Escudo de la República de Colombia
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Con una carrera de más de 70 años desarrollada en varios países, el artista Fernando Botero exploró técnicas que van más allá de la pintura. Con sus obras reivindicó el espacio urbano y el arte colombiano, tal como lo destacan analistas quienes, tras la muerte del reconocido pintor, repasan el aporte de su trabajo.

En 1975 Fernando Botero comenzó la donación de sus obras al Museo de Antioquia. Foto: tomada de goo.su/za9ylKZ

Al estilo figurativo del artista se le puso, incluso, el nombre de “Boterismo”, como lo destaca un artículo de Miguel Calvo Santos publicado en el sitio web historia-arte.com, que lo describe como el “pintor colombiano de mayor resonancia internacional”. 

Entre otros aspectos, la obra del maestro Fernando Botero es significativa porque toma elementos locales, tales como los tejados y los bailes, y los convierte en internacionales de acuerdo con Pedro Uriel Sánchez Zárate, profesor de Diseño Industrial de la Facultad de Arte de la UNAL Bogotá, quien destaca que “él se inspira, por ejemplo, en Giotto, en espacios que trabaja con las formas estáticas del Renacimiento europeo y lo combina con nuestro contexto”.

Comenta que el artista planteó una contribución para preservar los valores: “Mostrar que lo simbólico es muy importante en este momento contemporáneo porque se ha tenido una visión de país históricamente negativa y el arte ayuda a cambiar la percepción de nosotros mismos”. 

Algo similar piensa Carlos Arturo Fernández, coordinador de la Maestría en Historia de Arte de la Universidad de Antioquia, quien expone que una de las enseñanzas que dejó Fernando Botero es cuidar a la ciudad y tener amor por ella: “Gran parte de su obra se puede resumir en el hecho de haber contribuido tan poderosamente a la renovación del Museo de Antioquia, haber llenado de esculturas la plaza y haber convertido el centro de la ciudad en un orgullo para nosotros”. 

También, nos enseñó a “mirar las obras de arte. Los cuadros atrapan la atención de los espectadores, los hace detenerse frente a ellos y establece un diálogo entre el artista, a través de su obra, y el público”, añade el docente, quien describe a Fernando Botero como un colombiano universal. 

 

Lo especial de la obra de Botero

Para Camilo Castaño Uribe, uno de los curadores del Museo de Antioquia, Fernando Botero tuvo muchos momentos y búsquedas que se han “reducido a que es un pintor de gordas”. El destacado maestro logró relevancia en Colombia y Latinoamérica, además, junto con Negret, Obregón y Ramírez Villamizar, fue constructor de la idea de lo moderno en el país y una pieza clave en la entrada del arte colombiano en el contexto internacional. 

Adicionalmente, el curador dice que Botero logró poner en diálogo las experiencias personales, las influencias del arte y la artesanía local con el arte antes denominado universal, posicionándose como uno de los artistas que pintan de modo figurativo, lo que recobra algún tipo de relación con la realidad en su trabajo, luego de la preminencia del arte abstracto y la pintura de acción. 

Según Castaño Uribe, Fernando Botero generó una ruptura con la academia en el sentido de renunciar a la necesidad de tener un modelo, de parecerse a él o de tener un rigor en la representación: “Fue muy académico en las técnicas que usa y en conservar relación con los géneros de la pintura, pero su trabajo es innovador en la deformación de las estructuras, en la experimentación y dominio de técnicas de la pintura, el dibujo y la escultura”. 

Fernando Botero se mostró generoso con la ciudad, señala el profesor Fernández, al mencionar que el artista reconoció siempre a Medellín como su ciudad e hizo donaciones artísticas que contribuyeron a que esta sea el sitio con la colección más grande en el mundo de sus obras. 

Entre otros regalos para Colombia, como él los describe, está la colección particular de arte internacional del siglo XIX y XX que le otorgó al Banco de la República, una de las más “ricas” de América Latina. 

 

El legado para la academia

Fernando Botero, en la celebración de su cumpleaños número 80, comentó en una entrevista desde Pietrasanta (Italia), sobre la importancia del dibujo y llamó la atención acerca de que estudiantes de las áreas del arte y el diseño han abandonado la disciplina por darle prioridad a los medios y las técnicas informáticas.

Esa entrevista y aquello dicho por Botero lo recuerda el profesor Sánchez Zárate, quien trae a colación el llamado del artista para reflexionar sobre la importancia de retomar el dibujo en las prácticas artísticas como base primaria y en la formación académica. 

“Ese proceso mental de ver los volúmenes, los espacios y las diferentes dimensiones ayuda a que el artista tenga una herramienta y un enfoque más holístico e integral. A pesar de que tenemos medios tecnológicos muy especializados aplicados al arte moderno, hoy en día es necesario retomar la manualidad”, comenta el docente. 

Botero, dice el profesor Sánchez Zárate, hizo la transición del dibujo a la escultura, una muestra de las evoluciones a las que podía llegar. En ese sentido, considera que la academia debe retomar los procesos manuales, porque estos inciden en las conexiones cerebrales. “Esa interacción con la parte analógica es fundamental para comprender mejor los espacios y los volúmenes, por eso la importancia de la hibridación”, enfatiza.

El legado del Maestro Botero es amplio, sobre todo para artistas contemporáneos el cual, de acuerdo con Castaño Uribe, es trabajar con museos y acudir a los artistas del pasado desde la convicción de reconocer en ellos los asuntos sociales.

(FIN/KGG)

7 de noviembre de 2023