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Aun cuando los ciclistas son actores viales vulnerables, las medidas de seguridad para la movilidad se enfocan, principalmente, en motociclistas, quienes resultan más involucrados en incidentes en las vías, situación incluso considerada como un problema de salud pública. Analistas comentan sobre los riesgos y los desafíos que hay con el uso de la bicicleta.

 

Los analistas hacen un llamado a la corresponsabilidad. Foto de Vivir en El Poblado.

 

Como seguridad vial se entiende la posibilidad de disponer de condiciones que garanticen la integridad física de conductores y ocupantes de vehículos, peatones y demás usuarios de la vía, teniendo en cuenta novedades de circulación, tanto del transporte particular como del público, explica Víctor Gabriel Valencia Alaix, profesor del Departamento de Ingeniería Civil de la Facultad de Minas de la UNAL Medellín y PhD en Ingeniería e Infraestructura del Transporte.

Para procurar la seguridad, la Agencia Nacional de Seguridad Vial, mediante el Plan Nacional de Seguridad Vial, está aplicando el denominado “Enfoque del Sistema Seguro”, un espacio de intervención que da a conocer herramientas que permitan contribuir a una mejor calidad de vida a partir de la seguridad en la movilidad.

Y es que los indicadores de accidentalidad, señala el docente, muestran que aproximadamente el 82% de los muertos en Colombia son usuarios vulnerables, grupo del que hacen parte los motociclistas, los peatones y los ciclistas. En ese mismo orden se dan los fallecimientos, en proporciones de alrededor del 62%, 18% y 2%, aproximadamente.

Al hacer parte del grupo vulnerable, los ciclistas tienen una fragilidad que debe cuidarse, de acuerdo con el docente, y con respecto a ellos se han tomado algunas medidas.

Las acciones existentes están enfocadas en temas de control, mejora de infraestructura y, sobre todo, orientadas a motociclistas y conductores de carros, de acuerdo con Juan Pablo Ospina Zapata, doctor en Ingeniería - Ingeniería Civil de la Facultad de Minas de la UNAL Medellín y profesor del Área de Territorios y Ciudades de la Escuela de Ciencias Aplicadas e Ingeniería de la Universidad Eafit. A su vez, señala, la planeación de las vías también lo demuestra en tanto que la malla vial de las ciudades se ha consolidado durante los últimos 50 años.

Sin embargo, según el académico, hay un gran vacío, porque aún no se ha avanzado en adoptar mecanismos, como manuales de vías y de diseño urbano que permitan proyectar carreteras completas en las cuales se den garantías a los más vulnerables, específicamente a peatones y ciclistas.

“Es una situación bastante preocupante para la calidad de vida, de la que se habla en los planes de desarrollo y programas de gobierno, donde hace falta más unidad con respecto a la seguridad vial”, considera José Richard Blanco Vargas, arquitecto, magíster en Ingeniería de Transporte de la UNAL Bogotá y asesor en seguridad vial.

No obstante, añade, la problemática en seguridad vial es mucho mayor para el caso de los motociclistas, tanto como conductores o pasajeros, y llama la atención de que en la última década se han dado los peores registros de siniestros. En 2022 se registraron 5.051 muertes de motociclistas y en 2023, 5.291, según la Agencia Nacional de Seguridad Vial, que también entrega cifras con respecto a los ciclistas. En ese caso, indican que, a partir del 2018 fallecieron más de 400 usuarios de la bicicleta. En 2022, 465 y en 2023, 462.

Las intenciones no trascienden y los avances no perduran

Parte de los retos está en que los avances que se logran no se mantienen, teniendo en cuenta que las administraciones locales cambian, de acuerdo con Ospina Zapata. Así mismo, si bien algunas políticas urbanas buscan favorecer, fortalecer o promover el uso de la bicicleta como modo de transporte, la infraestructura no termina siendo funcional por completo.

El académico explica: “En Medellín, más o menos, tenemos clara cuál debería ser la estructura de ciclorrutas que debería tener la ciudad y eso está plasmado en el Plan de Ordenamiento Territorial. Sin embargo, las acciones para lograr una red robusta y bien consolidada no están, porque una administración construye un pedacito y luego la siguiente traza una en un extremo distinto, entonces estamos llenos de retazos de ciclorrutas por todos lados”.

Aprehender las normas existentes y hacer pedagogía son retos

Una norma como la Ley 1811 de 2016, que fue pensada para proteger a los ciclistas en las vías, promover el uso de la bicicleta y que tiene efecto vinculante sobre el Código Nacional de Tránsito, es aún desconocida por la mayoría de usuarios de vehículos particulares quienes ignoran las condiciones que otorga para los ciclistas: “no saben, por ejemplo, que un ciclista tiene derecho a usar el carril completo de la vía y que, en consecuencia, deben ir detrás o, si van a sobrepasarlos, deben respetar, como mínimo, 1,5 metros de distancia. Eso muy pocas veces se hace”, dice Ospina Zapata.

Sin embargo, en Colombia no hay condiciones para que esto se dé y se pueda lograr transitar con confianza, como llama la atención Ana María Henao Osorio, directora de Zona Bici, una organización de La Ceja que promueve la sostenibilidad a través de la bicicleta. Afirma que, si bien hay apuestas normativas, circulares, resoluciones incluso en temas de seguridad, “es poco lo que se aplica” y, aunque la avale la norma, la posibilidad que tienen los ciclistas de transitar por el carril, y no solo por la derecha, “no es eficiente ni segura. Hoy las vías del país no están diseñadas ni preparadas para eso”.

En general, para crear conciencia sobre la importancia de generar seguridad vial para ciclistas, de acuerdo con Blanco Vargas, es importante generar capacitación, conocimiento y gestión, pero primero es necesario comprender que tanto el problema como la pedagogía para sensibilizar son asuntos comunes que requieren de un trabajo unificado entre gobierno y sociedad civil y debe ser más creativo, que vaya más allá de charlas y de campañas mediáticas e, incluso, que se aborde desde la infancia, en los colegios. Otro desafío que expone, y que es el principal, es que las administraciones entiendan que el espacio público requiere de menor velocidad en el que se pueda caminar o transportarse en bicicleta.

Dar valor y tener corresponsabilidad

Para Henao Osorio, Colombia es un país de ciclistas, uno donde a la gente le gusta y siente interés por la bicicleta y ese es un paso importante para valorar y gestionar el uso de este tipo de vehículo, cuyos usuarios, según Ospina Zapata, también deben hacer autocrítica y, desde el punto de vista individual, proponer maneras de aportar.

Por su parte, el docente Valencia Alaix destaca la importancia del autocontrol en el momento de conducir, es decir, de hacerse consciente de la responsabilidad que esa tarea implica y de comportarse de manera adecuada acatando las normas de tránsito. Para fomentarlo, refiere que se han pensado en la implementación de estrategias como el de “Pase por puntos”, que consiste en entregar la licencia de conducción con 20 puntos que se pueden ir eliminando de acuerdo al número de infracciones.

(FIN/KGG)

24 de febrero de 2024