La crisis por el consumo de vapeadores se disparó en la adolescencia temprana en el país, especialmente en Antioquia. Datos recientes confirman que la edad promedio de inicio de vapeo es a los 13 años, un consumo prematuro que no solo expone a adolescentes y jóvenes a dosis altas de diversos químicos tóxicos, sino que se configura como una adicción precoz y posiblemente de por vida, que, según expertos, interfiere directamente en el desarrollo del cerebro, propicia el riesgo de afecciones pulmonares y cardiovasculares (patologías que hasta hace poco solo se observaban en fumadores crónicos adultos) y otras enfermedades como la depresión y la ansiedad.
El uso de vapeadores y cigarrillos electrónicos en la adolescencia temprana, especialmente en Antioquia, podría considerarse una problemática de salud pública. Este hábito prematuro, con objetos fáciles de comprar, transportar y utilizar sin ser detectados, expone a jóvenes y adolescentes a dosis altas de diversos químicos tóxicos. Por esta razón, las nuevas generaciones ya presentan síntomas nunca antes vistos y otros propios de personas adultas que han fumado cigarrillo durante años, además de un deterioro acelerado en la salud que antes solo se observaba con el paso del tiempo en fumadores crónicos adultos.
Recientemente, la Secretaría de Salud del Distrito de Medellín alertó que la edad promedio de inicio del uso de vapeadores se da en la adolescencia, entre los 13 y los 14 años, sin embargo, se han reportado casos, de acuerdo con rectores de diferentes Instituciones Educativas, donde el consumo se inicia desde los 10 años.
“En Medellín, el 40% de los estudiantes han probado cigarrillos electrónicos o vapeador alguna vez, con una prevalencia del 17%. Los 14 años aproximadamente es la edad en la que estos menores están familiarizándose o entrando en contacto por primera vez con estos. Este es un factor de riesgo para la salud y en ese sentido es un problema para la salud pública. El entorno educativo tiene que ser protector y para que esto sea una realidad tienen que ser un espacio libres de humo”, señala la secretaria de Salud del Distrito de Medellín, Natalia López, en declaraciones entregadas por la Alcaldía de Medellín.
El alcohol es la sustancia que más consumen en Colombia los escolares, seguido de los cigarrillos electrónicos o vapeadores y del tabaco, en el cuarto lugar está la marihuana. El consumo de cigarrillos a través de dispositivos electrónicos o vapeadores es superior en zonas urbanas y en instituciones educativas privadas (14,9%), mientras que en las instituciones educativas públicas es del 10,5%. Las prevalencias de consumo a través de dispositivos electrónicos son más altas que las del consumo tradicional de tabaco, según el Estudio nacional de consumo de sustancias psicoactivas en población escolar (2022).
Estos dispositivos electrónicos son considerados como el engaño de una alternativa segura para dejar de fumar. “Los vapeadores nacen con esa hipótesis de ir disminuyendo las sustancias nocivas del cigarrillo a través de una exposición más o menos controlada pero que mantuviera la idea de la inhalación, la idea de fumar, de aspirar el vapeador. Esa hipótesis termina generando una falsa sensación de seguridad, se ha demostrado que con estos dispositivos el consumo se aumenta y que este aumento no sirve para dejar de fumar y por el contrario, aumenta el riesgo, mantiene el tema aspirativo y no disminuye la exposición a las sustancias tóxicas”, explica Juan Carlos García Ubaque, profesor titular del Departamento de Salud Pública de la Universidad Nacional de Colombia Sede Bogotá.
Consecuencias aceleradas: cuerpos jóvenes con daños de adultos
Las afecciones físicas en adultos, como el aumento de la frecuencia cardiaca, la frecuencia respiratoria, y la presión arterial, junto con lesiones específicas por quemaduras en las zonas de ingreso de los químicos, se están replicando en niños y adolescentes. La exposición a estas sustancias interfieren en el desarrollo del cerebro, disparan el riesgo de afecciones pulmonares y cardiovasculares, y modifican algunos procesos de los órganos afectando su funcionamiento a corto, mediano y largo plazo.
El impacto de este consumo temprano se manifiesta en el cuerpo de los jóvenes con rapidez. Juan Carlos García Ubaque, investigador senior del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, señala que los efectos del vapeo son múltiples y similares a los del tabaco tradicional. Estos se dividen en tres tipos principales:
“El efecto irritativo se produce por la inhalación de aire con altas concentraciones de irritantes, similar a inhalar humos de vehículos o de industrias. El efecto mecánico es ocasionado por las partículas del vapeador, que pueden superar los bronquios y llegar hasta la zona profunda del pulmón, esto puede generar enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), donde los pequeños bronquiolos se dañan y el aire queda atrapado. Por último, el efecto químico es causante de daño sistémico generalizado, debido a que el pulmón es una de las zonas del cuerpo más irrigada, toda la sangre pasa por allí para permitir el recambio gaseoso y desde los bronquios se puede absorber cualquier sustancia química”, explica el profesor de la Universidad Nacional de Colombia y doctor en Salud Pública.
Además de estas consecuencias, se observa un tiempo acelerado en el deterioro de la salud, jóvenes con síntomas propios de personas adultas que han fumado cigarrillo durante años. El doctor García Ubaque explica que daños como la fibrosis pulmonar —donde el tejido pulmonar se cicatriza y pierde su funcionalidad— que comúnmente se evidencian en adultos mayores expuestos por muchos años al humo, "con estos dispositivos se puede acelerar mucho por esos componentes que conocemos y otros que desconocemos".
Más allá de la nicotina, se ha demostrado que al final se puede vapear cualquier sustancia, por esta razón, se debe investigar más a fondo qué se está consumiendo en estos dispositivos electrónicos.
A propósito, el médico Jorge Guillermo Soto Vega, especialista en psiquiatría y subespecialista en psiquiatría pediátrica, señala que, existe información inicial sobre los vapeadores se utilizan con destilados para diluir estos compuestos y hacerlos más rentables, como ocurre con la cocaína que el término es “cortarla”, es decir, mezclarla para hacerla rendir y que su fabricación sea más económica.
“El acetato de vitamina E se utiliza para muchas cosas pero no es seguro para la ingestión, esta sustancia se ha asociado a EVALI, por sus siglas en inglés (E-cigarette, or Vaping, product use Associated Lung Injury), lesión pulmonar por uso de vapeadores y cigarrillos electrónicos. Este tipo de lesiones generan fibrosis, es decir, que el tejido pulmonar se cicatriza, no muere, pero pierde su funcionalidad. Son cambios se pueden presentar con frecuencia y que se evidencian en adultos mayores cuando se expone por muchos años al humo de cigarrillo, humo de leña o derivados de las industrias, pero con estos dispositivos se puede acelerar mucho por esos componentes que conocemos y otros que desconocemos que pueden dañar el tejido pulmonar”, recalca el docente de la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia.
Sobre los vapeadores pasivos, el doctor Soto manifiesta que no hay estudios importantes o determinantes. “De hecho, cuando se desarrollaron estos dispositivos, sus promotores hablaban de menos efectos en salud a los fumadores pasivos, sin embargo, eso depende mucho de la dosis y de la continuidad. Si solo me cruzo con alguien en la calle puedo sentir molestia e irritación y un poco de tos. Pero si lo hago en mi vivienda y hay niños pequeños, por su puesto la exposición es mucho más concentrada. Los vapeadores se deben prohibir en espacios cerrados sobre todo si hay no fumadores, debido a sus efectos similares al cigarrillo”.
Vulnerabilidad y adicción precoz e irreversible
El consumo de vapeadores en edad temprana no sólo acelera el daño físico sino que maximiza el riesgo de adicción. Una adicción precoz podría configurarse como posiblemente de por vida, además, interfiere directamente en el desarrollo del cerebro y aumenta la probabilidad de enfermedades mentales como la depresión y la ansiedad.
El doctor Jorge Guillermo Soto Vega, especialista en psiquiatría y subespecialista en psiquiatría pediátrica, advierte que los niños de 10 a 13 años se encuentran en una "etapa crítica para el desarrollo" y que la exposición a estos tóxicos puede generar "daños irreversibles”. Una de las razones es la inmadurez cerebral. Las zonas del cerebro relacionadas con las adicciones no han terminado su desarrollo, haciendo que sean más vulnerables a repetir una conducta que les generó placer o calma, señala.
Además de la adicción, el vapeo está íntimamente ligado a la salud mental. El psiquiatra pediátrico Soto Vega, señala dos escenarios interconectados y posibles.
“Si evaluamos a los jóvenes que vapean, en su mayoría, podríamos encontrar riesgos de un trastorno psiquiátrico o algunos síntomas de inicio de trastornos psiquiátricos. El hecho de tener un trastorno me hace más propenso a consumir sustancias para buscar calmar síntomas. El otro escenario, es que se pueden generar daños en el sistema nervioso central, lo que los hace más vulnerables a presentar síntomas psiquiátricos. Se ha reportado hasta ahora que hay mayor asociación del vapeo con varios trastornos como el depresivo mayor, trastorno de ansiedad, trastorno por déficit de atención e hiperactividad y trastornos de la conducta. Pero dentro de estos trastornos hay cosas que son más graves, como el riesgo de suicido o conductas suicidas”.
Puerta de entrada a más adicciones y desafío normativo
Un mito que debe desterrarse es que el vapeador es una "opción menos mala" o que es mejor que otras sustancias. El doctor Soto Vega lo desmiente señalando que al comienzo se veía como "más inofensivo," es una "puerta de entrada para muchas otras sustancias como marihuana, cocaína, anfetaminas, incluso pasar del vapeador al cigarrillo habitual es mucho más sencillo". La facilidad para transportarlos y usarlos en cualquier espacio, incluso "en los baños de los colegios, en los mismos salones de clase cuando no tienen supervisión y en los hogares cuando se les permite tener la puerta cerrada de las habitaciones", agrava la situación.
En cuanto a la edad de consumo de sustancias como el licor, el cigarrillo o los vapeadores, el profesor Juan Carlos García Ubaque, basándose en estudios científicos mundiales, explica que el riesgo de adicción comienza a disminuir de manera importante después de los 21 años. "Todo consumo antes de los 21 años tiene un potencial adictivo mucho mayor". Esto contrasta con la prohibición legal actual en Colombia, que es antes de los 18 años.
En América Latina, Argentina, Brasil, México, Nicaragua, Panamá, Uruguay y Venezuela han prohibido la venta y/o importación debido a preocupaciones de salud pública y el desconocimiento más detallado de las sustancias que en estos se utilizan y sus efectos en el organismo. Para el caso de Colombia, dicha regulación se da en la Ley 2354 de 2024, la cual prohíbe la venta a menores, el vapeo en espacios públicos cerrados (incluyendo colegios, transporte público y lugares de rumba) y la publicidad de estos productos. Sin embargo, al igual como ocurre con el consumo de tabaco o licor en menores de edad, esta normatividad no se cumple a cabalidad en el país.
Aunque hay normativas que lo regulan, la aplicación estricta de la norma es el gran desafío. El doctor García Ubaque reflexiona que en culturas como la nuestra, "se ha evidenciado que hecha la norma, hecha la trampa". Por ello, el camino más efectivo debe ser el de la transformación cultural, logrando un consenso ciudadano que endurezca el rechazo social ante el incumplimiento de las normas, ya que sin esa transformación, la norma es "ineficiente".
Los expertos docentes insisten en la necesidad de campañas de sensibilización en colegios, públicos y privados, para jóvenes y padres, que brinden "información clara" sobre los daños y repercusiones en la salud física y mental. Como concluye el doctor Soto Vega, "No se trata de prohibir sino de tener argumentos útiles para explicar a los jóvenes por qué no se debe hacer". La lucha contra el vapeo es, hoy por hoy, un tema urgente de salud pública, que para algunos, debería estar prohibido siguiendo el ejemplo de otros países de la región.
(FIN/JRDP)
6 de octubre de 2025