Escudo de la República de Colombia
A- A A+

Más de 4000 niños han muerto en Gaza, estima Naciones Unidas. La información pone en alerta al mundo y abre preguntas sobre los alcances que pueden lograr las presiones y los tratados internacionales. Expertos analizan la vulneración de los derechos en el actual contexto de guerra, las implicaciones, el panorama para la protección de la infancia y las posibilidades de salir de la guerra. 

Desde enero de 2023 Unicef clamaba por proteger a los niños en el conflicto entre Palestina e Israel. Foto de Unicef, tomada de onx.la/198c1.

“Los niños serán objeto de un respeto especial y se les protegerá contra cualquier forma de atentado al pudor. Las Partes en conflicto les proporcionarán los cuidados y la ayuda que necesiten, por su edad o por cualquier otra razón”, indica el artículo 77 del Protocolo I de los Convenios de Ginebra del 12 de agosto de 1949 relativo a la Protección de las Víctimas de los Conflictos Armados Internacionales, de Naciones Unidas.

Sin embargo, un niño muere en Gaza cada 10 minutos, según la organización no gubernamental internacional Save the Children. El conflicto entre Israel y Palestina ha prendido las alarmas en el mundo ante la vulneración de derechos humanos, que son de distinta índole, como lo explica el profesor Gerardo Durango Álvarez, docente del Departamento de Ciencia Política de la Facultad de Ciencias Sociales y Económicas de la UNAL Medellín.

Expone que, en medio de los conflictos armados, a niños, niñas y jóvenes se les debe garantizar el principio de distinción, el cual indica, claramente, que los civiles, y entre estos los niños, no pueden ser objeto de ataques armados por el simple hecho de no ser combatientes.

Para el docente, atacar a los niños, niñas y adolescentes tipifica varios tipos de crímenes de competencia de la Corte Penal Internacional. El primero es el “crimen de lesa humanidad”, en el cual la población civil es sometida a ataques sistemáticos, generalizados y con conocimiento de causa. Otro es el de guerra, generado cuando se busca dañar la infraestructura vital de la población, se ataca sus fuentes de agua, escuelas, centros hospitalarios, ambulancias y escuelas, como está sucediendo.

La guerra entre Israel y Palestina, dice, es también considerada como crimen de agresión. Este es cometido por un individuo que, estando en capacidad de mando y toma de decisiones, incide directa o indirectamente en el ataque o bombardeo a otro Estado, mientras que el genocidio es el perpetrado con la intención de destruir total o parcialmente a un grupo nacional, étnico, racial o religioso como tal.

Aunque desde 2021 hay una investigación abierta por parte de la Fiscalía de la Corte Penal Internacional frente a crímenes de lesa humanidad en Gaza por ataques de Israel, no ha avanzado a pesar de lo latente del conflicto. Esto es, a su criterio, a lo que se le llama “el doble rasero de una moral internacional” y ante lo que debería darse un pronunciamiento.

“Es muy lamentable que la comunidad internacional no pueda llegar rápidamente a un acuerdo para prohibir y sancionar los crímenes terribles que se están cometiendo tanto para el pueblo palestino como para lo que sucede en Cisjordania. Igualmente, el ataque de Hamas es indiscriminado y no diferencia objetivos militares de niños y niñas”, dice.

En torno a la situación, hay ausencias de instituciones legítimas y democráticas, además de “un desamparo frente a las expectativas y capacidades futuras”, expone, por su parte, José Toro, profesor de Derecho Internacional de la Escuela de Derecho de la Universidad Eafit, para quien la desesperanza social se da porque hay Estados con o sin recursos, pero sin beneficios para poblaciones y, en el caso de Palestina, se puede radicalizar la solución del conflicto.

La dificultad con Hamas, añade, es el rechazo del grupo de la existencia del Estado de Israel. Una acción militar de gran escala para acabar con él supone desestabilizar el orden general internacional porque hay intereses de distintos actores hegemónicos: “a menos que haya un gran pragmatismo político no creo que estén dispuestos a aceptar y podría uno pensar que, tal vez, esa sea la intención para generar un mayor caos para radicalizar a niños y jóvenes palestinos”.

Sistemas jurídicos internacionales “sin dientes”

El conflicto entre Israel y Palestina no es nuevo, y más que un conflicto religioso se da por la disputa histórica de lucha por el territorio. La guerra, menciona el docente de la UNAL Medellín, ha dejado miles de fallecidos de los cuales más del 50% son niños: “es muestra de la fragilidad de un sistema internacional muy inclinado a defender solo los intereses de los grandes países hegemónicos (Estados Unidos, Francia, Inglaterra, China y Rusia)”.

Y es que, en materia de derechos humanos, hay dos grandes sistemas jurídicos. Uno es el de Naciones Unidas con un conjunto de tratados como el de Derechos de los Niños con protocolos orientados a la protección en situaciones de guerra. Esa es una dimensión adicional al Derecho Internacional Humanitario (DIH) y no está diseñado desde una perspectiva sancionatoria ni judicial, como lo explica el profesor Toro.
El otro sistema, expone, se compone de tres regionales: europeo, africano y americano, que son los más fuertes para la protección porque en cada uno de ellos existe un tribunal internacional como lo es la Corte Interamericana de Derechos Humanos, a diferencia de Asia, donde está ubicado Israel, que no hay.

Continúa con que, con respecto al sistema de Naciones Unidas, la dinámica sancionatoria se da a través del Consejo de Seguridad. Y hay un mecanismo, el del veto de los denominados miembros permanentes, que son Estados Unidos, Francia, Inglaterra, China y Rusia. “El asunto es más complejo porque desde los años 60 se vincularon y han acordado no sancionar a Israel por la vía del veto”, explica.

Normativa y diplomacia vs. acciones

Para la protección de los derechos de los niños existen tratados internacionales como la Convención sobre los Derechos del Niño, de Naciones Unidas, con artículos y de disposiciones que demuestran un interés especial para que la infancia sea protegida en los conflictos, según Guillermo Prieto Ríos, profesor de la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad del Rosario.

En 2015, Palestina ratificó un protocolo que permite investigar y “perseguir” en su territorio los crímenes cometidos por Israel, nación que, para él, no está tomando las acciones necesarias para evitar esta situación y detener tratos inhumanos de los que están siendo víctimas los niños en la Franja de Gaza, pese a que ratificó la Convención de los Derechos de los Niños, sin dejar de lado que Hamas cometió las mismas violaciones de derechos humanos.

A Durango Álvarez no le queda duda de que “la guerra entre Israel y Palestina es una de las mayores crisis humanitarias que ha llevado a entender que, cuando hay intereses geopolíticos y estratégicos, los derechos humanos poco o nada les importa a muchos Estados".

Unos 120 países han apoyado la resolución de Naciones Unidas para pedir una tregua humanitaria en Gaza y que se permitan corredores humanitarios, refiere el académico. Sin embargo, menciona que Israel hace caso del Derecho Internacional Humanitario (DIH), mientras que el grupo palestino Hamas bombardea sin tener en cuenta el principio de distinción que establece diferenciar entre combatientes y no combatientes.

Las normas, reconoce el docente, existen, pero los hechos “son tan graves que entendemos lo necesario de establecer sanciones penales más eficaces y de mayor fuerza”. Y a pesar de su alcance e importancia, el DIH no tiene fuerza jurídica ni militar internacional para detener las masacres por esos medios.

“Cuando dos Estados están en confrontación, como es este caso, la única manera de terminar la guerra es con la creación y reconocimiento de dos Estados autónomos e independientes. No sé cómo va a terminar esta situación tan dolorosa que sigue escalando”, lamenta.

Presión internacional

Lo ideal es que haya un cese al fuego y se generen los corredores humanitarios en Jordania, por donde deberían transitar las personas, pero ahora no es políticamente factible porque la Franja de Gaza está rodeada, de acuerdo con el profesor Toro, quien explica que ahí los niños y sus familias tendrían el estatus de refugiados.

El llamado, dice Prieto Ríos, sigue siendo que un Estado no puede comportarse como un grupo terrorista. La renuncia de Craig Mokhiber, director de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en Nueva York, es muestra de respaldo a ese argumento, según el académico.

Enfatiza: “se están perdiendo vidas de niños, niñas y adolescentes y no podemos continuar con esta crisis humanitaria, que no solamente afecta a esa región sino a todo el mundo”.

(FIN/KGG)

20 de noviembre de 2023