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Según la Organización Meteorológica Mundial, se espera que, si se mantienen las políticas actuales, la capa de ozono recobrará los valores de 1980 (antes de la aparición del agujero), lográndose en la Antártida hacia 2066, en el Ártico hacia 2045 y en el resto del mundo hacia 2040. ¿Hay riesgo de que el progreso se estanque?, ¿este caso de éxito podría ser un modelo para gestionar temas urgentes? Estas preguntas las responden y explican académicos, quienes también reflexionan sobre la relevancia de la ciencia, plantean como prioridad la mitigación del cambio climático y, como parte de los retos, hallar nuevas formas de refrigerantes, por ejemplo.

 

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La capa de ozono que cubre la Tierra actúa como un protector solar planetario ante los efectos dañinos de la radiación ultravioleta del sol, no solo para la salud humana, sino también para las plantas y los animales acuáticos en ecosistemas que cumplen funciones relevantes en la regulación del clima, según la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio, más conocida como NASA.

En la década de 1970 científicos alertaron sobre la posibilidad de que el ozono estratosférico fuera debilitado por causa de los clorofluorocarbonos, gases que, para entonces, eran utilizados como disolventes, espumantes, refrigerantes o propelentes de aerosoles. Más tarde, a mediados de la década de 1980, se identificó que, para los meses de octubre de cada año, en una franja de la atmósfera en la Antártida prácticamente no había ozono.

Como el origen del problema era evidente, con el Protocolo de Montreal de 1987 se acordó la eliminación paulatina de productos y procesos a base de clorofluorocarbonos con alternativas propuestas al 2010. De acuerdo con un comunicado publicado por la NASA en su sitio web, estos gases “que ya están en el aire tardarán muchas décadas en descomponerse. A medida que los niveles existentes disminuyan gradualmente, el ozono en la atmósfera superior se recuperará a nivel mundial y los agujeros de ozono se reducirán”.

Las acciones tienen impacto, pues “no hay nada más democrático que la atmósfera. Como países establecemos fronteras, pero de ella no es dueño nadie. La que hoy está sobre Colombia, mañana está en Perú, si lo pensamos así. Si se genera daño en un sitio, se refleja en otro”, explica Yuley Cardona Orozco, docente del Departamento de Geociencias y Medio Ambiente de la Facultad de Minas de la UNAL Medellín.

La medida de la prohibición de los clorofluorocarbonos ha funcionado a través de los años. De hecho, la Organización Meteorológica Mundial anunció recientemente que “gracias a la ciencia, la capa de ozono se está recuperando”. Según la agencia especializada de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el agujero de ozono ha mejorado desde el 2000, siendo el 2024 cuando se evidenció estar más pequeño que en años anteriores.

¿La recuperación de la capa de ozono puede significar un aliciente para gestionar otros problemas medioambientales vigentes?

En torno a la reducción del agujero de ozono hay también cuestionamientos acerca de si es cíclico. Mauricio Andrés Correa Ochoa, profesor de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Antioquia y director del Grupo de Investigación y Laboratorio de Monitoreo Ambiental de esa institución, explica que la revisión de esa evolución tiene más relevancia, sobre todo, entre septiembre y noviembre, teniendo en cuenta la emisión de gases de efecto invernadero, el cambio de temperatura y el cambio climático.

“Por ejemplo, algunos años durante los que se ha experimentado incremento de temperatura importante o de precipitación en algunos sitios en el planeta, ha habido un efecto importante en el agujero de la capa de ozono. Todo está conectado porque tenemos sustancias en la atmósfera que no las vamos a sacar ni se van a desaparecer en el corto ni mediano plazo”.

Así también lo expresa la docente Cardona Orozco al referirse a que todos los componentes del sistema natural de la Tierra tienen una variabilidad natural. Sin embargo, cuando esta sufre cambios abruptos es necesario investigar e identificar qué da lugar a esta nueva condición. En la actualidad hay asuntos que preocupan y que también están relacionados con la atmósfera, la cual continúa variando de forma natural y también alteramos de forma artificial su composición química, especialmente asociado al aumento de la concentración de  dióxido de carbono y el metano.

Lo que se está dando, explica la académica, es que los cambios en la composición de la atmósfera están repercutiendo en la variación del clima, bien sea cambios en los patrones de la superficie del océano, de su contenido de calor o en la migración de especies, como algunos ejemplos. La advertencia sobre esto y la atribución como causa del calentamiento global por cuenta de las actividades humanas lo hizo el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) a través de su Sexto Informe de Evaluación (AR6), publicado entre 2021 y 2022. A criterio de la profesora, ese es un tema actual que se debe atender.

Entre los aspectos a los que se les debe poner la lupa está la búsqueda de alternativas para los refrigerantes, de acuerdo con Correa Ochoa. Expone que algunos de los gases que reemplazan los clorofluorocarbonos, como los hidrofluorocarbonos, inciden en el calentamiento global, por lo que es necesario continuar trabajando para sustituirlos: “Es un reto importante a nivel mundial desarrollar y tener esos productos disponibles y para que no se nos vuelva un círculo vicioso en el que utilicemos compuestos que no dañen la capa de ozono, pero que calienten la atmósfera”.

Por su parte, Carlos Alberto Zárate Yepes, profesor del Departamento de Geociencias y Medio Ambiente de la Facultad de Minas de la UNAL Medellín, considera que la crisis que se está viviendo en la Amazonía por cuenta de la ganadería que penetra en zonas de conservación es un tema que requiere atención y que, con metas de deforestación cero al 2030, se requiere de “mayores esfuerzos de inversión y en gestiones positivas para la recuperación de ecosistemas”.

La importancia de los acuerdos y la voluntad política

Es importante reconocer que las medidas que se toman a nivel mundial generan esperanza, considera el docente Zárate Yepes. Para él, decisiones como las que se han tomado a partir de cumbres como la de Brasil en 1992, y las que le siguieron cada 20 años, muestran que el compromiso de los países, aunque a veces no se corresponde totalmente con las inversiones en términos económicos y las acciones, en términos generales sí generan una sensación de compromiso y de acción”.

Al analizar el impacto de las acciones humanas en los sistemas naturales, pensar en la relación entre ciencia y sociedad es loable, pues el profesor Correa Ochoa concluye que se debe apostar a que este vínculo sea armónico y se desarrolle innovación que no genere daños en los procesos de la naturaleza. Eso sin perder de vista que la ciencia debe “atender los requerimientos” y darse una “discusión filosófica con respecto a los avances en una sociedad en búsqueda de bienestar”.

(FIN/KGG)

14 de octubre de 2025