Aunque no hay información precisa, el mito de las plantas purificadoras de interiores y sus rankings tan populares en sitios de Internet, incluyendo en medios de comunicación, data de 1989 cuando investigadores de la NASA (por sus siglas en inglés Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio) vieron la necesidad de depurar con frecuencia el ambiente en el que vivían sus astronautas, como las estaciones espaciales, de compuestos volátiles y otros elementos. Sin embargo, como enfatiza el docente Diño Tuberquia, “se demostró como algunas especies en condiciones de laboratorio fijaron estos compuestos y contribuyeron a depurarlos, pero, esto se volvió un mito porque los estudios nunca fueron evaluados en condiciones reales”.

No son máquinas purificadoras

Durante los procesos biológicos, las plantas también sufren los efectos negativos de la contaminación y el confinamiento. En un ejercicio académico realizado hace algunos años por la Universidad CES en la Avenidas Las Vegas, a la altura del Politécnico Jaime Isaza Cadavid uno de los sectores más contaminados de Medellín, se encontró hollín acumulado en las hojas de tres especies de árboles representativas en el Valle de Aburrá.

"Si este hollín penetra al interior de los tejidos vegetales, es posible que la planta no sea capaz de degradarlo porque las concentraciones de contaminantes son muy altas y esto se evidencia en manchas negras en tejidos internos de las hojas. Presumimos que frutas como mangos y guayabas, cosechados de árboles expuestos en estos sitios de alta contaminación, podrían acumular este tipo de contaminación. Es necesario realizar estudios al respecto”, adiciona Dino Tuberquia.

Por estas razones, es necesario tener en cuenta que las plantas en oficinas y lugares confinados no son máquinas de purificación ni de absorción de todos los contaminantes que se emiten. “Esa es una concepción sesgada de cómo el ser humano concibe y se relaciona con las plantas. Nos faltan muchos estudios para demostrar, en términos del volumen del material particulado o contaminante que hay en ciertos lugares, la cantidad de vegetación que se debería tener para disminuirlo. Investigaciones recientes señalan que el volumen de plantas a tener en ciertos espacios cerrados tendría que ser muy alto para lograr un nivel óptimo de depuración”, manifiesta el biólogo Tuberquia Muñoz.

Pese a que sus impactos en los interiores aún están por analizarse y medirse, hay otros beneficios comprobados. “Más que descontaminar el ambiente, generan un entorno adecuado, hacen que nuestro hábitat sea más agradable y paisajísticamente más bonito”, expone Óscar Córdoba, doctor en fisiología vegetal.

El cuidado de las plantas estaría relacionado con temas de salud mental; “generan una sensación de paz y tranquilidad, ese es el beneficio que prestan las plantas y esto tiene un significado enorme en una época donde hay tanto por sanar desde un punto de vista mental”, complementa Dino Tuberquia.

Actualmente, hay un enfoque de estudio que busca encontrar, a través de la ingeniería genética, genes en las plantas que se sabe estarían relacionados con la capacidad de absorber ciertos contaminantes del aire. También se buscan plantas mutantes y se efectúa selección artificial para hacer más eficiente la depuración de compuestos orgánicos volátiles por medio de especies vegetales.

Para mejorar la calidad del aire en interiores, el ingeniero ambiental David Aguiar señala que la clave siempre será la ventilación natural, la apertura de ventanas y puertas, lo cual garantiza la renovación constante del aire. También existen alternativas tecnológicas a considerar como los purificadores de aire, algunos con sistemas de filtración, generadores de ozono, entre otros.

(FIN/JRD)

30 de octubre de 2023